La palabra la prueba ácida del estado de una sociedad
Periodista, conductor de HOY por HOY. Escritor de "Hasta el alba con Ulyses Petit de Murat", "Crisis Now" y "Los pasajeros del Weser", entre otros. Hincha de River.
Así se describía Querido Silvio Huberman desde su blog https://losanos30.wordpress.com/ .
Silvio Huberman, periodista y escritor. Fue director periodístico de Radio Continental y Canal 9. Entrevistó a veintiún jefes de Estado, entre ellos el Papa Juan Pablo II, y cubrió destinos periodísticos en Roma, Santo Domingo, Washington, Montevideo, Cartagena de Indias, París y en asambleas de la ONU en Nueva York. Editorialista de La Gaceta (Tucumán), dirigió las revistas Nuevo país, Fórmula XXI y Carreteras. Reportó para la cadena alemana Deutsche Welle desde la Argentina. Fue jurado de la beca periodística Campomar y del concurso Cola-Cola en las Artes y las Ciencias. Como docente, fue profesor titular del Círculo de la Prensa y la Universidad de Belgrano. Recibió los premios Unión Panamericana de Ingenieros, Santa Clara de Asís, San Gabriel y Sin anestesia. Publicó anteriormente Otros trece cuentos, Hasta el alba con Ulyses Petit de Murat y Crisis Now. Es nieto y bisnieto de pasajeros del Weser.
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Seguramente hay más que se podría escribir mucho más de el, pero mejor compartimos algo de su esencia, una de sus pasiones, escribir.
Los dejamos con el último articulo en Blog Personal. Los '30, una década bisagra entre dos tiempos.
Influencia del fascismo en Argentina
Tras el advenimiento del fascismo en Italia, el nacionalismo local adoptó el corporativismo de estado. El tema pendiente para esa corriente era la pérdida de la conciencia nacional ante el fenómeno inmigratorio.
El nacimiento de los Círculos Sociales Obreros (1892) por inspiración del sacerdote Federico Grote, constituyó el antecedente central de la incorporación de valores diferentes a los de la sociedad liberal. La experiencia se extendió hasta 1908.
Ese año, la Liga Social Argentina con otro sacerdote, Gustavo Franceschi, ocupó ese espacio. Se sumaron Santiago O’Farrell, de la Liga Patriótica, y el economista Alejandro Bunge, autor de la tesis nacionalista-industrialista, titular de la Oficina Central de la Junta de los Círculos Obreros. La Liga Social Argentina proponía la organización cristiana de la sociedad, la lucha contra “tendencias subversivas” y el mejoramiento económico e intelectual de las clases sociales.
Desde 1911, el Museo Social Argentino, fundado por el Dr. Tomás Amadeo, del nacionalismo católico, comenzó a analizar la condición y estado de los trabajadores. Se contaban entre sus colaboradores a Carlos Ibarguren, Manuel Montes de Oca, Emilio Lamarca y Joaquín de Anchorena, figuras frontalmente opuestas al liberalismo.
Hacia 1931, el discurso nacionalista sostenía que la democracia no debía ser el marco para el juego político, sino para una representación funcional donde la realidad económica y social relegaba a la política en beneficio de una mayor producción en un estado corporativo. Fue el acto previo a la fundación de la Liga Patriótica Argentina, bajo el lema “Patria y Orden”, con Manuel Carlés (radical, ex interventor en Salta (1918/9), Joaquín de Anchorena, decano de la Facultad de Agronomía de la UBA (1917/21), ex intendente de Bs.As. (1910-14) y presidente de la Sociedad. Rural (1914/7), Estanislao Zeballos (ex Canciller), Vicente C. Gallo, el sacerdote Miguel de Andrea (rector de la Universidad. Católica de Buenos Aires), Manuel de Iriondo (presidente del Consejo Escolar) y Lisandro de la Torre (ex candidato a presidente por el Partido Demócrata Progresista).
Con todo, el primer grupo fascista en Argentina data de alrededor de 1925. Lo integraban la francesa marquesa de Wagner, varios italianos, entre ellos Aliotto y Stappa, los condes Boldini y Puppo, Juan Carulla y Manuel Carlés. Dos años antes, tras su paso por el anarquismo y el socialismo, el hasta entonces masón Leopoldo Lugones había dado a conocer su mutación ideológica durante un ciclo de conferencias en el Teatro Coliseo de Buenos Aires. En una de ella expresó: “Italia acaba de enseñarnos cómo se restaura el sentimiento nacional bajo la heroica reacción fascista encabezada por el admirable Mussolini”.
En otra conferencia de esa serie, Lugones había denostado a Hipólito Yrigoyen y al movimiento de masas que lo llevó al gobierno cuando el voto masculino fue secreto por primera vez según la Ley Sáenz Peña.
Dijo Lugones: “la divisoria histórica más relevante de comienzos de siglo fue la primera presidencia de Hipólito Irigoyen, producto del sufragio universal, ante la cual los conservadores reaccionaron con estupor y se sintieron confirmados en su tesis de que no se podía confiar en las masas conducidas por demagogos”. No tuvo en cuenta y cayó en contradicción porque el fascismo se basaba, precisamente, en el apoyo de las masas.
Entre 1920 y 1930 creció el pensamiento anti imperialista. Durante el Congreso Nacionalista de la Liga Patriótica Argentina (1927) se propuso que para ejercer el magisterio, los interesados fueran de nacionalidad argentina, ideológicamente nacionalistas y ajenos a las “ideas disolventes”. Monseñor Nicolás Fassolino, vicario general del Arzobispado de Buenos Aires, calificó el laicismo educativo como elemento disolvente. Ese mismo año, los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta fundaron el periódico La Nueva República.
La crisis de 1929, la depresión posterior y las dificultades para la importación de maquinarias, exhibieron la debilidad industrial argentina. El sistema agro exportador vigente y la dependencia de los mercados extranjeros, en especial los ingleses, estaban agotados.
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