Milei y Trump: ¿Alineamiento Estratégico o Decepción Arancelaria para Argentina?
El ascenso de Javier Milei a la presidencia argentina marcó un giro radical en la política exterior del país, especialmente en su relación con Estados Unidos y, por extensión, con el gobierno de Donald Trump. Lo que comenzó como una estrategia de alineamiento incondicional, buscando un trato privilegiado a cambio de apoyo político, se ha revelado como un complejo juego de expectativas, realidades geopolíticas y consecuencias económicas. Este artículo analiza en profundidad la estrategia de Milei, sus motivaciones, las expectativas iniciales, los resultados obtenidos hasta el momento y las implicaciones para Argentina y la región, basándose en el análisis del contexto político y económico que rodeó la relación entre ambos gobiernos.
La Estrategia de Alineamiento Incondicional: Orígenes y Motivaciones
La búsqueda de un trato preferencial por parte de Milei con la administración Trump no fue una decisión improvisada, sino el resultado de una evaluación estratégica realizada desde antes de la elección del expresidente estadounidense. El equipo de Milei anticipó que las políticas comerciales de Trump, caracterizadas por aranceles y un enfoque proteccionista, no serían puramente económicas, sino que estarían imbuidas de una lógica geopolítica de "premios y castigos". Esta percepción llevó a la conclusión de que la alineación política podría ser una herramienta para mitigar los efectos negativos de las políticas comerciales estadounidenses.
Milei, a pesar de sus principios libertarios de la escuela austríaca, se mostró dispuesto a flexibilizar su ideología en pos de un beneficio pragmático. La contradicción entre su discurso liberal y el neo-mercantilismo de Trump era evidente, pero el gobierno argentino priorizó la obtención de concesiones bilaterales que compensaran el impacto de un contexto comercial global deteriorado. La idea central era que, a través de la afinidad política, Argentina podría negociar un acuerdo que la excluyera de las medidas proteccionistas más agresivas.
Esta estrategia se basó en la premisa de que Trump valoraría la lealtad y el apoyo político, y que estaría dispuesto a recompensar a aquellos países que se alinearan con sus intereses. La diplomacia argentina se orientó a demostrar que Argentina era un socio confiable y estratégico, especialmente en áreas como el petróleo, el gas, la minería y el litio, buscando establecer una relación "win-win" que beneficiara a ambas naciones.
El "Friend-Shoring" y la Reorientación de la Inversión Extranjera
El gobierno de Milei no esperaba que Trump cumpliera su promesa de repatriar completamente la manufactura estadounidense. En cambio, anticipó una transición del "offshoring" (deslocalización de la producción a países con menores costos) hacia el "friend-shoring" (tercerización a países considerados aliados y confiables). Esta dinámica representaba una oportunidad para Argentina, que buscaba atraer inversión estadounidense en sectores estratégicos.
En este contexto, se comenzaron a ofrecer facilidades impositivas a empresas estadounidenses para que invirtieran en Argentina, especialmente en las áreas mencionadas anteriormente. La general Laura Richardson, comandante del Comando Sur de EE. UU., había expresado su preocupación por el avance de China en la región, lo que reforzó la idea de que Argentina podía posicionarse como una alternativa atractiva para la inversión estadounidense. La diplomacia argentina se enfocó en presentar al país como un socio estratégico en la competencia geopolítica con China.
La búsqueda de un acuerdo bilateral con Estados Unidos se convirtió en la prioridad de la Cancillería argentina. Se consideraba que un tratado de libre comercio, incluso a costa de romper con los países socios en el Mercosur, era esencial para asegurar el acceso al mercado estadounidense y proteger la economía argentina de los efectos del proteccionismo.
La Carrera por la "Pole Position" y el Mensaje de Eric Trump
La estrategia argentina se basaba en la premisa de ser el primer país en negociar un acuerdo comercial con Trump. Eric Trump, hijo del expresidente, confirmó esta percepción al advertir en redes sociales que el primero en negociar ganaría, mientras que el último perdería. Este mensaje reforzó la urgencia de la diplomacia argentina y la necesidad de posicionarse rápidamente en la agenda de la administración Trump.
