Semana Santa con Frío en el Mercado del Pescado: Precios Altos y Baja Demanda en Mar del Plata
La Semana Santa, tradicionalmente un pilar en el consumo de pescados y mariscos en Argentina, presenta este año un panorama desolador. Los muelles de Mar del Plata, epicentro de la pesca nacional, reflejan una realidad preocupante: ventas bajas, consumidores priorizando el precio sobre la calidad y una cadena de valor exhausta. Este artículo analiza en profundidad la situación actual, explorando las causas de esta crisis, el impacto en los diferentes actores del sector y las perspectivas a corto plazo.
- El Frío del Mercado: Una Semana Santa Atípica
- La Presión sobre la Tradición: Un Consumidor Cambiante
- El Impacto en la Flota: Estrategias de Supervivencia
- Las Lanchas Amarillas: La Lucha por la Subsistencia
- Costos Operativos y Regulaciones: Un Círculo Vicioso
- El Clima en las Pescaderías: Expectativas Moderadas
- La Pérdida de la Anchoíta y la Caballa: Un Golpe al Sector
- Sobreviviendo “De Cabeza Dura”: La Realidad del Sector Pesquero
El Frío del Mercado: Una Semana Santa Atípica
Históricamente, la proximidad de la Semana Santa generaba una movilización anticipada en el mercado. Hogares, restaurantes y pescaderías se preparaban para satisfacer la demanda de productos frescos del mar, esenciales en los menús de vigilia. Sin embargo, la escena actual dista mucho de esa postal. Los mostradores, aunque abastecidos, exhiben una actividad comercial moderada, con un consumidor cauteloso y con un poder adquisitivo limitado. La prioridad ya no es el producto de calidad, sino el precio más bajo, un reflejo de la difícil situación económica que atraviesa el país.
El 24 de marzo pasado, un indicador clave, ya anticipó la tendencia. La afluencia a la ciudad fue menor a la esperada, impactando directamente en el consumo de pescados y mariscos. Abril se presenta con una Semana Santa que, pese a su importancia cultural y religiosa, no ha logrado despertar el entusiasmo en el canal minorista. La falta de previsión en las compras, tanto por parte de los hogares como de los establecimientos gastronómicos, es evidente, y se manifiesta en la escasa actividad en las calles y en los muelles.
La Presión sobre la Tradición: Un Consumidor Cambiante
Los comerciantes de la zona portuaria marplatense coinciden en un diagnóstico: “No es como antes”. El consumidor ya no se acerca con la misma avidez ni con el mismo poder adquisitivo. La selección de productos ha cambiado radicalmente, pasando de una búsqueda de calidad y variedad a una simple ecuación: ¿qué puedo pagar? Esta realidad ha generado un impacto directo en la demanda, que se ha reducido significativamente, sin ofrecer un incentivo para la recuperación del ambiente merlucero en Mar del Plata.
La merluza, un producto estrella en la Semana Santa, ha experimentado fluctuaciones de precio, alcanzando los $1400 en algunas partidas esporádicas, impulsadas más por la tradición que por una demanda real. Sin embargo, estas subidas son efímeras y dependen de la capacidad de compra del consumidor, que sigue siendo limitada. La situación es compleja y refleja una pérdida de hábito en el consumo de pescados y mariscos, agravada por la crisis económica.
El Impacto en la Flota: Estrategias de Supervivencia
La escasa demanda ha afectado a toda la cadena de valor, pero el impacto es especialmente grave para los armadores y pescadores. Ante la falta de incentivos, muchos han optado por ingresar al puerto con bodegas a medio llenar, aprovechando un breve repunte en los precios previo a la Semana Santa. Esta situación, poco común en años anteriores, evidencia la incertidumbre y la falta de confianza en la recuperación del mercado.
