La Internacional Victimista: Cómo la manipulación se disfraza de agravio y erosiona la verdad.
Vivimos en una era definida por la polarización y la manipulación. Mientras que la “Internacional del Odio” recibe una atención justificada por su impacto directo en la democracia, existe una fuerza igualmente insidiosa que opera en las sombras: la “Internacional Victimista”. Este fenómeno, que se manifiesta en diversos contextos y latitudes, consiste en la auto-victimización estratégica como mecanismo para evadir responsabilidades, desviar la atención y movilizar la simpatía pública. Este artículo explora las características, tácticas y ejemplos de esta Internacional, analizando cómo socava la rendición de cuentas y distorsiona el debate público.
- El Mecanismo de la Auto-Victimización: Un Escudo Contra la Crítica
- Tácticas Comunes de la Internacional Victimista
- Ejemplos Internacionales: De Magnates a Ex-Presidentes
- La Versión Patria: Casos Recientes en España
- El Boicot como "Persecución": La Distorsión de la Protesta Legítima
- La Importancia de No Ceder al Juego de la Victimización
El Mecanismo de la Auto-Victimización: Un Escudo Contra la Crítica
La esencia de la Internacional Victimista reside en la inversión de roles: el perpetrador se presenta como víctima, el agresor como agraviado. Esta táctica no es un mero accidente retórico, sino una estrategia deliberada para desactivar la crítica y el escrutinio. Al adoptar la postura de víctima, se busca generar empatía y desviar la atención de las acciones cuestionables. La auto-victimización funciona como un escudo protector, impidiendo que se asuman responsabilidades y obstaculizando la búsqueda de la verdad. Este mecanismo se alimenta de la predisposición humana a la compasión y la aversión al sufrimiento, explotando estas emociones para manipular la percepción pública.
La efectividad de esta táctica radica en su capacidad para simplificar narrativas complejas. En lugar de abordar las acusaciones o las evidencias, se presenta una historia de persecución y agravio, apelando a la emoción en lugar de a la razón. Esta simplificación permite evadir el debate sustantivo y controlar la agenda mediática. Además, la auto-victimización puede movilizar a seguidores leales, quienes se convierten en defensores acérrimos del individuo o grupo que se presenta como víctima, amplificando el mensaje y silenciando las voces disidentes.
Tácticas Comunes de la Internacional Victimista
La Internacional Victimista emplea una serie de tácticas recurrentes para lograr sus objetivos. Una de las más comunes es el desplazamiento del foco de la conversación. Ante una acusación o evidencia incriminatoria, se introduce un nuevo tema, a menudo relacionado con una supuesta injusticia o persecución sufrida por el individuo o grupo en cuestión. Esta maniobra busca desviar la atención de la cuestión original y generar confusión en la opinión pública. Otra táctica frecuente es la exageración y la dramatización. Se presentan las críticas como ataques personales, las investigaciones como cacerías políticas y las consecuencias de las acciones como tragedias personales.
La victimización selectiva es otra característica distintiva. Se enfatizan las propias dificultades y sufrimientos, mientras se ignoran o minimizan los daños causados a otros. Esta asimetría en la representación del sufrimiento refuerza la narrativa de la auto-victimización y legitima la evasión de responsabilidades. Además, la Internacional Victimista suele recurrir a la acusación de “silenciamiento” o “censura”. Se argumenta que la crítica es una forma de opresión y que la libertad de expresión está siendo amenazada, incluso cuando se dispone de amplios medios para difundir el propio mensaje.
Ejemplos Internacionales: De Magnates a Ex-Presidentes
El fenómeno de la Internacional Victimista no conoce fronteras. En Estados Unidos, figuras como Donald Trump han perfeccionado el arte de la auto-victimización. A pesar de las numerosas acusaciones de agresión sexual y las investigaciones por delitos financieros, Trump se presenta constantemente como víctima de una “caza de brujas” orquestada por sus enemigos políticos. Esta narrativa ha resonado entre sus seguidores, quienes ven en él a un luchador contra el establishment corrupto. El caso de Elon Musk, que se lamentó por el boicot a su marca de coches tras promover golpes de estado, es otro ejemplo paradigmático de la auto-victimización de una figura poderosa.
