Agresión de Guardia Civil a ciudadano por fumar en el trabajo
Los incidentes entre agentes de la autoridad y ciudadanos, a menudo, tienen consecuencias legales y mediáticas. Recientemente, un agente de la Guardia Civil ha sido condenado por agredir a un individuo que le recriminó por fumar en su puesto de trabajo.
El Incidente
En febrero de 2020, dos agentes de la Guardia Civil realizaron un control de alcoholemia en la avenida de Alfonso Molina de A Coruña. Tras dar positivo, intentaron que el copiloto del vehículo se hiciera cargo de la conducción, pero este también superó el límite de alcohol permitido. Mientras el agente redactaba la denuncia, el copiloto le recriminó que fumara en su puesto de trabajo.
La situación se tensó cuando el agente le pidió a la conductora que firmara la denuncia. El copiloto le gritó que se negara y exigió el número de placa del guardia. El agente, molesto por su actitud, se le acercó y le propinó un golpe con la porra, dejándolo tendido sobre el capó del vehículo. Su compañero le esposó. El detenido sufrió lesiones que requirieron siete días de curación.
El Juicio
Durante el juicio, el guardia justificó su actuación alegando que el copiloto había mostrado una actitud amenazante. El copiloto admitió haberse comportado de forma irrespetuosa, pero negó haber sido agresivo. El testimonio de la conductora, que ratificó el comportamiento "pesado" de su compañero pero no su agresividad, resultó decisivo.
La Audiencia Provincial consideró que el guardia había usado su defensa de manera desproporcionada sobre el detenido y le impuso una multa de 600 euros. Además, criticó al hombre herido por tomarse 44 días de baja por unas lesiones que desaparecieron en una semana.
El Debate sobre la Legitimidad del Uso de la Fuerza
Este incidente pone sobre la mesa el debate sobre la legitimidad del uso de la fuerza por parte de los agentes de la autoridad. La sentencia reconoce que el guardia se extralimitó, pero también critica la actitud del detenido. El equilibrio entre el ejercicio de la autoridad y el respeto a los derechos ciudadanos es delicado, y este caso ilustra la dificultad de encontrar el punto medio.
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