Presupuesto Milei: Proyecciones Económicas en Riesgo y Expectativas del Mercado en Disputa
El reciente anuncio del presupuesto argentino por parte de Javier Milei, inicialmente celebrado por un cambio de tono y una apertura al diálogo, rápidamente se vio empañado por el escepticismo del mercado. Las proyecciones económicas, consideradas inverosímiles por economistas y operadores, revelan una desconexión preocupante entre las expectativas oficiales y la realidad económica. Este artículo analiza en profundidad las inconsistencias del presupuesto, las posibles motivaciones detrás de las proyecciones optimistas y las implicaciones para la credibilidad económica del país.
- El Desencanto Post-Discurso: De la Autocrítica a las Proyecciones Irrealistas
- Inflación: Una Brecha Creciente Entre la Realidad y las Proyecciones Oficiales
- 2026: Un Optimismo Aún Más Desafiante
- La Subestimación Sistemática de la Inflación: Una Práctica Recurrente
- La Inflación como Carta en la Mesa Salarial: Controlando el Gasto Público
- El Dólar Contra Corriente: Proyecciones Cambiarias Poco Creíbles
El Desencanto Post-Discurso: De la Autocrítica a las Proyecciones Irrealistas
El discurso de presentación del presupuesto de Milei generó una impresión positiva inicial, destacando un cambio de estilo y una disposición al entendimiento. La admisión de errores pasados y la promesa de un enfoque más pragmático fueron bien recibidas. Sin embargo, esta percepción favorable se desvaneció rápidamente con la publicación de las proyecciones económicas que acompañaban al presupuesto. La discrepancia entre el tono conciliador del discurso y la rigidez, y optimismo extremo, de las cifras económicas generó una ola de críticas y dudas.
La principal preocupación reside en la dificultad de cumplir con las proyecciones incluso para el 2025, a tan solo cuatro meses de finalizar el año. Dado que las cifras de este año sirven como base para el cálculo del presupuesto del próximo, la credibilidad de todo el plan económico se ve comprometida. La falta de realismo en las proyecciones socava la confianza de los inversores y dificulta la planificación económica a largo plazo.
Inflación: Una Brecha Creciente Entre la Realidad y las Proyecciones Oficiales
Uno de los puntos más controvertidos del presupuesto es la proyección de una inflación del 24,5% para el año en curso. Hasta agosto, la inflación acumulada ya alcanzaba el 19,5%, lo que implica que, para cumplir con la meta oficial, la inflación en los últimos cuatro meses del año debería ser de apenas 4,3%, un promedio mensual del 1,1%. Esta cifra contrasta fuertemente con las expectativas de los economistas y banqueros encuestados por el Banco Central, quienes prevén un acumulado del 7% para el mismo período, lo que elevaría la inflación anual a 27,9%.
La historia reciente de las proyecciones inflacionarias en Argentina es un claro indicador de su falta de precisión. El presupuesto del año pasado preveía una inflación del 104,4% para 2024 y del 18,3% para 2025. La realidad superó ampliamente estas estimaciones, con una inflación del 117,8% en 2024 y una inflación acumulada en los primeros ocho meses de 2025 que ya excede la proyección original para todo el año. Esta trayectoria sugiere que las proyecciones actuales también podrían estar significativamente subestimadas.
2026: Un Optimismo Aún Más Desafiante
Las proyecciones para 2026 son aún más ambiciosas, con una inflación estimada del 10,1%. Los economistas privados, a través de la encuesta REM, proyectan una inflación del 17,8% para el mismo año, lo que ya se considera difícil de alcanzar. La proyección oficial, que implica un promedio mensual del IPC de apenas 0,81%, parece aún más improbable. Si bien una inflación del 10,1% no es imposible, requeriría un ajuste fiscal significativo y una política monetaria restrictiva, lo que podría desencadenar una recesión económica.
El gobierno de Milei ha expresado su deseo de evitar una recesión, apostando por un crecimiento del 5% del PBI para el próximo año. Sin embargo, alcanzar este crecimiento simultáneamente con una inflación del 10,1% requeriría un equilibrio delicado y una ejecución impecable de las políticas económicas. La viabilidad de este escenario es cuestionada por la mayoría de los analistas, quienes consideran que las proyecciones son demasiado optimistas.
La Subestimación Sistemática de la Inflación: Una Práctica Recurrente
La subestimación de la inflación en los presupuestos no es una práctica exclusiva del gobierno de Milei. En los últimos años, sucesivos gobiernos han incurrido en este "error", lo que sugiere que existen motivaciones más allá de una simple falta de previsión. Algunos economistas sugieren que esta práctica tiene como objetivo influir en las expectativas de la opinión pública, creando la ilusión de una inflación controlada y moderada.
Al anunciar una inflación baja para el próximo año, se busca disuadir a las empresas de aumentar los precios, generando una presión para mantener la estabilidad de precios. Además, la subestimación de la inflación puede utilizarse como herramienta para controlar las negociaciones salariales, limitando los aumentos salariales y reduciendo la presión sobre el gasto público. Esta estrategia, aunque controvertida, ha sido utilizada por diversos gobiernos en el pasado.
La Inflación como Carta en la Mesa Salarial: Controlando el Gasto Público
Uno de los principales motivos para subestimar la inflación es su impacto en las negociaciones salariales, especialmente en el sector público. La masa salarial de los empleados públicos representa actualmente un 15% del gasto corriente, sin considerar a los empleados provinciales y municipales. Al negociar los salarios, el gobierno busca que los sindicatos tomen como referencia la inflación futura, en lugar de la inflación pasada, evitando así la indexación automática de los salarios.
Esta estrategia permite al gobierno controlar el gasto público y evitar un aumento descontrolado de la masa salarial. La inclusión de cláusulas de revisión en los acuerdos salariales permite ajustar los salarios en caso de que la inflación real supere las proyecciones oficiales. Esta política, aunque no es exclusiva de ninguna ideología política, ha sido utilizada por gobiernos de diferentes signos políticos en Argentina.
El Dólar Contra Corriente: Proyecciones Cambiarias Poco Creíbles
Otro aspecto controvertido del presupuesto son las proyecciones cambiarias. Anunciar que el dólar cotizará a $1.423 en diciembre del próximo año, cuando actualmente se encuentra en $1.469 y amenaza con alcanzar el límite superior de la banda de flotación, es percibido como una falta de credibilidad por el mercado. Nadie cree que esta cifra sea posible, ni siquiera en diciembre de este año, incluso si Milei obtuviera una victoria contundente en las elecciones legislativas.
La proyección cambiaria ha generado burlas y comentarios sarcásticos por parte de los analistas, quienes han invitado a Milei y a Toto Caputo a comprar dólares al precio proyectado para el futuro. Al igual que con la inflación, la motivación detrás de esta proyección es el intento de influir en las expectativas del mercado, creando la ilusión de una estabilidad cambiaria y desalentando la demanda de dólares. Sin embargo, la falta de credibilidad de la proyección podría tener el efecto contrario, incentivando la compra de dólares como refugio ante la incertidumbre.
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