Langostino: SOMU Amarra la Flota y Miles de Marineros Sin Trabajo Hasta 2026
La temporada de langostino en aguas argentinas se encuentra virtualmente perdida, sumiendo a miles de marineros en una incertidumbre laboral que se extiende hasta mayo de 2026. El conflicto, originado en la negativa del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) de firmar un acuerdo de revisión de valores de producción, ha derivado en el amarre de la gran mayoría de la flota congeladora langostinera. Este artículo analiza en profundidad las causas del conflicto, sus consecuencias devastadoras para los trabajadores del sector, la postura inflexible del SOMU y las posibles vías de salida, o la ausencia de ellas, en un panorama pesquero cada vez más sombrío.
- El Conflicto en el Corazón de la Pesca: SOMU vs. Cámaras Empresariales
- Consecuencias Devastadoras: Diez Meses de Inactividad y un Futuro Incierto
- La Postura Inflexible del SOMU: “Si nos cagamos de hambre, nos cagamos de hambre todos”
- Alternativas Pesqueras: Un Respiro Limitado en un Mar de Problemas
- El Rol del Consejo Federal Pesquero (CFP): ¿Un Árbitro Imparcial o un Espectador Pasivo?
El Conflicto en el Corazón de la Pesca: SOMU vs. Cámaras Empresariales
El epicentro de la crisis reside en la discrepancia entre el SOMU, liderado por Raúl Omar Durdos, y las cámaras empresariales del sector pesquero. Mientras que Siconara y Capitanes aceptaron un acuerdo para revisar los valores de producción, el SOMU se mantuvo firme en su negativa. Esta postura, según la dirigencia sindical, busca defender los derechos de los trabajadores y evitar una precarización laboral. Sin embargo, las cámaras empresariales argumentan que la falta de acuerdo imposibilita la rentabilidad de la actividad y, por ende, la continuidad de la temporada. La solicitud formal al Consejo Federal Pesquero (CFP) para declarar justificada la inactividad comercial de los buques evidencia la gravedad de la situación y la falta de perspectivas de una solución a corto plazo.
La negativa del SOMU a negociar se basa en la percepción de que los acuerdos anteriores han perjudicado a los trabajadores, erosionando sus salarios y condiciones laborales. El sindicato exige una revisión integral de los valores de producción que contemple una distribución más equitativa de las ganancias. No obstante, las cámaras empresariales sostienen que la imposición de condiciones poco realistas pone en riesgo la viabilidad de las empresas y, en última instancia, el empleo de miles de personas. La polarización de las posiciones y la falta de voluntad para ceder han llevado al estancamiento de las negociaciones y al hundimiento de la temporada de langostino.
Consecuencias Devastadoras: Diez Meses de Inactividad y un Futuro Incierto
La inmovilización de la flota langostinera ha dejado a miles de marineros sin trabajo, sumiéndolos en una situación de extrema precariedad. Desde el cierre formal de la temporada el 19 de septiembre de 2024, la gran mayoría de los tripulantes de los congeladores tangoneros se encuentran en tierra, sin ingresos y con un futuro laboral incierto. La perspectiva de no volver a embarcar hasta mayo de 2026, si es que las negociaciones con el SOMU prosperan, agrava aún más la desesperación de los trabajadores y sus familias. Solo tres buques, Mar Sur, Pedrito y San Juan B, continúan operando, lo que representa una mínima fracción de la flota total de 111 barcos.
La inactividad laboral no solo afecta a los marineros efectivos, sino también a los relevos, quienes también se ven privados de la posibilidad de trabajar. La falta de ingresos genera un impacto económico significativo en las comunidades costeras, donde la pesca es una fuente fundamental de empleo y sustento. La situación se agrava aún más por la falta de alternativas laborales en estas regiones, lo que obliga a muchos trabajadores a buscar oportunidades en otras provincias o incluso a emigrar. La crisis del langostino pone de manifiesto la vulnerabilidad del sector pesquero y la necesidad de implementar políticas públicas que protejan a los trabajadores y promuevan el desarrollo sostenible de la actividad.
