Ucrania Dividida: EEUU Propone Modelo al Estilo Berlín para la Posguerra
La guerra en Ucrania ha entrado en una fase de estancamiento, con líneas de frente relativamente fijas y perspectivas inciertas de una resolución rápida. En este contexto, han surgido propuestas que buscan alternativas a una victoria militar decisiva, explorando escenarios de posguerra que garanticen la seguridad y soberanía de Ucrania. Una de estas propuestas, impulsada por el enviado especial de la Casa Blanca para Ucrania, el general retirado Keith Kellogg, ha generado un intenso debate al evocar paralelismos con la división de Berlín tras la Segunda Guerra Mundial. La idea central implica la creación de una zona desmilitarizada, custodiada por una fuerza internacional liderada por Francia y el Reino Unido, que podría dividir efectivamente el territorio ucraniano, al menos temporalmente. Este artículo analiza en profundidad esta propuesta, sus implicaciones, las reacciones que ha suscitado y el contexto geopolítico que la sustenta.
El Plan Kellogg: Un Nuevo Modelo para Ucrania Post-Conflicto
La propuesta del general Kellogg, articulada en una entrevista con el magacín del diario británico The Spectator, se basa en la idea de que una solución militar completa a la guerra en Ucrania es poco probable en el corto plazo. En lugar de buscar una victoria total, Kellogg sugiere un enfoque pragmático que priorice la estabilización del país y la prevención de una escalada mayor del conflicto. Su plan contempla el despliegue de una fuerza internacional, compuesta principalmente por tropas francesas y británicas, al oeste del río Dniéper. Esta fuerza tendría la misión de respaldar la soberanía de Ucrania en un hipotético periodo de posguerra con Rusia y de supervisar el cumplimiento de un alto el fuego. La zona desmilitarizada, según Kellogg, no representaría una división efectiva del país, sino más bien una zona de seguridad que permitiría a Ucrania reconstruirse y prepararse para el futuro.
Kellogg ha enfatizado que la participación de Estados Unidos en esta fuerza internacional sería limitada, buscando evitar una implicación directa en la seguridad de Ucrania a largo plazo. Esta postura refleja una creciente cautela en Washington respecto a la prolongación del conflicto y un deseo de reducir el riesgo de una confrontación directa con Rusia. El general retirado también ha propuesto la creación de una "zona de exclusión" a lo largo de las líneas del frente, que sería supervisada por la fuerza internacional. Esta zona tendría como objetivo prevenir violaciones del alto el fuego y facilitar la negociación de un acuerdo de paz duradero. Kellogg considera que, aunque las violaciones del alto el fuego son inevitables, una zona de exclusión bien supervisada podría ayudar a reducir la intensidad de los combates y crear un entorno más propicio para el diálogo.
Paralelismos con Berlín: Lecciones de la Guerra Fría
La referencia a la división de Berlín tras la Segunda Guerra Mundial es inevitable al analizar la propuesta de Kellogg. Durante la Guerra Fría, Berlín se convirtió en un símbolo de la división del mundo en dos bloques ideológicos. La ciudad fue dividida en cuatro zonas de ocupación, controladas por Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y la Unión Soviética. La parte occidental de Berlín, protegida por las potencias occidentales, se convirtió en un enclave de libertad y prosperidad en medio de la Alemania Oriental comunista. La construcción del Muro de Berlín en 1961 consolidó esta división y se convirtió en un símbolo de la opresión y la falta de libertad. La propuesta de Kellogg, aunque no implica la construcción de un muro físico, evoca la idea de una división territorial de Ucrania, con una parte del país bajo la protección de las potencias occidentales y otra parte bajo la influencia de Rusia.
Sin embargo, existen diferencias importantes entre la situación de Berlín y la de Ucrania. Berlín era una ciudad dentro de un país dividido, mientras que Ucrania es un país soberano que ha sido invadido por Rusia. Además, la Guerra Fría se caracterizó por una clara división ideológica entre el capitalismo y el comunismo, mientras que el conflicto en Ucrania es más complejo y tiene raíces históricas, políticas y culturales más profundas. A pesar de estas diferencias, la experiencia de Berlín ofrece lecciones valiosas sobre los desafíos de la división territorial y la importancia de mantener la comunicación y el diálogo entre las partes en conflicto. La clave para evitar que la división de Ucrania se convierta en una nueva "Guerra Fría" es garantizar que la zona desmilitarizada sea transparente, que se respete la soberanía de Ucrania y que se promueva la reconciliación entre las comunidades divididas.
