Soterramiento del Sarmiento: Fracaso Millonario y Túnel Inconcluso Tras 17 Años
El Ferrocarril Sarmiento, una arteria vital para el transporte de millones de personas en el Gran Buenos Aires, ha sido escenario de una de las mayores frustraciones en la historia de la infraestructura argentina. Lo que prometía ser una solución definitiva a los problemas de tránsito y seguridad, con el soterramiento de su traza, se convirtió en un costoso fracaso. Tras 17 años, 420 millones de dólares invertidos y apenas 7 kilómetros de túnel excavado, el proyecto ha sido formalmente abandonado. Este artículo profundiza en las causas de este desastre, analizando los factores políticos, económicos y técnicos que llevaron al colapso de una obra que debía transformar la movilidad urbana y que, en cambio, se ha convertido en un símbolo de la ineficiencia y el despilfarro.
El Ambicioso Plan Original: De Caballito a Moreno
En 2008, el gobierno argentino anunció un plan faraónico: el soterramiento completo del Ferrocarril Sarmiento, desde la estación de Caballito en la Ciudad de Buenos Aires hasta Moreno, en la provincia de Buenos Aires. La iniciativa contemplaba la construcción de 32,6 kilómetros de túnel, con todas las estaciones subterráneas remodeladas y adaptadas para mejorar la experiencia de los usuarios. El objetivo era eliminar los 60 pasos a nivel existentes, muchos de ellos peligrosos y causantes de accidentes, y optimizar la conectividad urbana en una de las zonas más densamente pobladas del país. El proyecto se dividió en tres tramos principales: Caballito–Ciudadela (9,2 km), Ciudadela–Castelar (9,4 km) y Castelar–Moreno (14,1 km). El presupuesto inicial para el primer segmento ascendía a 1.000 millones de dólares, una cifra que, como se verá, se multiplicaría con el paso del tiempo.
La magnitud del proyecto requería la adquisición de tecnología de punta. Se optó por la tuneladora “Argentina”, una máquina de 125 metros de largo y 12 metros de diámetro, capaz de excavar a gran velocidad y con precisión. La tuneladora comenzó a operar en 2016, generando expectativas y esperanza en la concreción de la obra. Sin embargo, la ilusión duraría poco. A pesar del avance inicial, la falta de financiamiento y los problemas de gestión pronto frenarían el progreso, sumiendo al proyecto en un largo período de parálisis.
El Estancamiento y la Falta de Financiamiento
A finales de 2018, la obra se detuvo abruptamente debido a la falta de fondos. El gobierno nacional, enfrentado a una crisis económica y a la necesidad de reasignar recursos a otras áreas prioritarias, decidió suspender los pagos a las empresas contratistas, Sacde y Ghella. La tuneladora “Argentina” quedó inactiva, enterrada a medio camino, y la infraestructura auxiliar comenzó a deteriorarse. La paralización no solo implicó la pérdida de tiempo y dinero, sino también la interrupción de un proyecto que ya había generado un impacto significativo en la vida de los vecinos de la zona. Durante años, se mantuvo una “reserva de dominio” sobre la superficie y el subsuelo, impidiendo la realización de obras alternativas que podrían haber mitigado los problemas de tránsito y seguridad.
La falta de financiamiento no fue el único factor que contribuyó al estancamiento. Los cambios de gestión, las renegociaciones contractuales y las denuncias de corrupción también jugaron un papel importante. A lo largo de los años, el proyecto atravesó diferentes manos, cada una con sus propios intereses y prioridades. Las empresas contratistas, por su parte, se vieron afectadas por la incertidumbre y la falta de garantías, lo que dificultó la planificación y la ejecución de la obra. Las acusaciones de corrupción, vinculadas a la empresa Odebrecht, también generaron desconfianza y retrasos.
El Cierre Definitivo y el Costo Oculto
En 2024, el gobierno nacional y las empresas contratistas acordaron dar por finalizada la obra del soterramiento del Ferrocarril Sarmiento. El cierre definitivo implica la construcción de muros en ambos extremos del túnel para preservar lo ejecutado y el desmantelamiento de los obradores en superficie. Bajo tierra quedarán las instalaciones de fabricación de dovelas, las vías internas y la maquinaria especializada, un testimonio silencioso del fracaso de un proyecto ambicioso. El gasto total certificado asciende a 420 millones de dólares, una inversión que no se traducirá en mejoras para los usuarios.
El costo real del proyecto es mucho mayor si se consideran los costos de oportunidad, es decir, los beneficios que se podrían haber obtenido si los recursos se hubieran invertido en otras áreas. Además, la paralización del proyecto generó un impacto negativo en la economía local, afectando a los proveedores, los trabajadores y los comerciantes de la zona. El túnel inconcluso, a 20 metros de profundidad, se ha convertido en un “monumento subterráneo” que simboliza la falta de planificación, la gestión ineficiente y el desperdicio de recursos públicos.
Impacto en la Movilidad Urbana y Alternativas Perdidas
El soterramiento del Sarmiento buscaba eliminar los pasos a nivel y mejorar la conectividad urbana en una traza que hoy cuenta con unos 60 cruces, la mitad en la Ciudad de Buenos Aires. Estos cruces son una fuente constante de congestión, accidentes y demoras en el servicio ferroviario. La paralización del proyecto mantuvo durante años una “reserva de dominio” sobre la superficie y el subsuelo, impidiendo la realización de obras alternativas como pasos bajo nivel o viaductos. Esto agravó los problemas de tránsito y seguridad en la zona, obligando a los usuarios a soportar largas esperas y riesgos innecesarios.
La falta de alternativas viables obligó a las autoridades a buscar soluciones paliativas, como la instalación de barreras automáticas y la contratación de personal para controlar el tránsito en los pasos a nivel. Estas medidas, si bien contribuyeron a reducir el riesgo de accidentes, no resolvieron el problema de fondo. La única solución definitiva sigue siendo el soterramiento de la traza, pero el fracaso del proyecto original ha puesto en duda la viabilidad de esta opción. Ahora, con el abandono formal del proyecto, las jurisdicciones afectadas podrán desarrollar soluciones más modestas y viables, aunque estas no alcanzarán a resolver todos los problemas de movilidad urbana.
Lecciones Aprendidas y el Futuro de la Infraestructura Ferroviaria
El caso del soterramiento del Sarmiento es un ejemplo paradigmático de los desafíos que enfrenta la planificación y la ejecución de obras de infraestructura de gran envergadura en Argentina. La falta de planificación a largo plazo, la inestabilidad económica, los cambios de gobierno y la corrupción son factores que pueden comprometer el éxito de cualquier proyecto. Es fundamental aprender de los errores del pasado y adoptar un enfoque más riguroso y transparente en la gestión de los recursos públicos.
Para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro, es necesario fortalecer las instituciones, mejorar la capacidad técnica de los funcionarios públicos, promover la participación ciudadana y garantizar la rendición de cuentas. También es importante establecer mecanismos de financiamiento estables y predecibles, que permitan asegurar la continuidad de las obras a pesar de los cambios políticos y económicos. El futuro de la infraestructura ferroviaria en Argentina depende de la capacidad de aprender de los errores del pasado y construir un sistema de transporte más eficiente, seguro y sostenible.
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