Rusia y China: Llamado a la Paz en Corea del Norte y Rechazo a la Presión Militar

La reciente cumbre en Moscú entre Vladímir Putin y Xi Jinping ha marcado un hito en la geopolítica global, no solo por la demostración de una alianza reforzada entre Rusia y China, sino también por su audaz llamado al fin de la “presión militar” sobre Corea del Norte. Este pronunciamiento, que se traduce en una exigencia de levantar las sanciones internacionales impuestas a Pyongyang, representa un desafío directo a la política de Washington en la región y un intento de reconfigurar el equilibrio de poder en el noreste asiático. El contexto de esta declaración es crucial: el aumento de la presencia militar estadounidense en la península coreana, justificado por el continuo desarrollo armamentístico norcoreano, y la creciente cooperación entre Rusia y Corea del Norte, evidenciada por la presencia de soldados norcoreanos en el frente ucraniano. Este artículo analizará en profundidad las implicaciones de esta alianza, los motivos detrás de la postura conjunta de Moscú y Pekín, y las posibles consecuencias para la estabilidad regional y global.

El Eje Moscú-Pekín: Una Alianza Estratégica en Ascenso

La relación entre Rusia y China ha experimentado una transformación significativa en las últimas dos décadas, pasando de una cooperación pragmática a una alianza estratégica integral. Esta evolución ha sido impulsada por una serie de factores convergentes, incluyendo la desconfianza mutua hacia Estados Unidos, la búsqueda de un orden mundial multipolar y los intereses económicos complementarios. La guerra en Ucrania ha acelerado aún más esta dinámica, ya que China ha brindado un apoyo diplomático y económico crucial a Rusia, mientras que Rusia ha aumentado sus exportaciones de energía a China, mitigando el impacto de las sanciones occidentales. La cumbre en Moscú es una clara demostración de esta creciente convergencia, con ambos líderes reafirmando su compromiso de fortalecer la cooperación en todos los ámbitos, desde la defensa y la seguridad hasta el comercio y la tecnología.

La alianza no se limita a la esfera bilateral. Rusia y China están trabajando activamente para promover un orden mundial alternativo, desafiando la hegemonía estadounidense y promoviendo instituciones multilaterales que reflejen mejor los intereses de los países en desarrollo. Organizaciones como la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) son ejemplos de esta estrategia. La postura conjunta sobre Corea del Norte es un ejemplo más de esta cooperación en el escenario internacional, donde ambos países buscan proyectar una imagen de unidad y determinación frente a lo que perciben como una política estadounidense unilateral y coercitiva.

El Llamado al Fin de las Sanciones: Motivaciones y Objetivos

La exigencia de levantar las sanciones contra Corea del Norte es un elemento central de la declaración conjunta de Rusia y China. Esta postura no es sorprendente, dado que ambas naciones han criticado consistentemente las sanciones como ineficaces y contraproducentes, argumentando que solo sirven para exacerbar las dificultades económicas del pueblo norcoreano y obstaculizar los esfuerzos diplomáticos. Sin embargo, detrás de esta crítica se esconden motivaciones más profundas. Para China, Corea del Norte es un vecino estratégico con el que comparte una larga frontera y una historia compleja. La inestabilidad en la península coreana representa una amenaza directa para la seguridad nacional china, y Pekín prefiere una solución negociada que garantice la desnuclearización de la región, pero sin provocar el colapso del régimen norcoreano.

Rusia, por su parte, ve en Corea del Norte un socio potencial en su confrontación con Occidente. El aumento de la cooperación económica y militar entre Moscú y Pyongyang, incluyendo la presencia de trabajadores norcoreanos en Rusia y la posible adquisición de armas norcoreanas, sugiere un interés estratégico en fortalecer los lazos con un país que desafía abiertamente el orden mundial liderado por Estados Unidos. Además, Rusia busca diversificar sus fuentes de energía y materias primas, y Corea del Norte podría convertirse en un proveedor importante en el futuro. La declaración conjunta sobre Corea del Norte, por lo tanto, es una expresión de los intereses convergentes de Rusia y China, que buscan debilitar la influencia estadounidense en la región y promover un orden mundial más multipolar.

