Pesca en Zona de Veda: Langostino vs Merluza Juvenil y el Debate por la Sostenibilidad
La reciente apertura de la pesca comercial en la subárea 15 de la Zona de Veda Permanente de Juveniles de Merluza ha desatado un debate complejo, entrelazando hallazgos científicos valiosos con las presiones de la industria y la política. Lo que inicialmente se presentó como una oportunidad para acceder a concentraciones de langostino de buena talla, rápidamente se vio empañado por la presencia significativa de merluza juvenil, poniendo en tela de juicio la sostenibilidad de la operación y exponiendo las tensiones inherentes a la gestión pesquera en Argentina. Este artículo analiza en profundidad los diversos aspectos de esta apertura, desde las implicaciones biológicas y productivas hasta las dinámicas de lobby y la necesidad imperante de priorizar la ciencia en la toma de decisiones.
- El Valor Científico del Descubrimiento: Mapeo del Langostino y la Importancia de los Datos
- La Realidad Productiva: Langostino, Fauna Incidental y la Problemática del Descarte
- El Lobby y el Semáforo Biológico: La Prioridad de la Ciencia en la Gestión Pesquera
- Resultados Iniciales y la Fragilidad de la Decisión: La Subárea 15 Bajo la Lupa
- La Presión Política y las Consecuencias Negativas: Un Patrón Repetido
- El Futuro de la Pesca en la Subárea 15: Decisiones Pendientes y la Prioridad de la Sostenibilidad
El Valor Científico del Descubrimiento: Mapeo del Langostino y la Importancia de los Datos
Desde una perspectiva científica, la apertura de la subárea 15 ha resultado ser un hallazgo inesperado en el contexto del seguimiento del recurso langostino. El mapeo y la incorporación de datos a las bases de datos existentes, permiten una mejor comprensión de la distribución y características de esta especie. Cada punto de dato o zona relevada incrementa la certeza de los modelos matemáticos y biológicos utilizados por el INIDEP (Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero) para la administración de los recursos pesqueros. Estos modelos son cruciales para establecer cuotas de captura sostenibles y garantizar la salud a largo plazo de las poblaciones.
La información recopilada no solo beneficia la gestión del langostino, sino que también contribuye al conocimiento general del ecosistema marino. La presencia de otras especies, como la merluza, en la misma área, proporciona información valiosa sobre las interacciones ecológicas y la dinámica de las poblaciones. Esta información es fundamental para desarrollar estrategias de gestión pesquera más integrales y efectivas, que tengan en cuenta las complejas relaciones entre las diferentes especies.
La Realidad Productiva: Langostino, Fauna Incidental y la Problemática del Descarte
Desde el punto de vista comercial, la apertura de la subárea 15 representó una alternativa para la flota pesquera. Las concentraciones de langostino, incluso de tallas comerciales adecuadas, generaron expectativas positivas. Sin embargo, la presencia de fauna incidental, principalmente merluza, complicó la situación. La discusión sobre si esta merluza era juvenil o adulta es secundaria; la realidad es que, en la mayoría de los casos, se descartaba. Esta práctica, desde el punto de vista biológico y resolutivo, es altamente cuestionable.
El descarte de fauna incidental no solo representa una pérdida de biomasa, sino que también puede tener impactos negativos en el ecosistema marino. La merluza descartada, especialmente si es juvenil, puede sufrir lesiones o morir, reduciendo las posibilidades de reproducción y contribuyendo a la disminución de la población. Además, el descarte puede afectar a otras especies que se alimentan de los restos de pescado, alterando las cadenas tróficas y desestabilizando el ecosistema.
La necesidad de minimizar el descarte de fauna incidental es un desafío constante en la pesca comercial. Se requieren tecnologías y prácticas de pesca más selectivas, que permitan capturar el langostino deseado sin afectar a otras especies. Además, es fundamental establecer regulaciones claras y estrictas sobre el descarte, y garantizar su cumplimiento.
El Lobby y el Semáforo Biológico: La Prioridad de la Ciencia en la Gestión Pesquera
La aparición de merluza en la subárea 15 ha generado preocupación en relación con la posibilidad de que se utilicen estos datos para justificar la apertura de otras subáreas vedadas. Esta práctica, impulsada por intereses lobbistas, debe ser evitada a toda costa. La decisión de abrir o cerrar una pesquería debe basarse exclusivamente en el "semáforo biológico" del INIDEP, es decir, en la evaluación científica del estado de los recursos pesqueros.
