Putin reclama Ucrania como territorio ruso: "Un solo pueblo" | Guerra Rusia-Ucrania

La reciente declaración de Vladímir Putin en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, afirmando que rusos y ucranianos son “el mismo pueblo” y que, por ende, “toda Ucrania es nuestra”, ha reavivado un debate histórico y político profundamente arraigado. Esta afirmación, lejos de ser una novedad en la retórica del Kremlin, constituye el núcleo ideológico que justifica la invasión de Ucrania y la anexión de territorios. El presente artículo se adentrará en las complejidades de esta afirmación, explorando las raíces históricas, culturales y políticas que la sustentan, así como las refutaciones y las implicaciones que conlleva para el futuro de la región y las relaciones internacionales. Analizaremos la construcción de las identidades nacionales rusa y ucraniana, los periodos de dominación y autonomía, y cómo la narrativa de un “pueblo único” se utiliza para justificar acciones agresivas y socavar la soberanía ucraniana.

Índice

Raíces Históricas Compartidas: La Rus de Kiev y su Legado

La base principal de la afirmación de Putin reside en la historia compartida de rusos y ucranianos, particularmente en la Rus de Kiev (siglos IX-XIII). Este estado medieval, centrado en Kiev, es considerado por muchos historiadores como el precursor tanto de Rusia, Ucrania y Bielorrusia. La adopción del cristianismo ortodoxo en el 988 bajo el príncipe Vladímir el Grande, la compilación del *Ruska Pravda* (un antiguo código legal) y el florecimiento cultural y comercial de Kiev son elementos clave de este legado común. Sin embargo, la disolución de la Rus de Kiev tras las invasiones mongolas en el siglo XIII marcó el inicio de caminos divergentes. El territorio se fragmentó en varios principados, algunos de los cuales quedaron bajo el dominio de la Gran Ducado de Lituania y, posteriormente, de la Mancomunidad Polaco-Lituana, mientras que otros se sometieron al dominio tártaro y, eventualmente, al emergente Gran Ducado de Moscú.

Es crucial entender que la Rus de Kiev no era un estado étnicamente homogéneo. Estaba habitado por tribus eslavas orientales, incluyendo a los polanos, drevlians, severianos y otros, cada uno con sus propias características culturales y lingüísticas. La idea de una identidad nacional rusa o ucraniana como las entendemos hoy en día no existía en ese momento. La identidad era más regional y basada en la lealtad a un príncipe o a una ciudad. La narrativa de Putin simplifica esta complejidad histórica, seleccionando elementos que refuerzan la idea de una continuidad lineal entre la Rus de Kiev y la Rusia moderna, ignorando o minimizando los periodos de desarrollo independiente y la influencia de otras culturas en el territorio ucraniano.

El Desarrollo de Identidades Nacionales Distintas: Ucrania bajo la Influencia Polaco-Lituana y el Imperio Ruso

A partir del siglo XIV, el territorio que hoy conocemos como Ucrania experimentó un desarrollo político y cultural diferente al de Rusia. La integración en la Mancomunidad Polaco-Lituana expuso a la población ucraniana a influencias occidentales, incluyendo el catolicismo, el humanismo renacentista y el derecho consuetudinario. Surgió una élite cosaca, que desempeñó un papel crucial en la defensa del territorio contra las incursiones tártaras y en la lucha por la autonomía. El surgimiento de la identidad cosaca, con sus propias tradiciones y valores, contribuyó a la formación de una conciencia nacional ucraniana distinta. La rebelión de Jmelnytsky en el siglo XVII, liderada por Bohdan Jmelnytsky, marcó un punto de inflexión en la historia ucraniana, buscando la independencia del dominio polaco, pero que finalmente condujo a la subordinación al Imperio Ruso a través del Tratado de Pereyaslav.

El dominio ruso sobre Ucrania fue un proceso gradual y complejo, marcado por la represión de la cultura y la lengua ucranianas. El Imperio Ruso implementó políticas de rusificación, prohibiendo la publicación de libros en ucraniano, restringiendo el uso de la lengua en la educación y la administración, y promoviendo la inmigración de colonos rusos. Estas políticas tenían como objetivo integrar a Ucrania en el Imperio Ruso y suprimir cualquier expresión de identidad nacional ucraniana. A pesar de la represión, la conciencia nacional ucraniana continuó desarrollándose, impulsada por intelectuales y escritores que promovieron la lengua y la cultura ucranianas. Figuras como Tarás Shevchenko, considerado el poeta nacional de Ucrania, desempeñaron un papel fundamental en la formación de la identidad nacional ucraniana.

