Tragedia en Neuquén: Condenan a 8 años por matar a hombre que intentaba calmar pelea
La tragedia se desató en un barrio tranquilo de Neuquén, donde un intento de pacificación se convirtió en un fatal desenlace. Pedro Benjamín Cordero Fernández, un vecino que buscaba poner fin a una acalorada discusión, perdió la vida a manos de Eduardo Cifuentes, quien ha sido condenado a ocho años de prisión efectiva. Este caso, más allá de la sentencia, pone de manifiesto la fragilidad de la vida y las consecuencias devastadoras de la violencia, incluso cuando se intenta intervenir con buenas intenciones. El presente artículo analiza en detalle los hechos, el proceso judicial y los factores que llevaron a esta condena, ofreciendo una visión completa de la tragedia y sus implicaciones.
El Contexto de la Discusión y la Intervención Fatal
La noche del 13 de septiembre, el barrio Islas Malvinas se vio sacudido por una violenta disputa entre una expareja. La discusión, que comenzó como un intercambio de palabras, rápidamente escaló a actos de vandalismo, con la mujer y una familiar arrojando piedras y objetos contundentes contra la vivienda del hombre. Los daños materiales, que incluyeron vidrios rotos y un vehículo afectado, fueron solo el preludio de una tragedia mayor. El hombre intentó defenderse, utilizando un balde con agua, pero la situación no se calmó, sino que se intensificó, creando un ambiente de tensión y peligro.
En medio de este caos, Pedro Benjamín Cordero Fernández, un vecino que residía en el domicilio cercano, decidió intervenir. Su intención era noble: apaciguar los ánimos y evitar que la violencia continuara escalando. Sin embargo, su acto de valentía y buena voluntad se vio truncado por la irrupción de Eduardo Cifuentes, expareja de la mujer involucrada en la discusión. Cifuentes, en un acto de brutalidad, atacó a Cordero Fernández con un arma blanca, causándole una herida de extrema gravedad.
La lesión, que afectó directamente al corazón de la víctima, provocó un taponamiento cardíaco. A pesar de la rápida atención médica recibida, Cordero Fernández no pudo superar la gravedad de la herida y falleció poco después. Su muerte dejó consternada a la comunidad y abrió un proceso judicial que culminó con la condena de Cifuentes.
El Desarrollo del Proceso Judicial y el Acuerdo de Responsabilidad Penal
La investigación del caso estuvo a cargo de la fiscal Lucrecia Sola y la asistente letrada Agustina Bouyer, quienes reconstruyeron minuciosamente las circunstancias del crimen. La acusación formal contra Eduardo Cifuentes fue por homicidio simple en calidad de autor. Sin embargo, el proceso judicial tomó un giro inesperado con la presentación de un acuerdo de responsabilidad penal. Este acuerdo, propuesto por la fiscalía, implicaba que Cifuentes reconociera su participación en el hecho a cambio de una reducción en la pena solicitada.
El tribunal colegiado, integrado por la jueza Natalia Pelosso y los jueces Lucas Yancareli y Juan Kees, analizó detenidamente el acuerdo presentado. Tras evaluar las pruebas y las circunstancias del caso, el tribunal avaló el entendimiento entre las partes, declarando acreditada la culpabilidad de Cifuentes. Esta decisión significó que el imputado admitía su responsabilidad en la muerte de Cordero Fernández y se sometía a la justicia.
La aceptación del acuerdo de responsabilidad penal agilizó el proceso judicial y evitó un juicio oral y público, que podría haber sido más largo y traumático para las partes involucradas. Además, permitió que la familia de la víctima tuviera la certeza de que el responsable de la muerte de Cordero Fernández sería castigado.
La Sentencia y los Factores Determinantes
Tras la aceptación del acuerdo de responsabilidad penal, el tribunal se abocó a determinar la pena a imponer a Eduardo Cifuentes. La fiscalía solicitó una condena de ocho años de prisión efectiva, argumentando que la violencia del hecho, el uso de un arma blanca y la indefensión de la víctima justificaban una pena severa. La familia de Cordero Fernández prestó conformidad con el acuerdo alcanzado, lo que fue un factor importante para que el tribunal considerara la pena solicitada.
En la fundamentación de la sentencia, el tribunal tuvo en cuenta diversos agravantes y atenuantes. Entre los agravantes, se destacaron la violencia del hecho, el uso de un arma blanca y el hecho de que la víctima se encontraba desarmada al momento del ataque. Estos elementos indicaban que Cifuentes había actuado con premeditación y alevosía, causando una herida mortal a una persona que no representaba una amenaza.
Por otro lado, como atenuantes, se valoraron la ausencia de antecedentes penales computables, el reconocimiento del hecho por parte del imputado y su colaboración durante la investigación. Estos elementos indicaban que Cifuentes había mostrado arrepentimiento por sus acciones y había facilitado el trabajo de la justicia. Sin embargo, el tribunal consideró que los agravantes eran más relevantes que los atenuantes, por lo que decidió imponer la pena solicitada por la fiscalía.
La Ejecución de la Condena y el Futuro de Eduardo Cifuentes
Finalmente, el tribunal condenó a Eduardo Cifuentes a ocho años de prisión de cumplimiento efectivo. La defensa no presentó objeciones al pedido fiscal, lo que facilitó la imposición de la pena. Las partes renunciaron a los plazos procesales para interponer recursos, lo que significa que la condena quedó firme en tiempo récord. Esto agilizó el proceso de ejecución de la pena y permitió que Cifuentes fuera trasladado a una unidad de detención.
Cifuentes, quien había estado cumpliendo prisión domiciliaria durante la investigación, quedó alojado en una unidad de detención a la espera de que se complete el trámite judicial correspondiente. Su futuro inmediato está marcado por la reclusión y la privación de libertad. Durante los próximos ocho años, deberá enfrentar las consecuencias de sus actos y reflexionar sobre la tragedia que causó.
El caso de Pedro Benjamín Cordero Fernández es un recordatorio doloroso de las consecuencias devastadoras de la violencia y la importancia de la resolución pacífica de los conflictos. Su muerte, aunque trágica, puede servir como un llamado de atención para la sociedad y un incentivo para promover una cultura de paz y respeto mutuo.



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