Maradona y su fortuna robada: Revelaciones de Verónica Ojeda sobre sus últimos días.
La muerte de Diego Armando Maradona dejó un vacío inmenso en el mundo del fútbol y desató una serie de controversias en torno a su patrimonio y las circunstancias de su fallecimiento. Más allá de la figura icónica del astro, en sus últimos días, Maradona se vio asediado por la desconfianza y la preocupación por posibles manejos irregulares de su fortuna. A través del testimonio de Verónica Ojeda, su ex pareja y madre de Dieguito Fernando, se revelan detalles impactantes sobre el estado emocional del Diez y sus sospechas sobre quienes lo rodeaban, arrojando nueva luz sobre un final marcado por la tensión y la incertidumbre.
El Último Pedido: Un Resguardo de Valores desde Dubai
Verónica Ojeda, en sus declaraciones, relató un pedido específico que Maradona le realizó durante una de sus visitas en La Plata. Le solicitó que recuperara objetos personales que había traído de Dubai, los cuales se encontraban guardados en una baulera en la zona de Beccar. Este encargo, aparentemente sencillo, revela la creciente preocupación de Maradona por la seguridad de sus bienes y su necesidad de resguardar aquello que consideraba suyo. La elección de Ojeda para esta tarea sugiere una confianza persistente en ella, a pesar de la complejidad de su relación y el entorno turbio que rodeaba al exfutbolista. El hecho de que los objetos estuvieran en una baulera, un lugar poco convencional para guardar posesiones valiosas, podría indicar un intento de ocultamiento o una medida de precaución ante posibles amenazas.
La ubicación en Beccar, una zona residencial en las afueras de Buenos Aires, añade otra capa de misterio a la historia. ¿Por qué Maradona eligió ese lugar en particular para almacenar sus pertenencias? ¿Qué tipo de objetos se encontraban en la baulera? Estas preguntas permanecen sin respuesta, pero alimentan la especulación sobre las verdaderas motivaciones detrás del pedido de Maradona. La recuperación de estos objetos podría ser clave para desentrañar algunos de los secretos que el Diez se llevó consigo a la tumba, o al menos, para comprender mejor su estado mental y sus preocupaciones en sus últimos días.
“Nos Están Robando”: La Desconfianza como Compañera Constante
La frase que más resonó en las declaraciones de Ojeda fue la inquietante confesión de Maradona: “Verónica, nos están robando”. Esta declaración, según Ojeda, fue acompañada de una solicitud para que hablara con su contador, lo que evidencia una profunda desconfianza hacia quienes manejaban su dinero. El uso del pronombre “nos” sugiere que Maradona no se sentía solo en esta situación, sino que percibía una red de personas involucradas en posibles irregularidades. Esta revelación pinta un cuadro sombrío de los últimos días del exfutbolista, atormentado por la sospecha y la incertidumbre sobre el destino de su patrimonio.
La desconfianza, como se desprende del testimonio de Ojeda, no era un sentimiento aislado, sino una constante en la vida de Maradona durante sus últimos meses. Esta sensación de vulnerabilidad y la percepción de ser víctima de un engaño podrían haber contribuido a su deterioro físico y emocional, exacerbando sus problemas de salud y acelerando su declive. La frase “nos están robando” no solo revela una preocupación económica, sino también una profunda herida emocional, la sensación de ser traicionado por aquellos en quienes confiaba.
La Masajista como Mensajera: Un Grito de Auxilio Desesperado
El llamado insistente de la masajista que trabajaba con Maradona a Ojeda, instándola a intervenir en la delicada situación del Diez, añade un nuevo elemento a la trama. La masajista, al parecer, percibía la gravedad de la situación y consideraba a Ojeda como la única persona capaz de sacar a Maradona de ella. Este testimonio sugiere que el entorno de Maradona era consciente de su vulnerabilidad y de la necesidad de una intervención externa para protegerlo. La elección de Ojeda como intermediaria podría deberse a la relación que mantenía con el exfutbolista y a la confianza que, a pesar de todo, él depositaba en ella.
La insistencia de la masajista en que Ojeda era la única persona que podía ayudar a Maradona subraya la desesperación que reinaba en su entorno más cercano. La masajista, al tener acceso directo al exfutbolista, era testigo de su deterioro físico y emocional, y probablemente percibía las irregularidades en el manejo de su patrimonio. Su llamado a Ojeda fue un acto de valentía y un intento desesperado por proteger a Maradona de aquellos que, según ella, lo estaban explotando.
La Revinculación y la Confirmación de las Sospechas
La reacción de Ojeda ante el llamado de la masajista fue inicialmente escéptica, pero accedió a comunicarse directamente con Maradona para verificar la situación. El contacto directo con el exfutbolista fue determinante para que Ojeda creyera en la gravedad de la situación y para que se produjera una revinculación entre ambos. Este momento clave marca un punto de inflexión en la historia, ya que Ojeda, a partir de entonces, se involucró activamente en la defensa de los intereses de Maradona.
La revinculación con Maradona permitió a Ojeda comprender mejor sus preocupaciones y sus sospechas, y le brindó la oportunidad de ofrecerle su apoyo y su ayuda. Este vínculo, aunque complejo y marcado por el pasado, se convirtió en un refugio para el exfutbolista, quien encontró en Ojeda una aliada en su lucha contra aquellos que, según él, lo estaban explotando. La confianza renovada en Ojeda le permitió a Maradona expresar sus temores y sus inquietudes con mayor libertad, lo que a su vez facilitó la investigación de posibles irregularidades en el manejo de su patrimonio.
El Entramado de Relaciones y el Legado de un Ídolo
El testimonio de Verónica Ojeda, más allá de las revelaciones sobre las últimas preocupaciones de Maradona, arroja luz sobre el complejo entramado de relaciones que marcó su final. La presencia de diferentes figuras en su entorno, cada una con sus propios intereses y motivaciones, contribuyó a crear un clima de tensión y desconfianza que afectó profundamente al exfutbolista. La masajista, el contador, los allegados de siempre, todos formaban parte de un círculo complejo y a menudo contradictorio, donde la lealtad y la transparencia eran difíciles de encontrar.
El legado de Maradona, tanto dentro como fuera del campo de juego, es innegable. Sin embargo, su final, marcado por la controversia y la incertidumbre, empaña su imagen y plantea interrogantes sobre la responsabilidad de aquellos que lo rodearon en sus últimos días. La investigación sobre las circunstancias de su fallecimiento y el destino de su patrimonio continúan en curso, y es probable que nuevas revelaciones salgan a la luz en los próximos meses. El testimonio de Ojeda, aunque solo una pieza del rompecabezas, contribuye a reconstruir la verdad sobre los últimos días de un ídolo que, a pesar de sus errores y sus contradicciones, sigue siendo amado y recordado por millones de personas en todo el mundo.
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