La política comercial de Trump: contradicciones y consecuencias
La llegada del presidente Donald Trump, tras una reñida contienda electoral, marca un punto de inflexión en la trayectoria política y económica de los Estados Unidos. Sus discursos de campaña prometen una gestión transformadora, dejando entrever las coordenadas ideológicas que orientarán su gobierno.
La narrativa de una amenaza externa
Históricamente, los líderes políticos han tendido a identificar un "otro" antagonista, un "eje del mal", al que atribuir los problemas del país. En la coyuntura actual, China asume este papel, vista como una amenaza a la estabilidad financiera estadounidense debido a sus políticas de contención del consumo, inversión prolífica y potencia productiva.
También se mencionan Irán y Corea del Norte como antagonistas, mientras que la postura de Rusia permanece incierta, a la sombra del conflicto ucraniano.
Interconexiones globales: Comercio y finanzas
En una economía globalizada, los agentes pueden desempeñar roles contradictorios. La administración Trump parece pasar por alto esta complejidad en su discurso.
El equilibrio de la balanza comercial refleja el ahorro interno, que se canaliza hacia la inversión o el financiamiento externo. El dominio del dólar como moneda de reserva mundial ha permitido a Estados Unidos depender del ahorro extranjero.
Paradojas de la política comercial de Trump
La administración Trump propone aranceles del 60 % a las importaciones chinas y del 10 % a otras, con el objetivo de reducir el déficit comercial.
Sin embargo, estos gravámenes obstaculizarían la entrada de capital extranjero, erosionando una fuente clave de financiación para el consumo estadounidense. La contracción del flujo de inversión podría provocar un ajuste del gasto interno, una liquidación de activos en el exterior o medidas restrictivas que desestabilizarían la economía global.
Implicaciones para Argentina
La política económica de Trump plantea un dilema fundamental: reducir el déficit comercial penalizando a quienes han financiado su aparato productivo y consumo.
Argentina, desde 2023, ha adoptado un enfoque diferente, eliminando el déficit y buscando un modelo sostenible sin emisión monetaria. El Estado se está desendeudando y promoviendo la producción de dólares para mejorar su calificación crediticia y obtener financiamiento en el exterior.
Sin embargo, el sector pesquero industrial argentino muestra discordia interna, en medio de la incertidumbre creada por el nuevo modelo. El sector ha enfrentado aumentos de impuestos y la exclusión de las economías regionales, lo que ha generado malestar y tensión.
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