Protege tu cerebro del estrés: recomendaciones de expertos de la UNAM
Cómo proteger al cerebro de las consecuencias del estrés: consejos de expertos de la UNAM
El estrés y sus efectos en el cerebro
El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones de emergencia o peligro. A corto plazo, puede ser beneficioso para el organismo, pero si se presenta de forma crónica, puede tener efectos perjudiciales en el cerebro. Cuando estamos estresados, intervienen varias partes del cerebro, como el hipocampo, el hipotálamo, la amígdala y la corteza prefrontal.
Estas estructuras cerebrales nos ayudan a entender y memorizar amenazas, activar un sistema de alarma en el cuerpo y tomar decisiones asertivas o funcionales. Además, las glándulas suprarrenales liberan la hormona del cortisol, que prepara el cuerpo para entrar en modo de huida.
Consecuencias del estrés crónico sobre el cerebro
Ante situaciones de estrés crónico, el cortisol puede rebasar su límite normal, lo que altera otros genes que afectan al sistema inmune y a estructuras del cerebro. Sumado a la mala alimentación o la falta de sueño, puede ocasionar que se reduzca el flujo sanguíneo y el tamaño del hipocampo, la corteza prefrontal y la amígdala.
A corto plazo, podemos ver alteraciones en nuestra memoria, dificultades para concentrarnos, tomar decisiones o hacer planes de futuro. De igual manera, el cortisol puede afectar muy gravemente al hipocampo, haciendo que la estructura cerebral se muera y ya no se puedan reemplazar, ocasionando la falta de memoria, aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, y el deterioro de algunas funciones, como la digestión, el crecimiento y la reproducción.
Cómo reducir el impacto del estrés en el cerebro
Para reducir el impacto del estrés en el cerebro, los expertos de la UNAM recomiendan aplicar las siguientes acciones en nuestra vida diaria:
Aceptar que no podemos controlar o resolver todos los aspectos de la vida diaria.
Planear de manera anticipada acciones futuras, pero sin caer en el exceso.
Realizar actividades físicas y recreativas.
Aprender técnicas de relajación.
Dormir ocho horas.
Tener una dieta saludable y equilibrada.
Evitar comer en exceso, fumar, consumir alcohol o usar drogas.
Cuándo buscar ayuda profesional
Si una persona no es capaz de controlar el estrés por sí misma, lo correcto es acudir con un especialista en salud mental, psiquiatra, psicólogo o personas que brinden apoyo emocional.
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