Netanyahu busca derrocar a los ayatolás: Israel apunta al cambio de régimen en Irán.

La escalada de tensiones entre Israel e Irán ha alcanzado un punto crítico, trascendiendo la justificación inicial de ataques preventivos contra el programa nuclear iraní. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha revelado una ambición más profunda: el derrocamiento del régimen de los ayatolás y un cambio radical en el panorama político de la República Islámica. Este artículo analiza en profundidad los objetivos declarados y ocultos de la operación israelí, las declaraciones incendiarias de Netanyahu, y las implicaciones de una posible intervención que podría desestabilizar aún más Oriente Medio.

El Argumento Israelí: Amenaza Existencial y Plan de Exterminio

Israel ha justificado sus ataques contra Irán basándose en dos pilares fundamentales. El primero, la necesidad de neutralizar un programa nuclear que consideran una amenaza "existencial" para su seguridad. El segundo, la afirmación de que Irán planeaba un ataque masivo contra Israel, comparable a los eventos del 7 de octubre de 2024, pero a una escala mucho mayor. Netanyahu insiste en que estos ataques son "preventivos", aunque no ha presentado pruebas concretas que respalden estas acusaciones. La falta de transparencia y la naturaleza agresiva de la retórica israelí han generado escepticismo en la comunidad internacional.

La insistencia en la inminencia de un ataque iraní se presenta como una justificación para la acción militar, pero también puede interpretarse como una estrategia para legitimar un objetivo más amplio: el cambio de régimen. La narrativa de un "plan de exterminio" busca demonizar al régimen iraní y crear un clima de opinión favorable a una intervención más profunda. Esta estrategia se asemeja a las tácticas empleadas en el pasado para justificar conflictos en la región, apelando al miedo y a la seguridad nacional.

Más Allá de la Defensa: El Cambio de Régimen como Objetivo Principal

A pesar de la retórica defensiva, las declaraciones de Netanyahu sugieren un objetivo más ambicioso: el fin de la República Islámica instaurada en 1979. El primer ministro israelí ha expresado su deseo de acabar con el poder de los ayatolás, especialmente el del líder supremo, Ali Jamenei. Esta ambición se ha manifestado en su disposición a considerar incluso el asesinato de Jamenei, como se reveló en informes de medios estadounidenses que Netanyahu no ha desmentido explícitamente. La búsqueda de un cambio de régimen implica una intervención mucho más profunda y arriesgada que la simple neutralización del programa nuclear.

La acumulación de declaraciones de Netanyahu en las últimas horas apunta directamente a esta meta. Su referencia a la necesidad de combatir la "estructura de mando" de la Revolución Islámica, que considera la fuente de inestabilidad en la región, revela su intención de desmantelar el sistema político iraní. La comparación con "atacar al equipo nuclear de Hitler" es una alusión al Holocausto nazi que busca equiparar al régimen iraní con el régimen nazi, justificando así una acción extrema.

La Amenaza Global y la Justificación de la Intervención

Netanyahu ha ampliado el alcance de la amenaza iraní, argumentando que no se limita a Israel, sino que representa un peligro para toda la comunidad internacional. Su advertencia de que "hoy es Tel Aviv, pero mañana será Nueva York" busca generar preocupación en Estados Unidos y otros países occidentales, buscando apoyo para una intervención más amplia. Esta estrategia se basa en la idea de que la inestabilidad en Oriente Medio puede tener consecuencias globales, y que es necesario actuar para prevenir una escalada mayor.

La retórica de Netanyahu se centra en la idea de que Irán busca la "guerra eterna" y está llevando al mundo al borde de una guerra nuclear. Presenta a Israel como el único país que está impidiendo esta catástrofe, al enfrentarse a las "fuerzas del mal". Esta narrativa busca justificar la acción militar israelí como una defensa de los valores occidentales y la seguridad global. Sin embargo, la falta de pruebas concretas y la naturaleza agresiva de la retórica israelí generan dudas sobre la veracidad de estas afirmaciones.

"Haremos lo que Tengamos que Hacer": La Disposición a Escalar

La frase más inquietante pronunciada por Netanyahu, "Haremos lo que tengamos que hacer", revela su disposición a escalar el conflicto y a no descartar ninguna opción, incluyendo ataques directos contra líderes iraníes. Esta declaración ha sido respaldada por funcionarios de su equipo, quienes han confirmado que Jamenei "no está fuera de su mira". La ambigüedad de esta frase y la falta de límites claros en la estrategia israelí generan preocupación sobre una posible escalada incontrolable del conflicto.

La disposición a atacar a Jamenei representa un cambio significativo en la estrategia israelí, que hasta ahora se había centrado en atacar instalaciones nucleares y militares. Un ataque contra el líder supremo iraní podría desencadenar una respuesta masiva de Irán y sus aliados, lo que podría llevar a una guerra regional a gran escala. La escalada del conflicto podría tener consecuencias devastadoras para la estabilidad de Oriente Medio y la seguridad global.

Apelando al Pueblo Iraní: Una Estrategia de Desestabilización

Netanyahu ha intentado dirigirse directamente al pueblo iraní, instándolo a "ponerse de pie" y a derrocar al régimen de los ayatolás. En un vídeo publicado el día del primer ataque, Netanyahu afirmó que el régimen "nunca ha estado tan débil" y citó el lema "Mujer, Vida, Libertad", utilizado en las protestas de 2022 tras la muerte de Mahsa Amini. Esta estrategia busca explotar el descontento interno en Irán y fomentar una rebelión contra el régimen.

La apelación al pueblo iraní es una táctica de desestabilización que busca socavar la legitimidad del régimen y crear un clima de caos y confusión. Al identificarse con las demandas de los manifestantes de 2022, Netanyahu intenta presentarse como un aliado del pueblo iraní y justificar su intervención como una forma de apoyar su lucha por la libertad. Sin embargo, esta estrategia podría tener consecuencias imprevistas y exacerbar las tensiones internas en Irán.

El Contexto Regional y la Posición de Estados Unidos

La escalada de tensiones entre Israel e Irán se produce en un contexto regional complejo, marcado por la guerra en Gaza, la presencia de grupos armados respaldados por Irán en Líbano, Siria y Yemen, y la creciente influencia de Irán en la región. La intervención israelí podría desencadenar una respuesta coordinada de estos grupos, lo que podría llevar a una guerra regional a gran escala. La estabilidad de la región depende en gran medida de la contención del conflicto y la prevención de una escalada mayor.

La posición de Estados Unidos es crucial en este conflicto. El presidente Trump vetó previamente un plan israelí para asesinar a Jamenei, lo que sugiere una cautela por parte de Washington ante una escalada mayor. Sin embargo, la administración actual de Estados Unidos podría adoptar una postura diferente, dependiendo de la evolución de la situación y sus propios intereses estratégicos. El apoyo o la falta de apoyo de Estados Unidos a la intervención israelí podría tener un impacto significativo en el resultado del conflicto.

Fuente: https://www.huffingtonpost.es//global/netanyahu-apunta-objetivo-ultimo-ataquean-caer-ayatolas.html