Los armadores, conscientes de que los precios volverán a los niveles previos a la Semana Santa una vez finalizada la festividad, han priorizado la venta inmediata, incluso a precios menos rentables, para evitar mayores pérdidas. Esta estrategia de supervivencia refleja la desesperación de un sector que se enfrenta a una crisis profunda y prolongada.
Las Lanchas Amarillas: La Lucha por la Subsistencia
El sector de las lanchas amarillas, que se dedica principalmente a la pesca artesanal para el mercado interno, es uno de los más afectados por la crisis. Estos pescadores, que dependen exclusivamente del consumo local, se enfrentan a una situación límite, con ingresos apenas suficientes para cubrir los gastos básicos de operación. La pesca de alicaído, calamaretti, pescadilla y anchoa de banco apenas alcanza para mediar los gastos de gasoil.
El cornalito, un producto de relativa demanda, representa una oportunidad para algunos pescadores, pero su disponibilidad es limitada y su precio, de $3.500 por cajón, no garantiza una rentabilidad significativa. La situación se agrava por la creciente reglamentación y los altos costos asociados a la seguridad y el mantenimiento de las embarcaciones. Luciano Cacciutto, pescador de la lancha “Príncipe Azul”, describe la situación como “jodida”, destacando los gastos de balsas, inspecciones y otros requisitos que dificultan la actividad.
Costos Operativos y Regulaciones: Un Círculo Vicioso
La pesca artesanal se enfrenta a un círculo vicioso de altos costos operativos y regulaciones cada vez más estrictas. Los pescadores deben asumir gastos de canon portuario, alquiler, salarios, servicios, impuestos, combustible y cadena de frío, entre otros. A esto se suman los impuestos adicionales y las inspecciones, que aumentan la carga financiera y dificultan la rentabilidad de la actividad.
Juan Di Iorio, dueño de la lancha “Tte Cnel. Don Romeo Aralde”, señala que la situación es apremiante para todo el sector. La disminución de las capturas de cornalitos ha obligado a muchos pescadores a buscar alternativas, pero la falta de oportunidades y la competencia desleal dificultan la diversificación de la actividad.
El Clima en las Pescaderías: Expectativas Moderadas
En las pescaderías del puerto, el clima es de cautela y moderadas expectativas. Los comerciantes coinciden en que la demanda ha sido baja hasta el momento y esperan un repunte en los últimos días de la Semana Santa. Sin embargo, la incertidumbre es grande y temen que la situación no mejore significativamente.
La frase común en las pescaderías es: “Este año todavía no hubo demanda, esperemos este miércoles, jueves y viernes, pero las ventas vienen muy mal”. Esta declaración refleja la preocupación de un sector que depende en gran medida de la festividad para compensar las pérdidas acumuladas durante el resto del año.
La Pérdida de la Anchoíta y la Caballa: Un Golpe al Sector
El segmento mayor de pesqueros de altura ha modificado su estrategia de pesca, optando por faenas en el exterior para evitar la competencia y la falta de rentabilidad en el mercado interno. Esta situación ha provocado la pérdida de la anchoíta y la caballa, productos que antes eran importantes para la industria conservera y para el consumo local.
Los pescadores de altura argumentan que las conserveras ya están llenas cuando ellos regresan a la costa, lo que dificulta la comercialización de sus capturas. La falta de coordinación entre los diferentes actores de la cadena de valor y la ausencia de políticas públicas que promuevan la pesca sostenible han contribuido a esta situación.
Sobreviviendo “De Cabeza Dura”: La Realidad del Sector Pesquero
La situación imperante es compleja y exige medidas urgentes para evitar el colapso del sector pesquero. Los pescadores, armadores y comerciantes se enfrentan a una crisis profunda y prolongada, agravada por la crisis económica, la inflación y la falta de apoyo gubernamental.
La frase “Sobrevivimos de cabeza dura” resume la realidad de un sector que lucha por mantenerse a flote en medio de una tormenta perfecta. La falta de inversión, la burocracia y la competencia desleal dificultan la recuperación y el crecimiento de la industria pesquera argentina.
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