Milei Desafía el Relato Oficial: Verdad y Justicia Completa sobre los 70 en Argentina
La reciente publicación del video "El Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia Completa" por parte del gobierno de Javier Milei ha reabierto un debate crucial y profundamente polarizado en la sociedad argentina: la interpretación de los violentos años 70. Este material, protagonizado por el politólogo Agustín Laje, desafía el relato hegemónico construido durante décadas, particularmente bajo los gobiernos kirchneristas, y busca exponer una visión más completa y matizada de un período marcado por la violencia estatal y la guerra interna. El objetivo, según el gobierno, es alcanzar una verdad histórica integral, reconociendo a todas las víctimas y desmantelando la narrativa del "demonio único" que, a su juicio, ha distorsionado la memoria colectiva y servido a intereses políticos y económicos.
La Reivindicación de la Verdad Histórica: Un Quiebre con el Kirchnerismo
Durante años, la memoria del período 1976-1983, centrado en los crímenes de la dictadura militar, ha ocupado un lugar central en la política argentina. Los gobiernos kirchneristas, en particular, impulsaron políticas de memoria que enfatizaban la represión estatal y la lucha por los derechos humanos, convirtiendo el 24 de marzo en un símbolo de resistencia y denuncia. Sin embargo, esta narrativa ha sido criticada por sectores de la sociedad que argumentan que se omitió o minimizó la violencia ejercida por grupos terroristas de izquierda que operaban en el país mucho antes del golpe de Estado. El video de Milei, y las declaraciones de Laje, representan un intento de equilibrar esta balanza, poniendo en el centro del debate la violencia de ambos lados del conflicto.
La postura del gobierno actual se basa en la idea de que una comprensión completa de los años 70 requiere reconocer la existencia y el accionar de organizaciones como Montoneros y el ERP, que llevaron a cabo atentados, secuestros y asesinatos con el objetivo de instaurar un régimen socialista. Esta perspectiva choca frontalmente con la "teoría del demonio único", que atribuye la responsabilidad de la violencia exclusivamente a las Fuerzas Armadas y a los agentes del Estado. El gobierno argumenta que esta simplificación ideológica ha impedido una verdadera reconciliación nacional y ha servido para justificar políticas de resentimiento y división.
El Contexto de la Violencia: Grupos Terroristas de Izquierda y su Accionar
La actividad de los grupos guerrilleros de izquierda en Argentina se remonta a la década de 1960, en un contexto de agitación social y política influenciado por la Revolución Cubana y las teorías de la lucha armada. Organizaciones como Montoneros, el ERP y otras, adoptaron tácticas violentas para desestabilizar el gobierno y promover sus objetivos revolucionarios. Estos grupos no solo atacaron objetivos militares y policiales, sino que también perpetraron atentados contra civiles, secuestros extorsivos y asesinatos selectivos. La magnitud de su accionar, a menudo minimizada en el relato oficial, es considerable: más de 5.000 atentados explosivos, 1.500 asesinatos y 1.700 secuestros, según datos presentados en el video del gobierno.
Es crucial entender que esta violencia no surgió espontáneamente con el golpe de 1976. Los grupos guerrilleros ya estaban activos y generando un clima de tensión y polarización mucho antes de la instauración de la dictadura. De hecho, el gobierno peronista de la época, a pesar de su discurso nacionalista y popular, también se vio envuelto en la represión de la oposición, como lo demuestra la existencia de la Triple A, una organización paramilitar vinculada al gobierno que asesinó a cientos de personas antes del 24 de marzo de 1976.
La Intromisión Extranjera y el Financiamiento del Terrorismo
El video del gobierno también pone de relieve el papel de la dictadura cubana de Fidel Castro en el financiamiento y entrenamiento de las organizaciones terroristas argentinas. Se argumenta que Cuba, como parte de su estrategia de expansión del socialismo en América Latina, brindó apoyo logístico, ideológico y financiero a los grupos guerrilleros, contribuyendo a la escalada de la violencia. Esta acusación no es nueva, pero el gobierno de Milei la ha incorporado como un elemento central de su narrativa sobre los años 70.
