La película de ciencia ficción más hermosa de la historia del cine

La película de ciencia ficción más bonita de la historia del cine: WALL-E

Elegir la película de ciencia ficción más bonita de la historia del cine no es tarea fácil. El género en sí es increíblemente diverso y abarca desde futuros distópicos y óperas espaciales hasta exploraciones íntimas de la naturaleza humana y tecnologías especulativas. La belleza, como dicen, está en el ojo de quien la mira, y lo que una persona encuentra impresionante puede pasarle desapercibido a otra. Así que es posible que no estés de acuerdo con este resultado que se basa, específicamente, en la sutileza de la narración para integrarnos en una de las películas más conmovedoras y creíbles del cine. Empecemos por sus datos iniciales. La cinta se estrenó en 2008 y estuvo dirigida por el cineasta y actor de voz estadounidense Andrew Stanton, conocido por “Buscando a Nemo” o “John Carter”. Quizá ya intuyas por dónde vamos. Stanton consiguió un Óscar a la mejor película de animación en 2009 por esta entrañable película, que no es sino "WALL-E". WALL-E (acrónimo de Waste Allocation Load Lifter Earth-Class) destaca no sólo por su destreza técnica y su narrativa innovadora, sino también por su carga emotiva y sus conmovedores comentarios sobre la naturaleza humana y la sostenibilidad en una Tierra del futuro del año 2085 en la que el planeta se ha convertido en un vertedero inhabitable y desierto donde reside un pequeño robot solitario.

Nos encontramos ante la historia de un pequeño robot recolector de residuos que se encarga de limpiar esa Tierra ya abandonada y llena de basura. Lleva siglos solo allí, pero su vida cambia drásticamente cuando se encuentra con EVE (Eva), una elegante sonda robótica enviada a la Tierra para encontrar posibles señales de vida y averiguar si el planeta podría volver a ser habitado por la humanidad. Es una robot exploradora con la que Wall-E vivirá una emocionante e inolvidable aventura. La brillantez de la película radica en su capacidad para crear personajes profundamente empáticos sin depender excesivamente de los diálogos. WALL-E y EVE se comunican principalmente a través de gestos, expresiones y algunos sonidos robóticos, pero su relación es una de las más conmovedoras y creíbles del cine. Realmente no hacen falta las palabras en esta sutil narración para que conectemos con los personajes principales a nivel emocional.

Porque la historia de Wall-E es fundamentalmente humana: habla del amor, de la soledad y del sentido de la vida. Son temas atemporales, infinitos, con los que personas de cualquier edad puede sentirse identificada. Por si esto fuera poco, el estudio Pixar, productora de la película, se caracteriza por estar siempre a la vanguardia de la tecnología de animación y WALL-E no es una excepción. Las imágenes están muy cuidadas al detalle y la animación fluye dentro de un mundo tremendamente rico e inmersivo. El uso que hace la película de planos amplios y una atención meticulosa a los detalles ayudan a transmitir una sensación de inmensidad y aislamiento. La desolada belleza de la Tierra post-apocalíptica contrasta marcadamente con el elegante y estéril entorno de la nave espacial Axiom.

En esa sociedad del futuro, en la que todo está ya automatizado por una empresa, los humanos no hacen otra cosa que dedicar el 100% de su tiempo al ocio, con consecuencias físicas y decadentes más que palpables. WALL-E es una poderosa crítica sobre la degradación ambiental y el consumismo humanos. La película presenta una visión sombría de un futuro en el que la Tierra ha sido abandonada debido a la contaminación y los desechos, y sirve como advertencia sobre las consecuencias del consumo descontrolado y el abandono del planeta. De la misma forma, el retrato de la humanidad en la cinta plantea preguntas importantes sobre el impacto de la automatización y la pérdida de la conexión humana y la actividad física en una sociedad altamente tecnológica.

A pesar de esta desconexión de la humanidad con respecto a su naturaleza y a su lugar en el mundo, dos seres sintéticos nos muestran que, ante las dificultades, el amor y la perseverancia pueden conducir a un cambio y a una renovación positivas. Y, una vez más, a través de los ojos de un pequeño y entrañable robot, se nos invita a reflexionar sobre nuestros errores del pasado y a imaginar un futuro más brillante y sostenible. En esta misma línea podríamos colocar películas como Blade Runner, Her, The Arrival (que utiliza el concepto de comunicación extraterrestre para explorar la relatividad lingüística y la naturaleza no lineal del tiempo), Ex Machina o la fantástica cinta La forma del agua de Guillermo del Toro (que es una preciosa metáfora de la aceptación y el amor más allá de las normas sociales). El género está repleto de películas que de manera similar han capturado la imaginación y el corazón del público y todas ellas ofrecen visiones diversas pero igualmente convincentes de lo que la ciencia ficción puede lograr.

Fuente: https://www.muyinteresante.com/curiosidades/65508.html