La Ley y la administración de cualquier pesquería establecen claramente que, cuando el recurso está en condiciones de ser pescado, se debe aprovechar de manera sostenible. Sin embargo, cuando las razones científicas y biológicas del INIDEP indican que la situación es desfavorable, se debe suspender cualquier operatoria, independientemente de los intereses económicos o políticos en juego. La priorización de la ciencia es fundamental para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de los recursos pesqueros.
El lobby, aunque legítimo en un sistema democrático, no debe prevalecer sobre la evidencia científica. Los representantes de la industria pesquera tienen derecho a expresar sus opiniones y defender sus intereses, pero deben hacerlo de manera transparente y respetuosa con los criterios científicos. La toma de decisiones en materia de gestión pesquera debe ser un proceso basado en la evidencia, donde la ciencia tenga un papel preponderante.
Resultados Iniciales y la Fragilidad de la Decisión: La Subárea 15 Bajo la Lupa
La pesca comercial en la subárea 15 no ha arrojado los resultados esperados, lo cual era previsible considerando su ubicación geográfica y las condiciones temporales. Si bien los primeros informes oficiales destacaron rendimientos prometedores de langostino, la presencia constante de merluza, en su mayoría juvenil, ha condicionado la operatoria y ha puesto en evidencia la fragilidad de la decisión de habilitar la zona. La alta proporción de juveniles plantea serias dudas sobre la sostenibilidad de la pesca en esta área.
A medida que la flota se desplazaba hacia el centro y oeste de la subárea, se observó una disminución en los volúmenes de merluza acompañante, pero el porcentaje de juveniles se mantuvo elevado. Esta situación generó preocupación y reabrió el debate sobre la conveniencia de continuar con las operaciones. La persistencia de la merluza juvenil, incluso en menores cantidades, indica que la zona sigue siendo un área de cría importante para esta especie.
En las últimas jornadas de prospección, se registró una disminución en los registros de merluza juvenil, lo que podría interpretarse como una señal positiva. Sin embargo, el factor acompañante sigue siendo determinante a la hora de evaluar la continuidad de la pesca en esta subárea. La presencia de merluza, incluso en cantidades menores, puede afectar la calidad del langostino y aumentar los costos de procesamiento debido a la necesidad de separar la fauna incidental.
La Presión Política y las Consecuencias Negativas: Un Patrón Repetido
Diversas voces del sector coinciden en que la subárea 15 no estaba en condiciones de habilitarse para la pesca comercial en esta época del año. La experiencia confirma una vez más que, cuando la presión política, en este caso santacruceña, se coloca por encima del espacio y tiempo biológico de las especies, los resultados terminan siendo negativos. La apertura, a pesar de los rendimientos iniciales de langostino, no ha logrado sostenerse frente a la presencia de merluza juvenil.
Este patrón de decisiones basadas en consideraciones políticas en lugar de científicas es un problema recurrente en la gestión pesquera argentina. La falta de independencia del INIDEP y la influencia de los intereses de la industria y los gobiernos provinciales dificultan la toma de decisiones objetivas y basadas en la evidencia. Es fundamental fortalecer la autonomía del INIDEP y garantizar que sus recomendaciones sean escuchadas y respetadas.
La situación en la subárea 15 también pone de manifiesto la necesidad de una mayor coordinación entre los diferentes actores involucrados en la gestión pesquera. El gobierno nacional, los gobiernos provinciales, la industria pesquera y la comunidad científica deben trabajar juntos para desarrollar estrategias de gestión sostenibles que beneficien a todos.
El Futuro de la Pesca en la Subárea 15: Decisiones Pendientes y la Prioridad de la Sostenibilidad
La continuidad de la pesca en la subárea 15 está en manos de las autoridades, quienes deben tomar una decisión basada en la evidencia científica y en el interés general. Las voces de Vigo, refiriéndose a los intereses de la industria, están comenzando a influir en el debate, buscando una solución que se ajuste a sus necesidades. Sin embargo, es fundamental recordar que la máxima explotación del recurso no debe ser el único criterio a considerar.
Actualmente, el langostino aún se encuentra en condiciones de ser capturado en áreas con un mejor perfil y calidad de marisco. Desplazar la flota a estas zonas podría ser una solución más sostenible y rentable a largo plazo. La pesca en la subárea 15, por el momento, parece ser una opción poco viable debido a la presencia de merluza juvenil y la fragilidad del ecosistema.
La gestión pesquera debe basarse en un enfoque ecosistémico, que tenga en cuenta las interacciones entre las diferentes especies y los impactos de la pesca en el medio ambiente. La sostenibilidad a largo plazo de los recursos pesqueros depende de la adopción de prácticas de pesca responsables y de la priorización de la ciencia en la toma de decisiones.
Fuente: https://pescare.com.ar/apertura-pesca-subarea-15-langostino-merluza/
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