Malvinas 1982: El Desembarco Argentino y la Reconquista de la Soberanía.
El 2 de abril de 1982, un evento trascendental sacudió el Atlántico Sur y resonó en el escenario internacional: la Operación Rosario, el desembarco argentino en las Islas Malvinas. Este acto, que puso fin a casi un siglo y medio de administración británica, no fue un mero movimiento militar, sino la culminación de una larga disputa soberana y un reflejo de las tensiones políticas y sociales de la época. Este artículo desentraña los detalles de esta operación, desde la planificación inicial hasta el izamiento de la bandera argentina en Puerto Argentino, analizando las estrategias, los desafíos y los momentos clave que definieron este capítulo crucial de la historia argentina.
Antecedentes y Contexto de la Operación Rosario
La disputa por la soberanía de las Islas Malvinas se remonta al siglo XIX, con reclamaciones argentinas basadas en la herencia de la independencia y la proximidad geográfica. Argentina siempre consideró a las islas como parte integral de su territorio, ocupadas ilegítimamente por Gran Bretaña en 1833. A lo largo de los años, se realizaron numerosas negociaciones diplomáticas para resolver la controversia, pero sin resultados concretos. La situación se agravó en la década de 1980, en un contexto de crisis económica y agitación social en Argentina, gobernada por una dictadura militar que buscaba desviar la atención de los problemas internos y fortalecer su legitimidad a través de una demostración de fuerza nacionalista.
La decisión de lanzar la Operación Rosario fue tomada por el gobierno militar argentino, liderado por la Junta Militar, en un clima de creciente tensión y con la esperanza de obtener una solución favorable a la disputa soberana. La planificación de la operación se llevó a cabo en secreto, con el objetivo de sorprender a las fuerzas británicas y ocupar las islas antes de que pudieran reaccionar. Se consideraron diversos escenarios y se elaboraron planes detallados para el desembarco, el control de las instalaciones clave y la defensa del territorio.
La Preparación y el Desembarco Inicial
Movilización de Fuerzas y Logística
La Operación Rosario involucró la movilización de una fuerza de tarea compuesta por elementos del Ejército Argentino y de la Armada, incluyendo infantería, comandos anfibios, vehículos blindados y aeronaves. La logística de la operación fue compleja, ya que implicaba el transporte de tropas y equipos a una distancia considerable a través del Atlántico Sur, en condiciones climáticas adversas. Se utilizaron buques de guerra, transportes y submarinos para llevar a cabo el despliegue, manteniendo el secreto y evitando la detección por parte de las fuerzas británicas.
El destructor ARA “Santísima Trinidad” y el rompehielos “Almirante Irizar” jugaron un papel fundamental en el transporte de las tropas y el apoyo logístico. El transporte “Cabo San Antonio” trasladó a la sección transporte del Regimiento 25 y a la sección de tropas especiales, que participarían en la conquista de Puerto Argentino. La preparación incluyó el entrenamiento de las tropas en tácticas de desembarco anfibio y la coordinación de las diferentes unidades involucradas en la operación.
El Viaje y las Primeras Instrucciones
El 28 de marzo de 1982, las tropas argentinas zarparon rumbo al sudeste, con el objetivo de desembarcar y recuperar las Islas Malvinas. Durante el viaje, las condiciones climáticas fueron desfavorables, con fuertes vientos y agitación del mar que dificultaron las comunicaciones y las reuniones de los comandantes. Ante estas dificultades, se impartieron instrucciones por radio, estableciendo la intención de realizar una operación incruenta, es decir, evitar causar bajas al enemigo, incluso a costa de sufrir bajas propias. Esta directiva reflejaba la esperanza de que la ocupación de las islas pudiera resolverse de manera pacífica, sin necesidad de un conflicto armado.
El Desembarco en Puerto Argentino: 2 de Abril de 1982
Superando las Adversidades Climáticas
Las malas condiciones meteorológicas que imperaban en el Atlántico Sur obligaron a posponer la ejecución de la operación, fijando el 2 de abril como el día D. A pesar de los vientos de más de 70 km/h, las tropas argentinas se prepararon para el desembarco, conscientes de la importancia de cumplir con la misión asignada. La coordinación entre las diferentes unidades fue crucial para superar las dificultades y garantizar el éxito de la operación.
La Toma del Aeropuerto y la Rendición Británica
En la noche del 1 de abril, la agrupación comandos anfibios desembarcó desde el destructor ARA “Santísima Trinidad”, alcanzando la costa a las 23:45 hs. Simultáneamente, el submarino ARA Santa Fe aportó diez buzos tácticos para colocar balizas de radionavegación y ocupar el faro del Cabo San Felipe. A las 6:15 hs del 2 de abril, desembarcaron los vehículos anfibios blindados con el Grupo de Tarea 40.1, integrado por fuerzas de Infantería de Marina y de la Compañía C del Regimiento de Infantería 25. La misión principal era tomar el aeropuerto, despejar la pista y permitir el aterrizaje de los aviones C-130 “Hércules” de la Fuerza Aérea, que transportaban el grueso de las tropas.
A las 7:30 h, el jefe del Regimiento 25 informó que el aeropuerto había sido capturado y la pista despejada. A las 8:45 h aterrizó el primer Hércules C-130, y a las 9:00 hs, mientras se desarrollaban escaramuzas en cercanías de la casa del Gobernador de las Islas, las tropas británicas se rindieron al ser superadas por las fuerzas argentinas. La toma del aeropuerto fue un golpe decisivo para la defensa británica, ya que permitió el rápido despliegue de tropas y equipos argentinos en las islas.
El Izamiento de la Bandera Argentina
A las 12:30 horas del 2 de abril de 1982, en una emotiva ceremonia, se produjo el arrío de la bandera británica y el izamiento, por primera vez después de 149 años, de la enseña nacional argentina. Este acto simbólico marcó la recuperación de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, al menos temporalmente, y representó un momento de gran orgullo para el pueblo argentino.
Desafíos y Consecuencias Inmediatas
La Reacción Internacional
La Operación Rosario generó una fuerte condena internacional, especialmente por parte del Reino Unido y sus aliados. El gobierno británico respondió enviando una fuerza naval y militar para recuperar las islas, lo que desencadenó la Guerra de las Malvinas, un conflicto armado que duró 74 días y tuvo graves consecuencias para ambos países. La comunidad internacional se dividió en cuanto al apoyo a Argentina o al Reino Unido, y se impusieron sanciones económicas a Argentina.
La Defensa de las Islas y el Inicio del Conflicto
Tras la ocupación de las islas, Argentina se preparó para defender el territorio ante el inminente ataque británico. Se reforzaron las defensas, se movilizaron más tropas y se establecieron puestos de control en puntos estratégicos. Sin embargo, la falta de preparación y la inferioridad tecnológica de las fuerzas argentinas frente a las británicas dificultaron la defensa de las islas. El inicio del conflicto armado marcó el comienzo de una guerra que tendría un impacto profundo en la historia de Argentina y el Reino Unido.
“La Operación Rosario fue un acto de valentía y determinación, pero también un error estratégico que condujo a una guerra innecesaria y con consecuencias trágicas.”
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