La intromisión extranjera en la política interna argentina, según esta perspectiva, fue un factor determinante en la radicalización del conflicto y en la posterior instauración de la dictadura. Se sostiene que la búsqueda de un régimen socialista similar al cubano, impulsada por los grupos guerrilleros y apoyada por el gobierno de La Habana, generó una respuesta violenta por parte del Estado y de sectores conservadores de la sociedad, desembocando en el golpe de 1976.
El Debate sobre el Número de Desaparecidos y la Manipulación de la Memoria
Uno de los puntos más controvertidos del debate sobre los años 70 es el número de desaparecidos. El gobierno de Milei cuestiona la cifra de 30.000 desaparecidos, que se ha convertido en un símbolo de la represión estatal, argumentando que es una exageración inflada artificialmente para obtener apoyo internacional y justificar indemnizaciones. Según la CONADEP, el número real de desaparecidos es de 8.961, pero esta cifra ha sido objeto de debate y controversia.
El gobierno argumenta que la manipulación del número de desaparecidos es un ejemplo de cómo la memoria ha sido utilizada con fines políticos y económicos. Se afirma que la exageración de la cifra permitió obtener indemnizaciones por un valor superior a los 2.111 millones de dólares hasta 2015, mientras que las víctimas del terrorismo, es decir, aquellos que sufrieron la violencia de los grupos guerrilleros, nunca recibieron reparaciones ni reconocimiento alguno. Esta situación, según el gobierno, consolida un modelo de impunidad selectiva que favorece únicamente a un pequeño sector de la sociedad.
La Represión Estatal Previa al Golpe de 1976
El video del gobierno también destaca que la represión ilegal no comenzó con la dictadura militar de 1976. Se recuerda la existencia de la Triple A, una organización paramilitar vinculada al gobierno de Juan Domingo Perón, que asesinó a cientos de personas antes del golpe. Esta afirmación busca demostrar que la violencia estatal ya estaba presente en el período democrático previo a la dictadura, y que la represión no fue un fenómeno exclusivo del régimen militar.
Además, se señala que el propio gobierno peronista firmó decretos ordenando a las Fuerzas Armadas "aniquilar el accionar de los elementos subversivos". Esta evidencia, según el gobierno, demuestra que la represión estatal no fue una decisión improvisada tomada por los militares, sino que fue una política deliberada impulsada por el gobierno democrático de la época. El informe "Nunca Más" de la CONADEP registra más de 1.100 desapariciones ocurridas antes del golpe, lo que confirma que el terrorismo de Estado no comenzó con la dictadura, sino que se intensificó con ella.
Mario Firmenich, exlíder de Montoneros "Emprender la lucha armada implicaba la eventualidad cierta de matar. No había demonios, había una guerra civil".
El Impacto del Video y el Futuro del Debate
La publicación del video del gobierno de Milei ha generado una fuerte reacción en la sociedad argentina. Mientras que algunos sectores han aplaudido la iniciativa como un intento de romper con la manipulación histórica y promover una verdad más completa, otros la han criticado como una justificación de la represión estatal y una minimización de los crímenes cometidos por la dictadura. El debate se ha trasladado a los medios de comunicación, las redes sociales y las calles, polarizando aún más a la sociedad.
El futuro del debate sobre los años 70 es incierto. Sin embargo, es probable que la postura del gobierno de Milei impulse una revisión de la narrativa oficial y promueva una discusión más abierta y honesta sobre un período traumático de la historia argentina. La clave para avanzar hacia una reconciliación nacional reside en el reconocimiento de todas las víctimas, la búsqueda de la verdad y la justicia, y el compromiso de no repetir los errores del pasado.
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