Mujeres Rurales de Pozo El Mistol Impulsan la Agroecología y Soberanía Alimentaria en Valle Viejo
En el corazón de Pozo El Mistol y Valle Viejo, un movimiento silencioso pero poderoso está tomando raíz. No se trata de una revolución tecnológica ni de una imposición desde arriba, sino de un renacimiento de las prácticas ancestrales, un diálogo entre el conocimiento tradicional y la ciencia moderna, y un compromiso inquebrantable con la tierra y la vida. Este artículo explora la jornada reciente que reunió a huerteras locales, agrónomos, funcionarios municipales e investigadores de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCa), un encuentro que simboliza un esfuerzo colectivo por fortalecer la agricultura familiar, promover la soberanía alimentaria y construir un futuro más sustentable para la región. A través de la colaboración y el intercambio de saberes, estas comunidades están tejiendo una red de apoyo que les permite avanzar hacia modelos productivos más resilientes y respetuosos con el medio ambiente.
- El Encuentro en Pozo El Mistol: Un Espacio de Convergencia
- Fortaleciendo el Tejido Social: Organizaciones y Acuerdos de Colaboración
- Visibilizando la Producción Local: Soberanía Alimentaria y Cuidado de la Tierra
- Transición Agroecológica: Modelos Productivos Sustentables
- El Rol de la Investigación en el Fortalecimiento de la Agricultura Familiar
El Encuentro en Pozo El Mistol: Un Espacio de Convergencia
La jornada en Pozo El Mistol no fue un evento aislado, sino la culminación de un proceso de diálogo y colaboración que se ha estado gestando a lo largo del año. La participación de las huerteras locales, verdaderas guardianas de la semilla y del conocimiento tradicional, fue fundamental. Su experiencia práctica, transmitida de generación en generación, es un tesoro invaluable que se complementa con la perspectiva científica de la agrónoma de Zona de Valle Viejo. La presencia de personal de la secretaría de Producción del municipio demostró el compromiso de las autoridades locales con el desarrollo de la agricultura familiar y la promoción de políticas públicas que la apoyen. Y la participación del Grupo de estudios sobre espacios cotidianos y memorias, de la Escuela de Arqueología de la UNCa, añadió una dimensión investigativa y académica al encuentro, permitiendo documentar y analizar las prácticas agrícolas locales desde una perspectiva antropológica y arqueológica.
Este grupo de investigación, trabajando en conjunto con las mujeres rurales, está llevando a cabo un proyecto que busca comprender la relación entre las comunidades locales y su entorno, así como las estrategias que han utilizado para adaptarse a los desafíos ambientales y sociales a lo largo del tiempo. La investigación no se limita a la recopilación de datos, sino que implica un proceso de co-creación de conocimiento, en el que las huerteras locales son protagonistas activas y sus voces son escuchadas y valoradas. Este enfoque participativo es esencial para garantizar que los resultados de la investigación sean relevantes y útiles para las comunidades locales.
Uno de los objetivos centrales de la jornada fue fortalecer el trabajo de las organizaciones locales y facilitar la creación de acuerdos de colaboración con las instituciones públicas. En muchas ocasiones, las pequeñas huerteras y agricultores familiares se enfrentan a obstáculos burocráticos y a la falta de acceso a recursos y servicios que dificultan su desarrollo. La colaboración entre las organizaciones locales y las instituciones públicas puede ayudar a superar estos obstáculos y a crear un entorno más favorable para la agricultura familiar. Estos acuerdos pueden abarcar una amplia gama de temas, como el acceso a créditos, la capacitación técnica, la comercialización de productos y la promoción de prácticas agrícolas sustentables.
La generación de estos espacios de diálogo y colaboración es fundamental para construir una relación de confianza entre las comunidades locales y las autoridades públicas. Esta confianza es esencial para garantizar que las políticas públicas sean efectivas y respondan a las necesidades reales de las comunidades. Además, la colaboración entre las organizaciones locales y las instituciones públicas puede ayudar a fortalecer el tejido social y a promover la participación ciudadana en la toma de decisiones.
