Monte Mozinho: Descubre la Ciudad Romana Perdida en la Frontera Hispano-Lusa
En el corazón del noroeste ibérico, donde la frontera entre España y Portugal se difumina entre paisajes montañosos y bosques de pinos, se esconde un tesoro arqueológico fascinante: un asentamiento romano conocido como "la ciudad muerta". Este enclave, bautizado oficialmente como Monte Mozinho, es mucho más que un conjunto de ruinas; es un testimonio palpable de la profunda huella que el Imperio Romano dejó en la península, una mezcla única de tradiciones locales y la imponente organización urbana romana. A través de sus calles, casas y vestigios, podemos vislumbrar la vida cotidiana de sus habitantes, sus defensas y la evolución de un poblado que floreció durante siglos. Este artículo explorará la historia, las características y el significado de Monte Mozinho, desvelando los secretos de esta "ciudad muerta" que sigue cautivando a arqueólogos e historiadores.
El Legado Romano en la Península Ibérica: Un Contexto Histórico
La llegada de los romanos a la península ibérica en el siglo III a.C. marcó un punto de inflexión en su historia. Durante más de seis siglos, el Imperio Romano transformó profundamente el territorio, dejando un legado imborrable en su infraestructura, instituciones y cultura. Los romanos trazaron una extensa red de calzadas que conectaban las diferentes regiones, facilitando el comercio y el movimiento de tropas. Fundaron ciudades como Tarraco, Emerita Augusta y Corduba, que se convirtieron en importantes centros administrativos y económicos. Además, introdujeron nuevas técnicas constructivas, como el uso del arco y la bóveda, que revolucionaron la arquitectura de la península.
La romanización no fue un proceso uniforme. Las diferentes regiones de la península experimentaron distintos grados de influencia romana, dependiendo de su ubicación, recursos y la resistencia de las poblaciones locales. En el noroeste ibérico, la romanización fue más lenta y compleja, debido a la presencia de tribus celtas que ofrecieron una fuerte resistencia. Sin embargo, incluso en estas regiones más remotas, el impacto romano fue significativo, especialmente en lo que respecta a la agricultura, la minería y el comercio. La adopción del latín como lengua común y la difusión del derecho romano también contribuyeron a la integración de la península en el Imperio Romano.
El declive del Imperio Romano en el siglo V d.C. provocó la fragmentación política y social de la península ibérica. Las tribus germánicas, como los visigodos y los suevos, invadieron el territorio y establecieron sus propios reinos. Sin embargo, el legado romano perduró, influyendo en la cultura, la lengua y las instituciones de los nuevos reinos. La memoria del Imperio Romano se mantuvo viva a través de las ruinas de sus ciudades, sus calzadas y sus monumentos, que sirvieron como símbolos de un pasado glorioso.
Monte Mozinho: Descubriendo la "Ciudad Muerta"
Situado en lo alto de un cerro cubierto de pinos, entre las parroquias de Oldrões y Galegos, en el municipio de Penafiel, Portugal, Monte Mozinho se alza como uno de los asentamientos romanos más sorprendentes del noroeste ibérico. Su ubicación estratégica, con vistas panorámicas del valle del Duero, lo convirtió en un lugar ideal para el control del territorio y la defensa contra posibles invasiones. El yacimiento combina elementos de la tradición castreña, propia de las culturas celtas de la península, con la impronta del urbanismo romano, creando un paisaje cultural único y fascinante.
El trazado urbanístico de Monte Mozinho es excepcional. A diferencia de las ciudades romanas tradicionales, con su estructura en damero y sus calles rectas, el asentamiento presenta un diseño más orgánico y adaptado a la topografía del terreno. Las casas se distribuyen a lo largo de estrechas calles sinuosas, siguiendo las curvas del cerro. Se conservan restos de diferentes tipos de viviendas, desde casas-patio de construcción circular y vestíbulo, típicas de la tradición castreña, hasta casas de planta cuadrada y rectangular, con muros de piedra y cubiertas de teja, más características del urbanismo romano.