El Siglo XX: Independencia, Holodomor y la Construcción de la Nación Ucraniana Moderna

El siglo XX fue un periodo de intensas transformaciones para Ucrania, marcado por la lucha por la independencia, la devastación de las guerras mundiales y el Holodomor, la hambruna artificial provocada por el régimen soviético en la década de 1930. Tras la Revolución Rusa de 1917, Ucrania proclamó su independencia, pero esta fue efímera, ya que el territorio se convirtió en un campo de batalla entre diferentes facciones políticas y militares, incluyendo los bolcheviques, los nacionalistas ucranianos y las potencias extranjeras. En 1922, Ucrania fue incorporada a la Unión Soviética como una república socialista. El Holodomor, que causó la muerte de millones de ucranianos, fue un acto de genocidio que tuvo un impacto profundo en la memoria colectiva ucraniana y reforzó la determinación de luchar por la independencia.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Ucrania fue ocupada por la Alemania nazi, sufriendo una enorme devastación y pérdida de vidas. Después de la guerra, Ucrania fue reconstruida como parte de la Unión Soviética, pero la represión política y cultural continuó. La independencia de Ucrania en 1991, tras el colapso de la Unión Soviética, fue un hito histórico que marcó el fin de siglos de dominación extranjera. Sin embargo, la construcción de la nación ucraniana moderna ha sido un proceso complejo y desafiante, marcado por la inestabilidad política, la corrupción y la interferencia externa, especialmente de Rusia. La Revolución Naranja de 2004 y la Revolución de la Dignidad de 2014 fueron expresiones de la aspiración del pueblo ucraniano a la democracia, la libertad y la integración europea.

La Narrativa de Putin: Instrumento de Justificación para la Agresión

La insistencia de Putin en que rusos y ucranianos son “el mismo pueblo” no es una simple declaración histórica, sino un instrumento político utilizado para justificar la agresión contra Ucrania. Al negar la existencia de una identidad nacional ucraniana distinta, Putin busca legitimar la anexión de territorios ucranianos y socavar la soberanía del país. Esta narrativa se basa en una interpretación selectiva de la historia, que ignora o minimiza los periodos de desarrollo independiente y la influencia de otras culturas en el territorio ucraniano. La idea de que Ucrania es una “creación artificial” impuesta por potencias extranjeras, como Austria-Hungría o Alemania, es un tema recurrente en la retórica del Kremlin.

La narrativa de Putin también se apoya en la idea de que los rusos y los ucranianos comparten una “civilización común” y que Ucrania es una parte integral de la “esfera de influencia” de Rusia. Esta idea se utiliza para justificar la intervención rusa en los asuntos internos de Ucrania y para oponerse a la integración del país en las instituciones occidentales, como la Unión Europea y la OTAN. La afirmación de que la población de habla rusa en Ucrania está siendo “oprimida” y necesita la “protección” de Rusia es otro argumento utilizado para justificar la agresión. Sin embargo, esta afirmación es ampliamente refutada por organizaciones internacionales y observadores independientes, que han documentado la discriminación contra la población ucranohablante en los territorios ocupados por Rusia.

Implicaciones Geopolíticas y el Futuro de las Relaciones Ruso-Ucranianas

La insistencia de Putin en la unidad del “pueblo ruso-ucraniano” tiene profundas implicaciones geopolíticas. Si se acepta esta premisa, la soberanía de Ucrania queda cuestionada y se abre la puerta a la intervención rusa en sus asuntos internos. La anexión de Crimea en 2014 y el apoyo a los separatistas en el Donbás son ejemplos de cómo esta narrativa se ha utilizado para justificar acciones agresivas. La invasión a gran escala de Ucrania en 2022 representa una escalada significativa en esta política, con el objetivo de derrocar al gobierno ucraniano y establecer un régimen pro-ruso.

El futuro de las relaciones ruso-ucranianas es incierto. La guerra ha exacerbado las tensiones y ha profundizado la división entre los dos países. La reconstrucción de Ucrania y la búsqueda de una solución pacífica al conflicto requerirán un cambio fundamental en la política rusa hacia Ucrania, reconociendo la soberanía, la integridad territorial y la identidad nacional ucraniana. La comunidad internacional tiene un papel crucial que desempeñar en este proceso, apoyando a Ucrania en su camino hacia la democracia, la libertad y la prosperidad, y responsabilizando a Rusia por sus acciones agresivas. La negación de la identidad ucraniana, como se manifiesta en las declaraciones de Putin, es un obstáculo importante para la paz y la estabilidad en la región.

noticiaspuertosantacruz.com.ar - Imagen extraida de: https://www.huffingtonpost.es//global/putin-insiste-ucrania-pertenece-rusia-son-pueblobr.html

Fuente: https://www.huffingtonpost.es//global/putin-insiste-ucrania-pertenece-rusia-son-pueblobr.html

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