Música Post-Mortem: El Cerebro de Alvin Lucier Crea Arte Después de la Muerte
La frontera entre la vida y la muerte, entre la creación artística y la biología, se ha difuminado de una manera asombrosa. Un proyecto pionero ha logrado algo que hasta hace poco se consideraba ciencia ficción: mantener viva la esencia creativa de un artista después de su fallecimiento. A través del cultivo de “mini-cerebros” a partir de células sanguíneas, la música del compositor experimental Alvin Lucier continúa resonando en el mundo, desafiando nuestra comprensión de la autoría, la conciencia y el legado artístico. Este artículo explora la fascinante historia detrás de “Revivificación”, la instalación artística que alberga estos organoides cerebrales, y las implicaciones éticas y estéticas de esta innovadora tecnología.
- Alvin Lucier: Un Pionero de la Música Experimental
- El Proyecto Revivificación: Un Legado Biológico y Artístico
- De la Sangre a la Música: El Proceso Técnico
- El "Monstruo de Cuatro Cabezas": La Colaboración Científico-Artística
- Implicaciones Éticas y Estéticas: ¿Qué Significa Crear con un Cerebro Post-Mortem?
- El Futuro de la Música Post-Mortem y el Arte Biológico
Alvin Lucier: Un Pionero de la Música Experimental
Alvin Lucier (1937-2021) fue una figura clave en el desarrollo de la música experimental y el arte sonoro. Su trabajo, a menudo minimalista y conceptual, exploraba las propiedades físicas del sonido, la percepción humana y la relación entre el cuerpo y el entorno. Lucier se destacó por su uso innovador de la tecnología, incluyendo la biofeedback y las ondas cerebrales, para crear composiciones musicales únicas. Su obra más famosa, “Música para Solistas” (1965), requería que el intérprete utilizara un electroencefalograma (EEG) para controlar la reproducción de sonidos, convirtiendo sus propias ondas cerebrales en música. Esta pieza, y otras como “Vespers” y “Bird Brain”, establecieron a Lucier como un visionario en el campo de la música electrónica y el arte interdisciplinario.
La obra de Lucier no se limitaba a la creación de sonidos; también se centraba en la experiencia del oyente y la forma en que el sonido interactúa con el espacio. Sus instalaciones a menudo involucraban resonancias, ecos y fenómenos acústicos que transformaban la percepción del entorno. Lucier era un maestro en la manipulación del tiempo y el espacio a través del sonido, creando atmósferas inmersivas y evocadoras. Su enfoque experimental y su búsqueda constante de nuevas formas de expresión lo convirtieron en una influencia duradera para generaciones de artistas y músicos.
El Proyecto Revivificación: Un Legado Biológico y Artístico
“Revivificación” es el resultado de una colaboración entre científicos y artistas, liderada por Guy Ben-Ary, Nathan Thompson, Matt Gingold y el neurocientífico Stuart Hodgetts. El proyecto surgió de una conversación con Lucier en 2019, cuando el compositor, ya afectado por la enfermedad de Parkinson, expresó su deseo de continuar creando música incluso después de su muerte. Lucier donó sangre para el proyecto, con la esperanza de que sus células pudieran ser utilizadas para generar nuevas composiciones. Este acto de donación fue fundamental para el desarrollo de “Revivificación”, ya que proporcionó el material biológico necesario para crear los organoides cerebrales.
Los organoides cerebrales son estructuras tridimensionales cultivadas en laboratorio a partir de células madre. Imitan algunos aspectos del cerebro humano, incluyendo la presencia de neuronas y sinapsis. En el caso de “Revivificación”, las células sanguíneas de Lucier fueron reprogramadas para convertirse en células madre pluripotentes inducidas (iPSC), que luego fueron diferenciadas en neuronas. Estas neuronas se autoorganizaron en organoides cerebrales, que se convirtieron en el “cerebro” que ahora genera música en la Galería de Arte de Australia Occidental. El proceso de cultivo y diferenciación celular fue un desafío técnico significativo, pero el equipo logró crear organoides cerebrales que exhiben actividad neuronal espontánea.
De la Sangre a la Música: El Proceso Técnico
El proceso de transformar la sangre de Lucier en música es complejo y multifacético. Una vez que los organoides cerebrales fueron cultivados, fueron montados sobre una malla de composición especial equipada con 64 microelectrodos. Estos electrodos detectan los impulsos eléctricos generados por las neuronas, que representan la actividad neuronal espontánea. Esta actividad es procesada en tiempo real por un software de electrofisiología diseñado a medida. El software traduce los impulsos eléctricos en señales de audio, que luego se utilizan para activar transductores y pequeños martillos electromecánicos.