La publicación de la tablita de nuevos aranceles por parte de Trump no se interpretó como el final de las negociaciones, sino como el inicio de un largo proceso. Trump mismo reconoció haber recibido numerosas llamadas de presidentes, primeros ministros y monarcas que buscaban obtener exenciones negociadas. Milei ya había planteado su objetivo de un tratado de libre comercio, incluso si eso implicaba un costo político.
Alineamiento Político y Costos Diplomáticos
Milei demostró un alineamiento absoluto con la administración Trump, incluso a costa de su reputación internacional. Se jactó de un artículo del New York Times que lo describía como el "presidente favorito de Trump", gracias a su "adulación continua". A pesar de que Argentina era un país poco relevante a nivel económico o geopolítico, Milei logró posicionarlo en un rol relevante en la "batalla cultural" que Trump estaba librando.
Este alineamiento se manifestó en gestos diplomáticos como la incómoda abstención de Argentina en la votación de las Naciones Unidas sobre la situación en Ucrania. Milei priorizó la relación con Trump por encima de las consideraciones diplomáticas tradicionales y de las presiones de sus socios regionales. La búsqueda de una reunión bilateral entre Milei y Trump se convirtió en el objetivo diplomático más importante, incluso en medio de la carrera a contrarreloj por un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
“Usted puede ser todo lo pro comercio que quiera, pero si del otro lado no le juegan con las reglas de libre comercio, entonces toma una respuesta. No se puede hacer una evaluación de la política en el vacío, porque eso es no entender la lógica de la política económica.”
El Resultado: Un 10% de Aranceles y las Reacciones en la Región
A pesar de todos los esfuerzos diplomáticos, Argentina terminó recibiendo el mismo nivel arancelario del 10% que el resto de América Latina. Esta noticia generó burlas y comentarios irónicos sobre la efectividad de la estrategia de Milei. Sin embargo, el gobierno argentino no se mostró preocupado, argumentando que un trato desfavorable para los gigantes de la región, especialmente Brasil, podría tener consecuencias positivas para Argentina.
La devaluación del real brasileño, como compensación por la pérdida de competitividad, podría beneficiar a la economía argentina. El ministro de Economía, Toto Caputo, celebró la caída de la paridad cambiaria en Brasil, ya que esto podría aliviar la presión sobre la sobrevaluación del peso argentino. En un momento en que la situación cambiaria argentina es especialmente tensa y el Banco Central pierde reservas a diario, cualquier factor que contribuya a la estabilidad cambiaria es bienvenido.
La estrategia de Milei, aunque no logró el resultado deseado en términos de un trato preferencial, podría haber evitado consecuencias peores para la economía argentina. La devaluación del real brasileño podría haber generado una mayor presión sobre el peso argentino, lo que habría complicado aún más la situación económica del país.
Implicaciones a Largo Plazo y el Futuro de la Relación Bilateral
El caso de Argentina ilustra la complejidad de las relaciones internacionales en un contexto de proteccionismo y geopolítica. La estrategia de alineamiento incondicional con Trump, aunque no produjo los resultados esperados a corto plazo, podría haber sentado las bases para una relación más estrecha entre Argentina y Estados Unidos a largo plazo. La atracción de inversión estadounidense en sectores estratégicos y la cooperación en áreas como la energía y la minería podrían ser beneficiosas para Argentina.
Sin embargo, la dependencia excesiva de un solo socio estratégico también conlleva riesgos. La volatilidad de la política estadounidense y la posibilidad de un cambio de gobierno en el futuro podrían afectar la relación bilateral. Argentina debe diversificar sus relaciones comerciales y diplomáticas para reducir su vulnerabilidad a las fluctuaciones políticas en Estados Unidos.
La experiencia de Milei con Trump también plantea interrogantes sobre el futuro del Mercosur. La búsqueda de un acuerdo bilateral con Estados Unidos a costa de romper con los países socios en el Mercosur podría debilitar el bloque regional y dificultar la integración económica en América Latina. Argentina debe encontrar un equilibrio entre sus intereses bilaterales y sus compromisos regionales.
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