La extensión del yacimiento es considerable, abarcando alrededor de veinte hectáreas. A pesar de que solo una parte ha sido excavada y estudiada, los hallazgos arqueológicos sugieren que Monte Mozinho fue un asentamiento próspero y habitado durante varios siglos. Se han encontrado restos de cerámicas, herramientas, joyas y esculturas, que revelan la vida cotidiana de sus habitantes, sus actividades económicas y sus creencias religiosas. El yacimiento forma parte de la Ruta de los Castros y Verracos de la frontera hispano-lusa, un itinerario turístico que permite descubrir los vestigios de las antiguas culturas celtas y romanas de la región.
Evidencias Arqueológicas: Un Viaje a Través del Tiempo
Las intervenciones arqueológicas en Monte Mozinho han revelado una larga secuencia ocupacional, que se remonta al menos al siglo I a.C. Los estudios apuntan a que el asentamiento se originó como un castro celta, una fortificación construida por las tribus locales para protegerse de las invasiones. Con la llegada de los romanos, el castro fue transformado en un asentamiento romano-celta, que adoptó elementos de la cultura romana, como la arquitectura, la religión y el comercio. La convivencia entre las dos culturas dio lugar a un sincretismo cultural único, que se refleja en los restos arqueológicos.
Entre los hallazgos más destacados de Monte Mozinho se encuentran los fragmentos de esculturas encontrados en la zona de entrada. Estas piezas, que representan figuras humanas y animales, son testimonio de la habilidad artística de los habitantes del asentamiento. También se han encontrado restos de cerámicas, tanto locales como importadas, que revelan la existencia de una red comercial activa. Las herramientas de hierro y bronce encontradas en el yacimiento indican que la agricultura, la ganadería y la artesanía eran las principales actividades económicas de la población.
La disposición de las viviendas en Monte Mozinho también proporciona información valiosa sobre la organización social del asentamiento. Las casas-patio de construcción circular y vestíbulo, propias de la tradición castreña, sugieren que las familias vivían en comunidades unidas y que la vida social se desarrollaba en torno al hogar. Las casas de planta cuadrada y rectangular, más características del urbanismo romano, indican la presencia de una élite social que adoptó los estilos de vida romanos. La mezcla de diferentes tipos de viviendas refleja la diversidad social y cultural del asentamiento.
La Importancia de Monte Mozinho en el Contexto Regional
Monte Mozinho no es un yacimiento aislado. Forma parte de un conjunto de asentamientos romanos y castros celtas que se distribuyen a lo largo de la frontera hispano-lusa. Estos asentamientos desempeñaron un papel importante en el control del territorio, la explotación de los recursos naturales y el comercio. La Ruta de los Castros y Verracos de la frontera hispano-lusa permite descubrir estos yacimientos y comprender la complejidad de la historia de la región.
La ubicación estratégica de Monte Mozinho, en una zona de paso entre la Meseta Central y la costa atlántica, lo convirtió en un centro de intercambio cultural y económico. El asentamiento se benefició de la proximidad de las minas de oro y estaño de la región, así como de la fertilidad de las tierras del valle del Duero. Los habitantes de Monte Mozinho comerciaban con productos agrícolas, artesanales y minerales, estableciendo contactos con otras regiones de la península y del Imperio Romano.
A pesar de que Monte Mozinho fue declarado Bien de Interés Público en la década de 1940, buena parte del sitio permanece poco difundida entre el gran público. Esto contribuye a su halo de misterio y a la necesidad de promover su conservación y divulgación. Las intervenciones arqueológicas modernas, que arrancaron en el siglo XX, han permitido avanzar en el conocimiento del yacimiento, pero aún queda mucho por descubrir. La investigación arqueológica continua es fundamental para desvelar los secretos de esta "ciudad muerta" y comprender su importancia en la historia de la península ibérica.
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