La Respuesta de Washington y el Aumento de la Tensión Regional

La reacción de Washington a la declaración conjunta de Rusia y China ha sido predeciblemente negativa. La administración Biden ha reafirmado su compromiso de mantener las sanciones contra Corea del Norte hasta que el régimen norcoreano abandone por completo su programa de armas nucleares y misiles balísticos. Además, Washington ha criticado a Rusia y China por su apoyo a Pyongyang, acusándolos de socavar los esfuerzos internacionales para mantener la paz y la seguridad en la península coreana. El aumento de la presencia militar estadounidense en la región, incluyendo el despliegue de portaaviones y submarinos nucleares, es una señal clara de la determinación de Washington de contrarrestar la influencia de Rusia y China y disuadir a Corea del Norte de continuar con su programa armamentístico.

Esta escalada de tensión regional plantea serias preocupaciones sobre la posibilidad de un conflicto accidental o intencional. La proliferación de armas nucleares en la península coreana, la creciente militarización de la región y la falta de canales de comunicación efectivos entre las partes involucradas aumentan el riesgo de un error de cálculo que podría tener consecuencias catastróficas. La diplomacia, por lo tanto, es más importante que nunca. Sin embargo, las perspectivas de una solución negociada son escasas, dado el profundo nivel de desconfianza y hostilidad entre las partes. La declaración conjunta de Rusia y China, aunque representa un desafío a la política estadounidense, también podría abrir una ventana de oportunidad para un diálogo más amplio que involucre a todos los actores relevantes en la península coreana.

La Dimensión Militar: Cooperación Norcoreana con Rusia y China

La reciente admisión por parte de ambos estados de la presencia de soldados norcoreanos en el frente de guerra en Ucrania añade una nueva capa de complejidad a la situación. Si bien el número exacto de tropas norcoreanas involucradas es incierto, su presencia indica un nivel de cooperación militar sin precedentes entre Pyongyang y Moscú. Esta colaboración no se limita a la provisión de mano de obra; existen informes crecientes sobre el intercambio de tecnología militar y la posible adquisición de armas norcoreanas por parte de Rusia. Esta dinámica preocupa profundamente a Washington y sus aliados, quienes temen que Corea del Norte esté utilizando la guerra en Ucrania como una oportunidad para fortalecer su arsenal y desafiar las sanciones internacionales.

La cooperación militar entre China y Corea del Norte, aunque menos visible, también es significativa. China ha sido el principal socio comercial de Corea del Norte durante décadas, proporcionando un salvavidas económico crucial al régimen de Kim Jong-un. Además, existen indicios de que China está brindando asistencia técnica y logística a Corea del Norte en el desarrollo de su programa de armas nucleares y misiles balísticos. La celebración de un banquete por parte de la Embajada rusa en Pyongyang, elogiando los logros del Ejército Popular de Corea, subraya la creciente afinidad entre Moscú y Pyongyang, y su disposición a desafiar las normas internacionales. Esta cooperación militar plantea serias implicaciones para la seguridad regional y global, y exige una respuesta coordinada por parte de la comunidad internacional.

El Legado de la Segunda Guerra Mundial y la Reinterpretación Histórica

La celebración del fin de la Segunda Guerra Mundial en Moscú, a la que asistió Xi Jinping, proporciona un contexto histórico importante para entender la postura de Rusia y China sobre Corea del Norte. Ambos países comparten una narrativa común sobre la Segunda Guerra Mundial, en la que se enfatiza el papel crucial de la Unión Soviética y China en la derrota del Japón imperialista. Esta narrativa se utiliza para justificar su oposición a la presencia militar estadounidense en la región y su defensa de un orden mundial multipolar. La participación de Corea del Norte en la lucha contra el Japón imperialista también es un elemento importante de esta narrativa, y Rusia ha elogiado públicamente los logros del Ejército Popular de Corea en la liberación de territorios ocupados por Japón.

Esta reinterpretación histórica, aunque controvertida, es un reflejo de las ambiciones geopolíticas de Rusia y China, que buscan redefinir el equilibrio de poder en el noreste asiático y desafiar la hegemonía estadounidense. La declaración conjunta sobre Corea del Norte es una expresión de esta ambición, y representa un intento de construir un nuevo orden regional basado en el respeto mutuo, la no interferencia en los asuntos internos y la cooperación económica. Sin embargo, la viabilidad de este orden alternativo depende de la capacidad de Rusia y China para superar sus propias diferencias y construir una relación de confianza con Corea del Norte, así como de su disposición a comprometerse con Washington y sus aliados en la búsqueda de una solución pacífica y duradera a la crisis en la península coreana.

Fuente: https://www.huffingtonpost.es//global/rusia-china-unen-exigir-presion-militar-socio-putin-1.html