La Postura Inflexible del SOMU: “Si nos cagamos de hambre, nos cagamos de hambre todos”
La dirigencia del SOMU, encabezada por Raúl Omar Durdos, ha mantenido una postura inflexible ante las negociaciones, rechazando cualquier acuerdo que considere perjudicial para los trabajadores. La frase contundente del prosecretario del SOMU de Puerto Madryn, Gilberto Albornoz, “si nos cagamos de hambre, nos cagamos de hambre todos”, resume la determinación del sindicato de no ceder ante las presiones empresariales. Esta declaración, aunque controversial, refleja la profunda frustración de los trabajadores ante la pérdida de poder adquisitivo y la precarización laboral que han experimentado en los últimos años.
La falta de un "Plan B" por parte del SOMU agrava la situación y aumenta la incertidumbre sobre el futuro de la pesca de langostino. La dirigencia sindical parece dispuesta a asumir las consecuencias de su postura, incluso si eso implica prolongar la inactividad laboral de miles de trabajadores. La ausencia del Secretario General del SOMU en Puerto Madryn durante todo el conflicto ha generado críticas y descontento entre los marineros, quienes reclaman una mayor presencia y compromiso de sus líderes. La falta de diálogo y la intransigencia del sindicato han contribuido a la polarización del conflicto y a la imposibilidad de encontrar una solución satisfactoria para todas las partes.
Alternativas Pesqueras: Un Respiro Limitado en un Mar de Problemas
En medio del desastre de la temporada de langostino, la habilitación de la pesquería comercial de la especie Pleoticus muelleri en la Subárea 12 dentro del Área de Veda Permanente de Juveniles de Merluza (AVPJM) y la prospección en la Subárea 8 ofrecen un pequeño respiro para algunos buques. Los primeros lances en la Subárea 8 han arrojado datos favorables, lo que sugiere que esta pesquería podría generar algunos ingresos y empleos. Sin embargo, estas alternativas son limitadas y no pueden compensar la pérdida de la temporada de langostino, que representa la principal fuente de ingresos para la mayoría de los marineros.
La diversificación de la actividad pesquera es una estrategia importante para reducir la dependencia del langostino y mitigar los riesgos asociados a la volatilidad de los mercados y a los conflictos laborales. Sin embargo, esta diversificación requiere inversiones significativas en infraestructura, tecnología y capacitación, así como una regulación adecuada que garantice la sostenibilidad de los recursos pesqueros. La falta de políticas públicas que promuevan la diversificación y la innovación en el sector pesquero dificulta la adaptación de las empresas y los trabajadores a los nuevos desafíos.
El Rol del Consejo Federal Pesquero (CFP): ¿Un Árbitro Imparcial o un Espectador Pasivo?
El Consejo Federal Pesquero (CFP) tiene un papel fundamental en la resolución del conflicto y en la promoción del desarrollo sostenible del sector pesquero. Sin embargo, su actuación hasta el momento ha sido cuestionada por las cámaras empresariales, quienes lo acusan de parcialidad y de favorecer los intereses del SOMU. La solicitud formal de las cámaras al CFP para declarar justificada la inactividad comercial de los buques pone a prueba la imparcialidad del organismo y su capacidad para tomar decisiones objetivas y basadas en criterios técnicos y económicos.
El CFP debe actuar como un árbitro imparcial, escuchando a todas las partes involucradas y buscando una solución que equilibre los intereses de los trabajadores, las empresas y el Estado. Es fundamental que el CFP promueva el diálogo y la negociación, y que establezca reglas claras y transparentes para la revisión de los valores de producción y la distribución de las ganancias. La falta de una regulación adecuada y la ausencia de un marco legal que proteja los derechos de los trabajadores y las empresas contribuyen a la inestabilidad del sector pesquero y a la proliferación de conflictos.
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