Médico de Yale lleva 8 años sin ducharse: ¿Es la higiene obsesiva perjudicial para tu salud?

El Dr. James Hamblin, médico especializado en salud pública y profesor en la Universidad de Yale, lleva más de ocho años sin ducharse con jabón. No se trata de una excentricidad, sino de un experimento personal y una profunda reflexión sobre la higiene moderna y su impacto en nuestra salud. Hamblin argumenta que la obsesión por la limpieza, impulsada por normas sociales y la industria cosmética, podría estar alterando nuestro microbioma cutáneo y, paradójicamente, debilitando nuestras defensas naturales. Su historia, que ha generado debate y curiosidad, nos invita a cuestionar hábitos arraigados y a reconsiderar nuestra relación con la higiene.

El Origen de la Reflexión: Cuestionando la Higiene Impuesta

La decisión de Hamblin no fue repentina. Surgió de su trabajo como médico y su creciente interés en el microbioma humano, la comunidad de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo y desempeñan un papel crucial en nuestra salud. Observó que muchos pacientes presentaban problemas de piel, alergias y sensibilidad, a menudo exacerbados por el uso excesivo de productos de limpieza y jabones. Empezó a preguntarse si la limpieza constante, lejos de protegernos, podría estar eliminando bacterias beneficiosas que nos ayudan a mantener la piel sana y equilibrada. La idea central es que la higiene, tal como la practicamos hoy en día, es en gran medida una construcción social, no una necesidad biológica imperativa.

Hamblin explica que la práctica de la ducha diaria con jabón es relativamente reciente en la historia de la humanidad. Antes, la higiene personal era menos frecuente y se centraba en la limpieza puntual cuando era realmente necesaria. La popularización de la ducha diaria y el uso de jabones se produjo en el siglo XX, impulsada por la publicidad y la promoción de la higiene como sinónimo de salud y belleza. Sin embargo, Hamblin argumenta que esta norma social no está respaldada por evidencia científica sólida y que, de hecho, podría estar teniendo consecuencias negativas para nuestra salud.

El Microbioma Cutáneo: Un Ecosistema Vital

La piel humana alberga un complejo ecosistema de bacterias, hongos, virus y otros microorganismos, conocido como microbioma cutáneo. Este microbioma desempeña un papel fundamental en la protección de la piel contra patógenos, la regulación del sistema inmunológico y el mantenimiento de la hidratación. Las bacterias beneficiosas compiten con los microorganismos dañinos, fortalecen la barrera cutánea y producen sustancias antimicrobianas que nos protegen de infecciones. El microbioma es único para cada individuo y está influenciado por factores como la genética, el entorno y el estilo de vida.

Hamblin destaca que el uso de jabones y productos de limpieza altera este delicado equilibrio, eliminando tanto las bacterias dañinas como las beneficiosas. Esta alteración puede debilitar la barrera cutánea, aumentar la susceptibilidad a infecciones y desencadenar problemas de piel como sequedad, irritación, eccema y dermatitis. Al eliminar la microbiota protectora, estamos dejando la piel vulnerable a la colonización por microorganismos patógenos.

El Experimento Personal: Ocho Años Sin Jabón

Tras su reflexión teórica, Hamblin decidió poner a prueba sus ideas en sí mismo. Dejó de usar jabón y champú hace más de ocho años, limitándose a enjuagarse con agua cuando era necesario. Al principio, experimentó algunos cambios en su piel, como un aumento temporal de la producción de grasa y un ligero olor corporal. Sin embargo, estos efectos fueron disminuyendo gradualmente a medida que su microbioma cutáneo se adaptaba a la nueva rutina.

Hamblin describe que, durante los primeros meses, su piel se sintió más seca y sensible. Sin embargo, con el tiempo, su piel se volvió más resistente y menos propensa a irritaciones. También notó que su olor corporal se volvió menos intenso y más agradable, ya que su microbioma cutáneo se estabilizó y produjo sustancias que neutralizaban los olores desagradables. Actualmente, Hamblin se ducha ocasionalmente, pero sin utilizar productos químicos. Simplemente se enjuaga con agua para eliminar la suciedad superficial.

El Equilibrio del Microbioma: Más Allá de la Ducha

Para Hamblin, mantener un microbioma cutáneo equilibrado implica reducir el uso de productos que eliminan bacterias protectoras y debilitan las defensas naturales de la piel. Esto no significa abandonar la higiene por completo, sino practicarla de forma más consciente y moderada. Recomienda evitar el uso de jabones antibacterianos, exfoliantes agresivos y productos con fragancias artificiales, ya que estos pueden alterar el microbioma cutáneo y causar irritación.

Hamblin explica que existe una "ventana de oportunidad" para repoblar el microbioma cutáneo después de la ducha. Cuando nos duchamos con agua caliente y utilizamos jabón, alteramos temporalmente el microbioma. Pero también le damos la oportunidad a las bacterias beneficiosas de recolonizar la piel. Para facilitar este proceso, es importante evitar secar la piel con toallas ásperas y aplicar productos hidratantes que contengan prebióticos, sustancias que alimentan a las bacterias beneficiosas.

Reacciones y Debate en la Comunidad Científica

La experiencia de Hamblin ha generado un debate interesante en la comunidad científica y entre dermatólogos. Aunque muchos reconocen que su enfoque es intrigante y que existe evidencia de que el microbioma cutáneo desempeña un papel importante en la salud de la piel, advierten que no es aplicable a todas las personas. Aquellas personas con afecciones cutáneas preexistentes, como eccema, psoriasis o infecciones bacterianas, deben seguir las recomendaciones de su dermatólogo y evitar experimentar con cambios drásticos en su rutina de higiene.

Algunos dermatólogos argumentan que la falta de higiene puede aumentar el riesgo de infecciones y que el uso de jabones y productos de limpieza es necesario para eliminar los patógenos. Sin embargo, Hamblin responde que la mayoría de las infecciones cutáneas son causadas por bacterias que ya están presentes en nuestra piel y que el uso excesivo de antibióticos y productos antibacterianos puede contribuir a la resistencia bacteriana. Además, argumenta que un microbioma cutáneo sano y equilibrado es la mejor defensa contra las infecciones.

Un Llamado a la Reflexión: ¿Qué Necesitamos Realmente?

Hamblin insiste en que su experiencia personal no debe interpretarse como una recomendación universal. Cada persona es diferente y debe encontrar la rutina de higiene que mejor se adapte a sus necesidades y a su estilo de vida. Sin embargo, sí invita a cuestionar las normas sociales y a reconsiderar nuestra relación con la higiene. ¿Realmente necesitamos ducharnos todos los días con jabón? ¿Necesitamos utilizar todos los productos que usamos a diario? ¿Estamos sacrificando nuestra salud en aras de la limpieza?

Su experiencia plantea una incómoda pero necesaria pregunta: ¿hasta qué punto necesitamos todos los productos que usamos a diario? La industria cosmética y de higiene personal nos bombardea con mensajes publicitarios que nos convencen de que necesitamos una amplia gama de productos para mantenernos limpios, sanos y bellos. Sin embargo, Hamblin argumenta que muchos de estos productos son innecesarios e incluso perjudiciales para nuestra salud. Al reducir el uso de productos químicos y permitir que nuestro microbioma cutáneo se equilibre, podemos mejorar nuestra salud y bienestar.

Fuente: https://www.huffingtonpost.es//sociedad/medico-ducha-nada-rp.html