Langostino: Cumbre de Emergencia por la Parálisis de la Flota – ¿Solución a la Vista?
La “Cumbre del Viernes 13”, como la han bautizado, se presenta como un último intento por desbloquear un conflicto que paraliza la actividad pesquera del langostino en Argentina. La reunión, convocada en el Ministerio de Capital Humano, epicentro de la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, reúne a actores clave de las provincias afectadas, sindicatos y funcionarios nacionales, pero con una notable ausencia: los empresarios del sector. Este artículo analiza en profundidad los antecedentes, los presentes, los ausentes y las perspectivas de esta crucial reunión, desentrañando las razones del estancamiento y las escasas posibilidades de un acuerdo inmediato.
El Conflicto del Langostino: Un Panorama General
La paralización de la flota langostinera argentina, compuesta por 113 barcos congeladores tangoneros, se ha convertido en una crisis económica y social de gran magnitud. El conflicto se centra en la disputa por el “Sueldo de Producción”, un componente salarial variable que depende de la rentabilidad de la pesca. Las cámaras pesqueras (CAPIP, CAPECA y CEPA) argumentan que, en las condiciones actuales, el negocio es inviable y que prefieren mantener los barcos en muelle antes que incurrir en pérdidas. El Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), por su parte, defiende la necesidad de mantener los ingresos de sus afiliados y rechaza las propuestas de reducción salarial.
La situación se agrava por la falta de diálogo entre las partes. Las empresas denuncian la intransigencia del sindicato, mientras que el SOMU acusa a los armadores de buscar precarizar las condiciones laborales. Esta polarización ha dificultado la búsqueda de soluciones y ha llevado a la escalada del conflicto, con protestas, bloqueos y la amenaza de medidas más drásticas. La dependencia de las comunidades costeras de la actividad pesquera añade una capa de complejidad a la situación, ya que la paralización de la flota genera desempleo, pérdida de ingresos y un impacto negativo en la economía local.
La “Cumbre del Viernes 13”: Actores Presentes y Ausentes
La reunión en el Ministerio de Capital Humano cuenta con la presencia de figuras clave de las provincias afectadas. El gobernador de Chubut, Ignacio ‘Nacho’ Torres, impulsor de la cumbre, busca una solución que permita reactivar la actividad pesquera en su provincia, uno de los principales centros de la industria langostinera. Lo acompañan los gobernadores de Santa Cruz, Claudio Vidal, y de Corrientes, Gustavo Valdés, quienes también tienen un interés directo en la resolución del conflicto. El intendente de Puerto Madryn, Gustavo Sastre, llevará consigo un testimonio directo del impacto de la crisis en las familias de los marineros.
En representación de los trabajadores, asistirán el secretario General del SOMU, Raúl Durdos, el secretario de pesca del sindicato, Juan Navarro (si regresa de su viaje a Londres), y el secretario seccional César ‘Capibara’ Zapata. Estos dirigentes sindicales tienen la responsabilidad de defender los intereses de sus afiliados y de buscar un acuerdo que garantice sus ingresos y condiciones laborales. Por parte del gobierno nacional, la presencia se limita a funcionarios de la Secretaría de Trabajo, con Julio Cordero, el secretario de Trabajo de la Nación, como figura de mayor rango. La ausencia de representantes del Gabinete de Ministros de Javier Milei subraya la falta de prioridad que el gobierno nacional otorga a este conflicto.
La omisión más llamativa es, sin duda, la de los empresarios del sector. La no invitación a las cámaras pesqueras (CAPIP, CAPECA y CEPA) es un error estratégico que compromete la posibilidad de alcanzar un acuerdo. Sin la participación de los armadores, la reunión se convierte en un mero intercambio de posiciones entre el gobierno, los sindicatos y las provincias, sin la posibilidad de abordar las causas estructurales del conflicto.
Las Posiciones en Conflicto: Rentabilidad, Salarios y Condiciones Laborales
El principal problema que aqueja a la industria langostinera es la falta de rentabilidad. Las cámaras pesqueras argumentan que los costos de la pesca han aumentado significativamente, mientras que los precios del langostino en el mercado internacional se han mantenido estables o incluso han disminuido. Esta situación ha generado una brecha entre los ingresos y los gastos, que hace que la actividad sea inviable en las condiciones actuales. Proponen reducir un 30% los valores de referencia para el pago del “Sueldo de Producción” como una medida paliativa, pero el SOMU rechaza esta propuesta de plano.
El sindicato, por su parte, defiende la necesidad de mantener los ingresos de sus afiliados, que dependen del “Sueldo de Producción” para complementar sus salarios base. Argumentan que los armadores han obtenido ganancias significativas en el pasado y que ahora deben compartir esos beneficios con los trabajadores. Además, denuncian las condiciones laborales precarias que se dan a bordo de los barcos, con jornadas extenuantes, falta de seguridad y salarios bajos. Exigen mejoras en las condiciones laborales y un mayor control por parte de las autoridades.
La disparidad entre las posiciones de las empresas y el sindicato refleja una profunda desconfianza mutua y una falta de voluntad para llegar a un acuerdo. Las empresas acusan al sindicato de ser inflexible y de priorizar los intereses de sus afiliados por encima de la viabilidad de la industria. El sindicato, por su parte, acusa a los armadores de buscar precarizar las condiciones laborales y de explotar a los trabajadores. Esta polarización dificulta la búsqueda de soluciones y prolonga la crisis.
La Ausencia de Soluciones de Fondo y la Urgencia de un Diálogo Real
La “Cumbre del Viernes 13” se presenta como una oportunidad para destrabar el conflicto, pero las perspectivas de un acuerdo inmediato son escasas. La ausencia de los empresarios del sector es un obstáculo insalvable, ya que sin su participación no es posible abordar las causas estructurales del problema. Las variables que afectan la rentabilidad de la pesquería del langostino congelado a bordo no pueden ser solucionadas en una reunión que no cuenta con la presencia de los armadores.
Incluso si se lograra un acuerdo de último momento, se trataría de un parche de urgencia que no resolvería los problemas de fondo. La falta de rentabilidad, las condiciones laborales precarias y la desconfianza mutua entre las partes seguirían siendo una amenaza para la sostenibilidad de la industria. Es necesario reiniciar la negociación de cero, con la participación de todos los actores involucrados, y abordar las causas estructurales del conflicto de manera integral.
La recomprensión de la vía del diálogo y la negociación madura entre personas civilizadas es imperativa. El conflicto del langostino no es una simple disputa entre privados, sino un problema que afecta a toda la comunidad costera y a la economía nacional. Es necesario que las partes dejen de lado sus intereses particulares y trabajen juntas para encontrar una solución que beneficie a todos. La falta de diálogo solo prolongará la crisis y agravará las consecuencias.
Fuente: https://partedepesca.com.ar/d/dispares-expectativas-por-la-denominada-cumbre-del-viernes-13/
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