La verdad sobre los estornudos y la muerte
El estornudo es un mecanismo fisiológico en el que se produce una inspiración brusca seguida de una espiración violenta y ruidosa. Aunque pueda parecer irrelevante, participan más de ocho músculos diferentes en este proceso. A lo largo de la historia, se han asociado diferentes creencias y costumbres al estornudo. En la Antigua Grecia, se pensaba que los malos espíritus se introducían en nuestro organismo después de estornudar. En la época romana, se adoptó la costumbre de decir "salve" después de un estornudo. Con la introducción del cristianismo, se comenzó a decir "Jesús" para alejar al demonio. El estornudo es un mecanismo de defensa que nuestro organismo utiliza para eliminar agentes irritantes o gérmenes. Existe un tipo especial de estornudo llamado "fótico", que se desencadena por una sobreestimulación visual. Expertos han calculado que el aire de un estornudo puede alcanzar los 70 km/h y propulsar las gotitas de saliva hasta una distancia de ocho metros. Aguantarse las ganas de estornudar no es recomendable, ya que puede provocar dolor de cabeza, inflamación, hemorragias o mareos. Contener un estornudo puede tener consecuencias graves, como un neumomediastino o la perforación de la membrana timpánica. Incluso el acto de estornudar en sí mismo puede ser peligroso, como lo demostró el caso de un estudiante que sufrió un accidente cerebrovascular debido a la ruptura de un aneurisma. En resumen, el estornudo es un proceso fisiológico importante para nuestro organismo, pero es necesario tomar precauciones para evitar posibles complicaciones.
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