Alerta por reaparición de chicharrita en zonas endémicas
La chicharrita reaparece: medidas urgentes de control
La pesadilla de la chicharrita: un fantasma que persiste
El espectro de la chicharrita continúa rondando la mente de los productores. De ahí que el informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis se haya convertido en un elemento crucial para la toma de decisiones. El último estudio revela un inquietante aumento de la población de chicharritas en una región específica.
Esta zona endémica, que comprende el NOA y el NEA, es el epicentro de la plaga. En el resto de la zona cultivable, la presencia de chicharritas es casi inexistente. Ante esta mayor presencia de la plaga y el aumento de factores predisponentes en estas regiones, la red insta a implementar un manejo integrado de plagas.
El manejo integrado de plagas: una estrategia esencial
El manejo integrado de plagas (MIP) es un enfoque holístico que prioriza el uso de métodos no químicos para controlar las plagas, como el uso de cultivos resistentes, prácticas culturales y control biológico. Al integrar estos métodos, los productores pueden reducir significativamente el uso de insecticidas, lo que conlleva numerosos beneficios.
Los beneficios del MIP incluyen la reducción de los residuos de pesticidas en los alimentos y el medio ambiente, la preservación de las poblaciones de insectos benéficos y la disminución de la resistencia de las plagas a los insecticidas. Al adoptar un MIP, los productores no solo protegen sus cultivos, sino que también contribuyen a la sostenibilidad a largo plazo de sus sistemas de producción.
Medidas específicas de control para la chicharrita
Control químico
Cuando otros métodos de control fallan, el control químico puede ser necesario. Sin embargo, debe usarse como último recurso y solo cuando los umbrales de daño económico lo justifiquen.
Es fundamental seguir estrictamente las recomendaciones de la etiqueta, incluidas las dosis de aplicación, los intervalos de reaplicación y los tiempos de espera de la cosecha. El uso inadecuado de insecticidas puede provocar resistencia de las plagas, daños a los cultivos y contaminación ambiental.
CITA:
"El control químico debe utilizarse solo cuando sea absolutamente necesario y cuando los umbrales de daño económico lo justifiquen".
Control cultural
Las prácticas culturales pueden ayudar significativamente a reducir las poblaciones de chicharritas. Estas incluyen la eliminación de malezas, que albergan a la plaga, y la rotación de cultivos con especies no hospedantes.
El arado después de la cosecha puede enterrar los residuos del cultivo, donde hibernan las chicharritas. La siembra tardía también puede ayudar a evitar las poblaciones máximas de la plaga.
Control biológico
Los enemigos naturales, como las avispas parasitoides y las chinches depredadoras, pueden ayudar a controlar las poblaciones de chicharritas. Fomentar estos insectos beneficiosos a través de prácticas como el establecimiento de setos y la reducción del uso de insecticidas es crucial para un MIP eficaz.
El uso de hongos entomopatógenos, que infectan y matan a las chicharritas, también es una opción prometedora para el control biológico.
Cultivares resistentes
Los cultivares de maíz resistentes a la chicharrita pueden proporcionar un control efectivo. Estas variedades poseen características que dificultan la alimentación y la reproducción de la plaga.
Al plantar variedades resistentes, los productores pueden reducir la presión de la plaga y minimizar las pérdidas de rendimiento.
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