Monopoly: El error oculto que revela el primer plagio y la verdadera historia del juego

El Monopoly, ese juego de mesa que ha provocado tantas risas, frustraciones y, en ocasiones, hasta disputas familiares, guarda un secreto largamente oculto. Durante más de un siglo, la historia oficial lo presentaba como la creación de un único hombre, Charles Darrow. Sin embargo, una investigación exhaustiva y un peculiar error tipográfico han revelado una verdad sorprendente: Darrow no fue el inventor, sino un copista. La verdadera creadora del juego, con una motivación mucho más noble que la simple acumulación de riqueza, fue una mujer llamada Lizzie Magie, cuya intención era denunciar las injusticias del sistema económico. Este artículo desentraña la fascinante historia detrás del Monopoly, desde sus orígenes pedagógicos hasta su transformación en un imperio comercial, y revela cómo un simple fallo ortográfico desenmascaró al primer "tramposo" de este clásico juego de mesa.

Índice

Los Orígenes Pedagógicos: The Landlord’s Game

En 1904, en plena era progresista estadounidense, Lizzie Magie, una taquígrafa con ideas radicales, patentó “The Landlord’s Game” (El Juego del Propietario). Su objetivo no era entretener, sino educar. Magie, influenciada por las teorías del economista Henry George, buscaba demostrar los efectos negativos de la especulación inmobiliaria y la concentración de la riqueza en manos de unos pocos. El juego, en su versión original, ofrecía dos conjuntos de reglas: uno monopolista, donde el objetivo era arruinar a los oponentes, y otro anti-monopolista, donde la riqueza se compartía y todos se beneficiaban. Esta dualidad permitía a los jugadores experimentar de primera mano las consecuencias de ambos sistemas económicos.

The Landlord’s Game se extendió rápidamente por círculos intelectuales y comunidades progresistas. Se jugaba en universidades, clubes y hogares, y fue adaptado y modificado por diferentes grupos. Surgieron numerosas variantes, con nombres y reglas ligeramente diferentes, pero todas manteniendo la esencia del juego original: la compra y venta de propiedades, el cobro de alquileres y la acumulación de riqueza. Estas versiones caseras, a menudo creadas a mano, se transmitían de boca en boca, convirtiéndose en un fenómeno cultural underground.

Es importante destacar que Magie no buscaba la fama ni la fortuna. Su intención era puramente didáctica. Vendía su juego a bajo precio, a menudo a través de pequeñas tiendas y cooperativas, y se alegraba de ver cómo se utilizaba como herramienta para el debate y la reflexión sobre cuestiones económicas y sociales. Sin embargo, nunca imaginó que su creación, con el tiempo, se convertiría en uno de los juegos de mesa más populares y lucrativos del mundo.

Charles Darrow y la Apropiación del Monopoly

A principios de la década de 1930, en plena Gran Depresión, Charles Darrow, un vendedor desempleado de Filadelfia, se encontró con una de las variantes de The Landlord’s Game. Fascinado por el juego, lo copió, lo modificó ligeramente y lo presentó como su propia invención. Darrow simplificó las reglas, añadió nombres de calles de Atlantic City y creó un diseño más atractivo visualmente. En 1933, patentó su versión del juego y comenzó a comercializarlo con el nombre de “Monopoly”.

El Monopoly de Darrow tuvo un éxito inmediato. En un momento de crisis económica, el juego ofrecía una fantasía de escape y la posibilidad de experimentar la riqueza y el poder, aunque fuera de forma simulada. La gente se sentía atraída por la idea de comprar propiedades, construir hoteles y arruinar a sus oponentes. Darrow no pudo satisfacer la demanda y, en 1935, vendió los derechos del juego a Parker Brothers, la empresa de juegos de mesa más grande de Estados Unidos en ese momento.

Parker Brothers, al principio, dudó del potencial del Monopoly. Sin embargo, después de realizar pruebas de mercado y ver su popularidad, decidieron invertir fuertemente en su producción y distribución. El juego se convirtió en un fenómeno de masas, vendiéndose millones de copias en todo el mundo. Darrow se convirtió en el primer millonario gracias a un juego de mesa, y su historia se convirtió en un símbolo del sueño americano.

El Error Tipográfico que Reveló la Verdad

Durante décadas, la versión oficial del Monopoly atribuyó la invención del juego a Charles Darrow. Sin embargo, la verdad comenzó a salir a la luz gracias a la investigación de Ralph Anspach, un profesor de economía que, en la década de 1970, intentó crear su propia versión del Monopoly. Anspach se encontró con la patente original de Lizzie Magie y descubrió que Darrow no había inventado nada. Su versión del juego era una copia de The Landlord’s Game.

La pista clave que desenmascaró el plagio fue un simple error tipográfico. En el tablero estadounidense del Monopoly, una de las casillas amarillas lleva el nombre de “Marven Gardens”. Sin embargo, el nombre correcto es “Marvin Gardens”, en referencia a una urbanización real en Atlantic City. Este error ya aparecía en una versión defectuosa del juego de Magie, y Darrow lo copió sin reparos al crear su versión del Monopoly. Este detalle, aparentemente insignificante, demostró que Darrow había tomado prestada la idea y el diseño de Magie.

Anspach llevó el caso a los tribunales, argumentando que la patente de Darrow era inválida y que Parker Brothers había cometido fraude al atribuirle la invención del juego. Después de una larga batalla legal, Anspach ganó el caso en 1983. El tribunal dictaminó que Darrow no era el inventor del Monopoly y que Parker Brothers debía reconocer a Lizzie Magie como la creadora original del juego.

El Legado de Lizzie Magie y la Ironía del Destino

A pesar de haber sido la verdadera inventora del Monopoly, Lizzie Magie nunca recibió el reconocimiento ni la fortuna que merecía. Vendió su patente a Parker Brothers por apenas 500 dólares, una cantidad irrisoria en comparación con los millones de dólares que ganó Darrow y la empresa de juegos de mesa. Magie murió en 1948, en la pobreza y el olvido, sin saber que su creación se convertiría en un icono cultural.

La historia de Lizzie Magie es un ejemplo de cómo las ideas innovadoras pueden ser apropiadas y explotadas por otros. También es un recordatorio de las desigualdades de género que existían en la sociedad de principios del siglo XX, donde las mujeres a menudo eran ignoradas y subestimadas. Su juego, concebido como una herramienta para la crítica social, se transformó en un símbolo del capitalismo y la acumulación de riqueza, una ironía que no escapa a la atención de los historiadores y los estudiosos del juego.

En los últimos años, ha habido un creciente interés en la figura de Lizzie Magie y su contribución al mundo de los juegos de mesa. Su historia ha sido contada en libros, artículos y documentales, y su legado ha sido reivindicado por activistas y defensores de la justicia social. Aunque nunca pudo disfrutar de los frutos de su invención, Lizzie Magie finalmente ha recibido el reconocimiento que merece como la verdadera creadora del Monopoly.

noticiaspuertosantacruz.com.ar - Imagen extraida de: https://www.huffingtonpost.es//sociedad/el-error-oculto-monopoly-100nos-descubre-primer-tramposo-clasico-juego-mesa.html

Fuente: https://www.huffingtonpost.es//sociedad/el-error-oculto-monopoly-100nos-descubre-primer-tramposo-clasico-juego-mesa.html

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