Rusia: Misiles hipersónicos en el Mediterráneo en medio de tensiones en Siria y Ucrania
Rusia ha lanzado una advertencia a Occidente al realizar ejercicios militares en el Mediterráneo oriental y disparar misiles hipersónicos, mientras Siria, su aliado, pierde terreno frente a los rebeldes islamistas.
Ejercicios militares rusos en el Mediterráneo
Los ejercicios, que incluyen el lanzamiento de misiles de alta precisión desde la costa mediterránea, forman parte de una demostración de fuerza rusa tras la caída de Alepo en manos de rebeldes vinculados a Al Qaeda. Rusia ha afirmado que aumentará su presencia militar en la zona con más de 1.000 efectivos, diez buques de guerra y dos docenas de aviones. El objetivo de los ejercicios es enviar una señal a Estados Unidos y sus aliados en Siria, que han enviado aviones de combate a las zonas ocupadas por Rusia en el este de Siria.
Implicaciones para el conflicto en Siria
Los ejercicios militares rusos han aumentado las tensiones en el conflicto sirio y han suscitado preocupación sobre la posible escalada de violencia. Rusia acusa a Ucrania de apoyar a los rebeldes sirios y entregarles armas. Estas acusaciones han sido negadas por Ucrania, que ha condenado la intervención rusa en Siria. El Pentágono ha enviado aviones de combate a las zonas controladas por Rusia en Siria, lo que ha aumentado aún más las tensiones entre Estados Unidos y Rusia. El resultado del conflicto sirio y la percepción de Rusia en el escenario mundial tras su conclusión tendrán un impacto significativo en la guerra en curso entre Rusia y Ucrania.
Implicaciones para las relaciones entre Rusia y Occidente
Las acciones de Rusia en Siria han tensado aún más las relaciones con Occidente, ya que Estados Unidos y sus aliados han condenado la intervención rusa como una violación del derecho internacional. Los ejercicios militares en el Mediterráneo oriental han sido vistos como una provocación por parte de Rusia, que ya está sujeta a sanciones por su anexión de Crimea y su apoyo a los separatistas en Ucrania. Las relaciones entre Rusia y Occidente se encuentran en su punto más bajo desde el final de la Guerra Fría, y los ejercicios militares en el Mediterráneo oriental no hacen más que aumentar las tensiones.
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