Lázaro Báez en Prisión Domiciliaria: Rutina, Visitas y el Futuro en El Calafate
Lázaro Báez, el empresario santacruceño que alguna vez fue un nombre omnipresente en los círculos del poder argentino, vive ahora una existencia marcada por la reclusión y la sombra de las acusaciones de lavado de dinero. Tras años de investigaciones, juicios y controversias, Báez cumple prisión domiciliaria en El Calafate, una ciudad patagónica que contrasta fuertemente con el brillo y la influencia que alguna vez ostentó. Este artículo explora la vida cotidiana de Báez en su actual residencia, las tensiones familiares que lo rodean, y el incierto futuro que se cierne sobre él a medida que los tribunales evalúan si debe regresar a una prisión común. A través de testimonios, información judicial y detalles sobre su entorno, se ofrece una mirada íntima a la realidad de un hombre que pasó de ser un poderoso empresario a un recluso en su propia ciudad.
La Casona en El Calafate: Un Refugio con Rejas
La residencia de Lázaro Báez en El Calafate es una casona moderna de dos plantas, equipada con rejas negras y una caseta de seguridad. Esta vivienda, ubicada en una zona residencial de la ciudad, representa un marcado contraste con el estilo de vida ostentoso que se le atribuyó en el pasado. La vista hacia el Lago Argentino, un paisaje imponente y emblemático de la Patagonia, podría cambiar pronto si los jueces deciden revocar su prisión domiciliaria. La casa, aunque confortable, es un recordatorio constante de su situación legal y de la pérdida de libertad. La presencia de la tobillera electrónica, que monitorea sus movimientos las 24 horas, es un símbolo tangible de su condición de recluso. Los vecinos describen una rutina discreta, con pocas visitas y un ambiente de tranquilidad relativa.
La elección de El Calafate como lugar para cumplir la prisión domiciliaria no fue casual. Báez argumentó la necesidad de estar cerca de su familia, aunque esta justificación se ve empañada por las tensiones internas que existen entre él y sus hijos. La casona, a pesar de su modernidad, carece de detalles que sugieran una vida familiar activa, como un jardín floreciente o señales de actividad constante. La costanera “Presidente Néstor Kirchner”, frente a su casa, es un lugar donde suele ser visto paseando por el jardín o recibiendo envíos, siempre bajo la atenta mirada de la seguridad y el monitoreo electrónico.
La Sombra de Cristina Kirchner y los Lazos Comerciales
La proximidad de la residencia de Báez al chalet de la ex presidenta Cristina Kirchner en el barrio de Chacras ha generado especulaciones y recordado los estrechos lazos comerciales que unieron a ambos en el pasado. A pesar de la distancia física relativamente corta, apenas veinte cuadras, las visitas de Cristina Kirchner a la zona son esporádicas y discretas. Las transacciones inmobiliarias que revelaron investigaciones periodísticas hace más de una década, y que luego se convirtieron en parte fundamental de los expedientes judiciales, son un recordatorio constante de la relación que existió entre ambos. La presencia de la ex presidenta en la zona, aunque no implica un contacto directo con Báez, alimenta la curiosidad y el interés público.
Los vínculos comerciales entre Báez y Kirchner se remontan a años atrás, cuando la empresa de Báez, Austral Construcciones, se benefició de numerosos contratos públicos durante los gobiernos kirchneristas. Estas operaciones, que fueron objeto de escrutinio judicial, son el núcleo de las acusaciones de lavado de dinero que pesan sobre Báez. La cercanía geográfica entre sus residencias en El Calafate es un símbolo de esa relación pasada, y un recordatorio constante de las investigaciones que aún están en curso.
Tensiones Familiares y Rencores del Pasado
A pesar de la excusa de estar cerca de su familia, el vínculo de Lázaro Báez con sus cuatro hijos está marcado por problemas económicos y viejos rencores. Leandro Báez, el hijo menor, responsabilizó públicamente a los abogados de su padre por su condena a tres años de prisión en suspenso por lavado de dinero, y a su propio padre por haberlo involucrado en sus negocios. Esta declaración, realizada en una entrevista televisiva, revela la profunda fractura que existe dentro de la familia. A pesar de las tensiones, Leandro admitió mantener un contacto esporádico con su padre, intercambiando mensajes de padre a hijo, aunque evitando hablar de las causas judiciales.
La situación económica de la familia Báez es precaria, y las acusaciones de corrupción y lavado de dinero han afectado profundamente su reputación y sus finanzas. Martín, otro de los hijos de Báez, cumple libertad condicional en Río Gallegos, y visitó a su padre en El Calafate hace algunos meses. Las hijas de Báez, Melina y Luciana, viven en Río Gallegos junto con su ex esposa, Norma Calismonte, de quien Báez se separó en medio de las investigaciones judiciales. El hijo menor de Leandro, de 14 años, también visitó a su abuelo en El Calafate, mientras que el hijo más pequeño de Báez, nacido durante su tiempo en prisión, aún no lo conoce.
Una Nueva Vida Afectiva y el Acompañamiento en la Reclusión
En medio de la adversidad, Lázaro Báez ha encontrado un nuevo apoyo afectivo en Claudia Insaurralde, una mujer oriunda de Florencio Varela y pariente de otro santacruceño que estuvo detenido en causas judiciales. La relación entre ambos comenzó mientras Báez cumplía prisión domiciliaria en un barrio privado de la provincia de Buenos Aires, donde Insaurralde lo acompañó. Aunque se esperaba que Insaurralde lo acompañara al sur, no hay confirmación de que actualmente resida con él en El Calafate. La presencia de Insaurralde en la vida de Báez representa un intento de reconstruir su vida personal en medio de la crisis legal y familiar.
La relación con Insaurralde surgió en un momento crítico para Báez, cuando enfrentaba acusaciones de lavado de dinero y su situación legal era cada vez más precaria. El apoyo afectivo de Insaurralde le ha brindado un respiro en medio de la tormenta, y le ha permitido mantener una cierta estabilidad emocional. Sin embargo, su presencia también ha generado controversia y especulaciones, debido a su relación con otros individuos involucrados en causas judiciales.
El Futuro Incierto: ¿Regreso a la Prisión o Continuidad en el Domicilio?
El futuro de Lázaro Báez pende de una decisión judicial crucial. El fiscal general Abel Córdoba ya solicitó su regreso a una unidad del Servicio Penitenciario Federal, argumentando que las condiciones de su prisión domiciliaria no son compatibles con la gravedad de los delitos que se le imputan. Los jueces del Tribunal Oral Federal N°4, Néstor Costabel, Adriana Palliotti y Gabriela López Iñíguez, resolverán en la próxima semana sobre su residencia futura. La decisión de los jueces tendrá un impacto significativo en la vida de Báez, y determinará si continuará cumpliendo su condena en la relativa comodidad de su casona en El Calafate, o si regresará a una prisión común.
La Corte Suprema de Justicia ya dejó firme su condena, lo que elimina cualquier posibilidad de apelación. La solicitud del fiscal general de revocar su prisión domiciliaria se basa en el argumento de que Báez representa un riesgo para la investigación y que podría obstaculizar la justicia si permanece en libertad. La defensa de Báez, por su parte, argumentará que su estado de salud y su necesidad de estar cerca de su familia justifican la continuidad de la prisión domiciliaria. La decisión final de los jueces será determinante para el futuro de Báez, y marcará un punto de inflexión en su larga batalla legal.
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