Visibilizando la Producción Local: Soberanía Alimentaria y Cuidado de la Tierra
La jornada en Pozo El Mistol también tuvo como objetivo visibilizar y fortalecer la forma de producción que cuida la tierra, el agua y la vida, y que fortalece la soberanía alimentaria. La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias para garantizar el acceso a alimentos saludables, nutritivos y culturalmente apropiados. La agricultura familiar, con su enfoque en la producción local y la diversificación de cultivos, juega un papel fundamental en la construcción de la soberanía alimentaria.
Al promover la producción local, se reduce la dependencia de los mercados globales y se fortalece la economía local. Además, la agricultura familiar suele utilizar prácticas agrícolas más sustentables, como la agroecología, que protegen el medio ambiente y la biodiversidad. La agroecología es un enfoque holístico que integra los principios de la ecología y la agricultura para diseñar sistemas productivos que sean socialmente justos, económicamente viables y ambientalmente sustentables. Este enfoque se basa en el conocimiento tradicional de las comunidades locales y en la innovación científica, y busca crear sistemas agrícolas que sean resilientes a los cambios climáticos y a las crisis económicas.
Transición Agroecológica: Modelos Productivos Sustentables
A lo largo del año, se han sostenido diversos espacios que buscan facilitar una transición agroecológica hacia modelos productivos más sustentables en el territorio. Esta transición no es un proceso fácil, ya que implica un cambio de paradigma en la forma de pensar y de practicar la agricultura. Sin embargo, es un cambio necesario para garantizar la seguridad alimentaria y la protección del medio ambiente a largo plazo. La transición agroecológica requiere de un esfuerzo conjunto de todos los actores involucrados, incluyendo a las huerteras locales, los agrónomos, los funcionarios municipales, los investigadores y los consumidores.
La capacitación técnica y el intercambio de experiencias son herramientas fundamentales para facilitar la transición agroecológica. Las huerteras locales pueden aprender de los agrónomos y de los investigadores sobre nuevas técnicas y tecnologías que les permitan mejorar sus prácticas agrícolas. A su vez, los agrónomos y los investigadores pueden aprender de las huerteras locales sobre el conocimiento tradicional y las estrategias que han utilizado para adaptarse a los desafíos ambientales y sociales. El intercambio de experiencias entre diferentes comunidades locales también puede ser muy valioso, ya que permite compartir conocimientos y aprender de los éxitos y fracasos de otros.
La promoción de mercados locales y circuitos cortos de comercialización también es esencial para apoyar la transición agroecológica. Los mercados locales permiten a los productores vender sus productos directamente a los consumidores, sin intermediarios, lo que les permite obtener un precio justo por su trabajo y fortalecer la economía local. Los circuitos cortos de comercialización reducen la huella de carbono asociada al transporte de alimentos y promueven el consumo de productos frescos y de temporada.
El Rol de la Investigación en el Fortalecimiento de la Agricultura Familiar
La investigación, como la que lleva a cabo el Grupo de estudios sobre espacios cotidianos y memorias de la UNCa, juega un papel crucial en el fortalecimiento de la agricultura familiar. No se trata de imponer modelos externos, sino de comprender las dinámicas locales y de co-crear soluciones que sean adaptadas a las necesidades y realidades de las comunidades. La investigación puede ayudar a identificar las mejores prácticas agrícolas, a evaluar el impacto de las políticas públicas y a desarrollar nuevas tecnologías que sean accesibles y apropiadas para los pequeños productores.
Además, la investigación puede ayudar a visibilizar el valor de la agricultura familiar y a promover su reconocimiento como un componente esencial del sistema alimentario. Al documentar y analizar las prácticas agrícolas locales, se puede demostrar su contribución a la seguridad alimentaria, la protección del medio ambiente y el desarrollo rural. Esta información puede ser utilizada para influir en las políticas públicas y para movilizar recursos en apoyo de la agricultura familiar.
La investigación participativa, en la que las comunidades locales son protagonistas activas, es especialmente valiosa. Este enfoque permite garantizar que los resultados de la investigación sean relevantes y útiles para las comunidades, y que se respeten sus conocimientos y valores. La investigación participativa también puede ayudar a fortalecer el tejido social y a promover la participación ciudadana en la toma de decisiones.

Fuente: https://argentina.gob.ar/noticias/fortalecimiento-la-agroecologia-en-el-valle-central-de-catamarca



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