Peajes en Argentina: ¿Un futuro incierto para nuestras rutas y el desarrollo económico?
Argentina, un país vasto y rico en recursos naturales, enfrenta un desafío crucial para su desarrollo económico y social: el mantenimiento y mejora de su infraestructura vial. Las rutas, arterias vitales que conectan regiones productivas, facilitan el comercio y aseguran el acceso a servicios esenciales, se encuentran en un estado precario que amenaza con estrangular el crecimiento. Este artículo analiza en profundidad la problemática de las rutas argentinas, explorando los costos de construcción y mantenimiento, la viabilidad de los peajes propuestos y las consecuencias de la falta de inversión en este sector estratégico.
La Importancia Estratégica de las Rutas Argentinas
El entramado vial argentino es fundamental para la economía del país, especialmente en un modelo basado en la exportación de commodities como granos, carnes, energía y minerales. Estas mercancías deben transportarse desde las zonas de producción hasta los puertos y centros de consumo, y la eficiencia de este transporte depende directamente de la calidad de las rutas. Un sistema vial deficiente incrementa los costos logísticos, reduce la competitividad de los productos argentinos en el mercado internacional y dificulta el acceso a servicios básicos como la salud y la educación en áreas remotas.
Más allá de lo económico, las rutas son esenciales para la integración territorial y la cohesión social. Permiten conectar comunidades aisladas, facilitar el intercambio cultural y promover el turismo. La falta de inversión en infraestructura vial agrava las desigualdades regionales, limitando las oportunidades de desarrollo en las provincias más alejadas de los centros urbanos. La seguridad vial también se ve comprometida por el mal estado de los caminos, aumentando el riesgo de accidentes y poniendo en peligro la vida de los usuarios.
Costos de Construcción y Mantenimiento: Una Comparativa Internacional
Si bien los costos de los componentes básicos para la construcción de rutas (piedra, cemento, bitúmenes, mano de obra, combustible y maquinaria) pueden variar entre Argentina y Europa, un análisis comparativo revela una paradoja preocupante. En promedio, los costos de construcción en Argentina tienden a ser ligeramente menores que en Europa. Sin embargo, la diferencia se diluye al considerar los valores de los peajes propuestos, que son significativamente más bajos que los europeos. Esta disparidad hace que sea prácticamente inviable para las empresas privadas sostener las rutas argentinas en condiciones óptimas, salvo en los tramos cercanos a las grandes ciudades.
La densidad poblacional juega un papel crucial en esta ecuación. Europa, con una densidad de 73 habitantes por kilómetro cuadrado, presenta una demanda de transporte mucho mayor que Argentina, con apenas 17 habitantes por kilómetro cuadrado. Esto justifica, en parte, los peajes más elevados en Europa, donde el volumen de tráfico permite recuperar la inversión en un plazo razonable. Argentina, con una superficie equivalente a la de ocho países europeos combinados (Francia, España, Suecia, Polonia, Alemania, Italia, Reino Unido e Irlanda), enfrenta el desafío de mantener una extensa red vial con una menor densidad de tráfico y, por lo tanto, menores ingresos por peajes.
La Problemática de los Peajes Propuestos: ¿Son Suficientes?
Los valores preliminares de los peajes propuestos para las nuevas privatizaciones rondan entre $4.000 y $5.000 por cada 100 kilómetros de recorrido. En comparación, en Europa se paga un promedio de U$S 0.10 por kilómetro. Si se convierte esta cifra a pesos argentinos, el peaje “real” debería ser de $135 por kilómetro, mientras que el calculado es de apenas $45 por kilómetro. Esta diferencia abismal plantea serias dudas sobre la viabilidad económica del proyecto.
Un ejemplo ilustrativo es el trayecto entre París y Marsella (700 km), que cuesta alrededor de $94.500 en peajes en Francia. El mismo recorrido entre Buenos Aires y Córdoba (700 km) costaría apenas $31.500 con los peajes propuestos en Argentina. Esta brecha sugiere que los ingresos generados por los peajes no serán suficientes para cubrir los costos de mantenimiento y actualización de las rutas, especialmente en los tramos menos transitados.
El Desafío de las Rutas Secundarias y Provinciales
La situación se complica aún más al considerar las rutas de importancia extraordinaria que no son autovías, como las rutas 8, 7, 9, 34, 40, 158 y 188. Estas rutas conectan provincias y, debido a su longitud, no tienen una densidad de tráfico acorde con la supuesta cotización del peaje. Además, las rutas provinciales, que son las “arterias” que llevan los preciados dólares de exportación a los puertos, conducen las ambulancias a centros de salud, la leche a las plantas procesadoras y la mercadería a cada almacén argentino, se encuentran en un estado de deterioro alarmante.
La falta de mantenimiento de estas rutas tiene consecuencias devastadoras para la economía local y la calidad de vida de los habitantes. El transporte de mercancías se encarece, los tiempos de entrega se prolongan y el acceso a servicios esenciales se dificulta. Además, el mal estado de los caminos aumenta el riesgo de accidentes y pone en peligro la vida de las personas. Cada día, en Argentina, mueren personas debido a que los caminos no están en condiciones.
La Necesidad de una Inversión Sostenible y a Largo Plazo
En resumen, será difícil poner al día las rutas argentinas si el costo del peaje no se acerca al europeo. Es altamente probable que no haya empresa que mueva una pala, político que soporte el deterioro, ni argentino que esté conforme. La situación actual se asemeja a no invertir en mantener la casa donde se vive: si no se pintan las paredes, no se reparan las cañerías ni se conserva la instalación eléctrica, se está consumiendo el capital y las consecuencias serán imaginables.
La solución no es simple, pero pasa inevitablemente por una inversión sostenida y a largo plazo en infraestructura vial. Esto implica no solo aumentar los peajes, sino también explorar otras fuentes de financiamiento, como la emisión de bonos, la colaboración público-privada y la asignación de recursos del presupuesto nacional. Es fundamental establecer un plan integral de mantenimiento y actualización de las rutas, que priorice las necesidades de las diferentes regiones y garantice la seguridad vial.
Además, es necesario mejorar la gestión de los fondos destinados a infraestructura vial, combatiendo la corrupción y la ineficiencia. La transparencia y la rendición de cuentas son esenciales para asegurar que los recursos se utilicen de manera efectiva y que los proyectos se completen en tiempo y forma. La inversión en infraestructura vial no es un gasto, sino una inversión en el futuro del país.
Fuente: https://elconstructor.com/las-rutas-argentinas-futuro-incierto/
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