Reacciones y Críticas a la Propuesta
La propuesta de Kellogg ha generado una amplia gama de reacciones, desde el apoyo cauteloso hasta la condena enérgica. Algunos analistas han elogiado la idea como un enfoque pragmático que podría ayudar a poner fin al conflicto y evitar una escalada mayor. Argumentan que una zona desmilitarizada, custodiada por una fuerza internacional, podría proporcionar a Ucrania el tiempo y el espacio necesarios para reconstruirse y prepararse para el futuro. Otros, sin embargo, han criticado la propuesta como una concesión inaceptable a Rusia que socavaría la soberanía de Ucrania y recompensaría la agresión. Temen que la división territorial de Ucrania pueda sentar un precedente peligroso para otros países de la región y alentar a Rusia a seguir expandiendo su influencia.
El gobierno ucraniano no ha emitido una respuesta oficial a la propuesta de Kellogg, pero fuentes cercanas a la presidencia han expresado su preocupación por la idea de una división territorial. El presidente Volodimir Zelenski ha insistido en que Ucrania no cederá ningún territorio a Rusia y que su objetivo es restaurar la integridad territorial del país. Sin embargo, Zelenski también ha reconocido la necesidad de buscar soluciones creativas para poner fin al conflicto y ha expresado su disposición a considerar todas las opciones que garanticen la seguridad y soberanía de Ucrania. La reacción de Rusia a la propuesta de Kellogg ha sido ambigua. El Kremlin ha criticado la idea de una fuerza internacional en Ucrania, pero también ha expresado su disposición a discutir posibles soluciones políticas al conflicto. La clave para el éxito de cualquier propuesta de paz es lograr un acuerdo que sea aceptable tanto para Ucrania como para Rusia, y que garantice la seguridad y estabilidad de la región.
El Contexto Geopolítico y el Papel de Estados Unidos
La propuesta de Kellogg se enmarca en un contexto geopolítico complejo y en constante evolución. La guerra en Ucrania ha puesto a prueba la unidad de la OTAN y ha revelado las divisiones internas entre las potencias occidentales. Estados Unidos ha sido el principal proveedor de ayuda militar y financiera a Ucrania, pero ha evitado una implicación directa en el conflicto. La administración Biden ha insistido en que su objetivo es apoyar a Ucrania para que se defienda, pero también ha expresado su preocupación por el riesgo de una escalada mayor del conflicto. La propuesta de Kellogg refleja una creciente cautela en Washington respecto a la prolongación del conflicto y un deseo de reducir el riesgo de una confrontación directa con Rusia.
La decisión de Kellogg de proponer una fuerza internacional liderada por Francia y el Reino Unido, en lugar de Estados Unidos, es significativa. Sugiere que Washington está buscando compartir la carga de la seguridad de Ucrania con sus aliados europeos y reducir su propia implicación en el conflicto. Francia y el Reino Unido tienen una larga historia de participación en la seguridad europea y están mejor posicionados para liderar una fuerza internacional en Ucrania. Además, la participación de Francia y el Reino Unido podría ayudar a fortalecer la unidad de la OTAN y a enviar un mensaje claro a Rusia de que Occidente está comprometido con la defensa de Ucrania. El futuro de Ucrania dependerá en gran medida de la capacidad de las potencias occidentales para mantener la unidad y coordinar sus esfuerzos para apoyar al país y disuadir a Rusia de seguir agrediendo.
Elecciones en Ucrania: Un Paso Crucial hacia la Estabilidad
Kellogg también ha planteado la necesidad de celebrar elecciones en Ucrania, argumentando que ya ha pasado casi un año desde que debieron ser convocadas. Considera que la celebración de elecciones sería un paso crucial hacia la estabilidad y la legitimidad del gobierno ucraniano. Según Kellogg, el presidente Zelenski tiene voluntad de celebrar elecciones, pero que la decisión final depende del pueblo ucraniano y del parlamento ucraniano. La celebración de elecciones en tiempo de guerra presenta desafíos significativos, pero también podría tener beneficios importantes. Podría fortalecer la legitimidad del gobierno ucraniano, demostrar el compromiso de Ucrania con la democracia y enviar un mensaje claro a Rusia de que el pueblo ucraniano tiene derecho a elegir su propio futuro.
Sin embargo, la celebración de elecciones también podría plantear riesgos. Podría desviar la atención de los esfuerzos de guerra, crear divisiones internas y dar a Rusia la oportunidad de interferir en el proceso electoral. Por lo tanto, es importante que las elecciones se celebren de manera transparente, justa y segura, y que se garantice la participación de todos los ciudadanos ucranianos, incluidos los desplazados internos y los refugiados. La comunidad internacional podría desempeñar un papel importante en el apoyo a la celebración de elecciones en Ucrania, proporcionando asistencia técnica, observadores electorales y financiación.
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