Respuesta de Hezbollah dispara temores de escalada regional
En medio de temores por una escalada regional, el grupo chiíta libanés Hezbollah ha llevado a cabo una prometida respuesta al asesinato de su máximo comandante, Fuad Shukr, lanzando cientos de cohetes y drones contra objetivos militares israelíes, incluida una base de inteligencia cerca de Tel Aviv.
Intercambio de ataques intensificado
La respuesta de Hezbollah incluyó el lanzamiento de 340 proyectiles contra 11 instalaciones militares israelíes diferentes, incluidos drones que impactaron en la base de Aman y la Unidad 8.200 de inteligencia militar israelí. El líder de Hezbollah, Hasán Nasrala, enfatizó que el objetivo era militar y relacionado con la operación que mató a Shukr.
El ataque de Hezbollah se produjo tras 72 horas de intensos ataques israelíes contra posiciones de Hezbollah en el sur del Líbano, matando a siete combatientes y apuntando a objetivos en Siria. Israel había estado anticipando la respuesta de Hezbollah y afirmó haber destruido miles de lanzaderas que apuntaban hacia su territorio.
Temores de escalada
Los intensos intercambios han generado temores de una mayor escalada regional. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha prometido que los ataques aéreos israelíes "no fueron el final de la historia" y sugirió que Israel busca "cambiar la situación en el norte".
Sin embargo, Nasrala afirmó que la campaña israelí solo alcanzó valles "vacíos" y que las plataformas de lanzamiento de proyectiles no fueron atacadas antes de la operación de Hezbollah. El Ministerio de Salud Pública del Líbano confirmó tres bajas en los bombardeos israelíes.
Llamamientos internacionales
Las cerca de cuatro semanas transcurridas desde el asesinato de Shukr habían generado intensos contactos internacionales para evitar una mayor escalada. Varias aerolíneas suspendieron vuelos a Beirut y las embajadas instaron a sus ciudadanos a abandonar el Líbano. Estos llamamientos se renovaron tras el ataque de Hezbollah.
Adicción y sueño
Los intensos intercambios y los temores de escalada han puesto de relieve la adicción al conflicto y la falta de sueño y descanso que experimentan los civiles en la región. Los ataques han interrumpido la vida diaria, dañado la infraestructura y generado ansiedad e insomnio.
El ciclo de violencia y represalias ha atrapado a los civiles en una espiral de miedo y desesperación. Los llamamientos internacionales hacen hincapié en la necesidad de una desescalada y una solución pacífica para poner fin a la adicción al conflicto y permitir que los civiles duerman tranquilos.
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