En otros países, líderes políticos y empresarios han recurrido a tácticas similares para evadir la rendición de cuentas. La auto-victimización se utiliza para justificar acciones controvertidas, deslegitimar la crítica y movilizar el apoyo popular. Estos ejemplos demuestran que la Internacional Victimista no es un fenómeno aislado, sino una estrategia generalizada que se emplea en diversos contextos y por diferentes actores.
La Versión Patria: Casos Recientes en España
En España, la Internacional Victimista ha encontrado terreno fértil en el ámbito político. El caso de Carlos Mazón, el presidente de la Comunidad Valenciana, quien fue acusado de negligencia por su tardía reacción ante la DANA que causó la muerte de 229 personas, es un ejemplo claro de cómo se intenta convertir al perpetrador en víctima. Sus defensores argumentaron que estaba siendo objeto de una “cacería personal y política”, buscando desviar la atención de su responsabilidad en la tragedia. La manipulación de la información y la distorsión de los hechos son tácticas comunes en estos casos.
Otro ejemplo reciente es el caso de la pareja de una presidenta autonómica, acusada de estafa. En lugar de asumir la responsabilidad por sus acciones, se argumentó que se trataba de una “operación de estado” contra la presidenta, buscando deslegitimar la investigación y proteger a la pareja. La Internacional Victimista en España también se manifiesta en la negación de la realidad y la manipulación de la opinión pública. La respuesta a las críticas por la negativa a cumplir la ley en el registro de objetores de conciencia del aborto, utilizando como excusa experiencias personales traumáticas, es un ejemplo de esta táctica.
La respuesta a las críticas por la negativa a cumplir la ley en el registro de objetores de conciencia del aborto, utilizando como excusa experiencias personales traumáticas, es un ejemplo de esta táctica. La insistencia en la propia victimización, incluso ante la evidencia de irregularidades o delitos, es una característica común de la Internacional Victimista en España.
El Boicot como "Persecución": La Distorsión de la Protesta Legítima
Un aspecto particularmente preocupante de la Internacional Victimista es la equiparación de la protesta legítima con la persecución. Cuando se promueven boicots contra empresas o individuos que apoyan políticas injustas o violaciones de los derechos humanos, se les presenta como víctimas de una agresión injustificada. El boicot, una herramienta pacífica y democrática de protesta, se convierte en un acto de violencia y opresión. Este discurso busca deslegitimar la protesta y silenciar las voces críticas. El caso del boicot deportivo a Israel, en respuesta a la violencia en Gaza, y la posterior victimización de Ayuso por no poder albergar la Vuelta Ciclista en Madrid, ilustra esta tendencia.
La victimización se extiende incluso a situaciones en las que se investigan actos de corrupción o irregularidades. La dimisión de Pablo Casado, tras las acusaciones contra su hermano por comisiones ilegales en la compra de mascarillas, se presentó como una consecuencia de una campaña de desprestigio y una persecución política. Esta narrativa busca desviar la atención de los hechos y proteger a los responsables. La Internacional Victimista se aprovecha de la sensibilidad pública hacia la injusticia y la opresión para manipular la percepción y evadir la rendición de cuentas.
La Importancia de No Ceder al Juego de la Victimización
Ante la proliferación de la Internacional Victimista, es fundamental mantener una actitud crítica y no dejarse enredar por sus estrategias de manipulación. Es necesario resistir la tentación de caer en la compasión por aquellos que se presentan como víctimas, especialmente cuando hay evidencia de su responsabilidad en actos dañinos. La atención y la indignación deben dirigirse hacia las acciones injustas y las violaciones de los derechos humanos, no hacia las supuestas persecuciones de sus perpetradores.
La clave para contrarrestar la Internacional Victimista reside en la exigencia de transparencia y rendición de cuentas. Es necesario investigar a fondo las acusaciones, exigir responsabilidades a los culpables y garantizar que la justicia se aplique de manera imparcial. Además, es fundamental fortalecer el periodismo independiente y el debate público, para que la verdad pueda salir a la luz y la manipulación sea desenmascarada. No debemos permitir que la auto-victimización se convierta en un escudo protector para la impunidad.

Fuente: https://www.huffingtonpost.es//opinion/la-internacional-victimistabr.html



Artículos relacionados