Estos martillos golpean veinte placas grandes elaboradas con latón curvado, distribuidas estratégicamente por toda la sala de exposición. Las placas de latón resuenan con las vibraciones, creando un paisaje sonoro complejo y sostenido. La disposición de las placas y la forma en que interactúan con el espacio están diseñadas para maximizar la resonancia y la inmersión del oyente. El resultado es una composición musical en constante evolución, generada por la actividad neuronal de los organoides cerebrales de Lucier. La música no es una recreación de obras anteriores de Lucier, sino una extensión viva de su esencia creativa.
El "Monstruo de Cuatro Cabezas": La Colaboración Científico-Artística
El equipo detrás de “Revivificación”, autodenominado el “monstruo de cuatro cabezas”, representa un modelo de colaboración interdisciplinaria. Guy Ben-Ary es un artista australiano conocido por su trabajo en arte biológico y su exploración de la relación entre la tecnología y la vida. Nathan Thompson es un ingeniero de sonido y diseñador de instalaciones que ha trabajado en proyectos de arte sonoro a gran escala. Matt Gingold es un artista visual y diseñador que se especializa en la creación de entornos inmersivos. Stuart Hodgetts es un neurocientífico que ha investigado el desarrollo del cerebro y la función neuronal.
La combinación de la experiencia artística y científica de estos cuatro individuos fue crucial para el éxito de “Revivificación”. Los artistas aportaron su visión creativa y su conocimiento de la estética y la experiencia del oyente, mientras que el neurocientífico proporcionó la experiencia técnica necesaria para cultivar y analizar la actividad de los organoides cerebrales. La colaboración entre estos cuatro individuos permitió superar los desafíos técnicos y conceptuales del proyecto, y crear una obra de arte que es a la vez científicamente rigurosa y estéticamente impactante.
Implicaciones Éticas y Estéticas: ¿Qué Significa Crear con un Cerebro Post-Mortem?
“Revivificación” plantea una serie de preguntas éticas y estéticas sobre la naturaleza de la autoría, la conciencia y el legado artístico. ¿Quién es el autor de la música generada por los organoides cerebrales de Lucier? ¿Es Lucier, a pesar de su fallecimiento? ¿Es el equipo de científicos y artistas que cultivaron y procesaron la actividad neuronal? ¿O es una entidad emergente, una forma de inteligencia artificial biológica? Estas preguntas no tienen respuestas fáciles, y el proyecto invita a la reflexión sobre los límites de la creatividad humana y la posibilidad de extender la presencia de un individuo más allá de la muerte.
La instalación también desafía nuestra comprensión de la conciencia y la relación entre el cerebro y la mente. ¿Pueden los organoides cerebrales, que carecen de un cuerpo y de la experiencia sensorial completa, ser considerados conscientes? ¿Pueden experimentar emociones o tener intenciones? Estas preguntas son objeto de debate entre neurocientíficos y filósofos, y “Revivificación” proporciona un nuevo contexto para explorar estas cuestiones. La obra de arte también plantea interrogantes sobre el valor del arte y la forma en que lo percibimos. ¿La música generada por los organoides cerebrales es tan valiosa como la música creada por un artista vivo? ¿Cómo afecta el conocimiento de que la música fue creada a partir de células post-mortem a nuestra experiencia estética?
El Futuro de la Música Post-Mortem y el Arte Biológico
“Revivificación” es un ejemplo pionero de cómo la tecnología puede ser utilizada para prolongar el legado artístico de un individuo más allá de su muerte. El proyecto abre nuevas posibilidades para la creación de arte biológico, que utiliza materiales vivos y procesos biológicos como medio de expresión artística. En el futuro, podríamos ver más artistas y compositores que donen sus células para crear obras de arte post-mortem. Esto podría llevar a la creación de un nuevo género de arte, en el que la vida y la muerte se entrelazan de manera inextricable.
El equipo detrás de “Revivificación” tiene planes de continuar investigando y desarrollando la tecnología utilizada en el proyecto. Ben-Ary afirma que están interesados en explorar si los organoides cerebrales pueden cambiar o aprender con el tiempo, y en adaptarlos a entornos más extremos, como la Antártida o la órbita de la Tierra. Estas investigaciones podrían revelar nuevas perspectivas sobre la plasticidad del cerebro y la capacidad de adaptación de las neuronas. El futuro de la música post-mortem y el arte biológico es incierto, pero “Revivificación” ha demostrado que las posibilidades son ilimitadas.
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