Dólar en Argentina: Banda cambiaria en riesgo, incertidumbre electoral y fuga de credibilidad
La reciente volatilidad en el mercado cambiario argentino, evidenciada en la primera rueda de la semana con subidas en el dólar oficial, mayorista, contado con liquidación, MEP y blue, revela una creciente tensión económica y política. La estrategia del Banco Central de la República Argentina (BCRA) para contener la escalada del tipo de cambio, basada en ventas en el Mercado Abierto Electrónico (MAE) y un delicado equilibrio de tasas de interés, intervención en futuros y reservas, se encuentra bajo escrutinio. La derrota oficialista en la Provincia de Buenos Aires ha intensificado la presión, alimentando expectativas devaluatorias y poniendo en duda la sostenibilidad de la banda cambiaria tras las elecciones de octubre. Este artículo analiza en profundidad la situación actual, las estrategias implementadas, los riesgos latentes y las posibles consecuencias para la economía argentina.
La Escalada Cambiaria y la Intervención del BCRA
El inicio de la semana se caracterizó por un aumento generalizado en las cotizaciones del dólar. El dólar oficial del Banco Nación ascendió quince pesos, alcanzando los $1480, mientras que en el mercado mayorista la divisa avanzó hasta los $1470. El segmento bursátil no se quedó atrás, con el contado con liquidación subiendo 0,1% hasta los $1480 y el MEP trepando 0,3% hasta los $1473. Sorprendentemente, el dólar blue, a pesar de ganar veinte pesos y cotizar a $1445, se mantuvo como la opción más económica en la plaza cambiaria. Esta dinámica refleja una compleja interacción de factores, incluyendo la demanda de cobertura cambiaria, la incertidumbre política y la pérdida de confianza en el esquema cambiario vigente.
Ante esta situación, el BCRA recurrió a su estrategia habitual de intervención en el Mercado Abierto Electrónico (MAE), vendiendo divisas para contener la escalada del tipo de cambio. Esta acción, aunque efectiva a corto plazo, depende críticamente de la disponibilidad de reservas líquidas. El "poder de fuego" del Central actúa como un último sostén para la banda cambiaria, pero su capacidad para mantener la defensa es limitada. La presión del mercado, si persiste, podría forzar una corrección anticipada, desestabilizando aún más el panorama económico.
La Pérdida de Credibilidad de la Banda Cambiaria
El mercado ha comenzado a descontar la dificultad de sostener la banda cambiaria después de las elecciones de octubre. La estrategia oficial de utilizarla como ancla para moderar la inflación ha perdido credibilidad, y las expectativas devaluatorias se han intensificado. Esta percepción negativa se ve exacerbada por la creciente demanda de cobertura cambiaria, impulsada por la incertidumbre política y la posibilidad de un cambio de gobierno. A medida que se acerca la fecha de los comicios, la presión sobre el tipo de cambio oficial aumenta, encareciendo la defensa del esquema.
El esquema actual se basa en un delicado equilibrio: tasas de interés reducidas para aliviar el costo financiero, ventas puntuales de divisas y una fuerte intervención en los mercados de futuros. Sin embargo, estas maniobras no han logrado revertir la percepción de fragilidad. Cada nueva rueda exige un mayor esfuerzo para mantener el dólar contenido, mientras el margen político y económico se acorta. La situación se complica aún más con el aumento del riesgo país, superando los 1.100 puntos básicos, y el desplome de los activos financieros locales, reflejando un cambio abrupto en las expectativas del mercado.
El Impacto de la Derrota en Buenos Aires y el Giro Estratégico
La derrota del oficialismo en la Provincia de Buenos Aires marcó un punto de inflexión en la estrategia económica. Frente a la creciente presión cambiaria, Hacienda recurrió a ventas directas utilizando depósitos del Tesoro, mientras el BCRA absorbía pesos a tasas decrecientes para liberar espacio en el mercado de deuda y evitar una suba del riesgo financiero. Esta maniobra tuvo un impacto inmediato y negativo en los mercados financieros: el S&P Merval cayó un 16% en dólares, los bonos soberanos se hundieron en promedio un 9% y el riesgo país escaló a niveles superiores a los 1.100 puntos básicos.
Este cambio estratégico indica un abandono de la política de tasas reales elevadas y dólar estable, en favor de un esquema de tasas más bajas con un tipo de cambio más alto, buscando aliviar la carga financiera sin agotar las reservas antes de los comicios. Sin embargo, este giro fue interpretado por el mercado como una confirmación del agotamiento del esquema anterior, intensificando las expectativas de una devaluación post-electoral. La situación se describe como una "camisa de siete varas", donde mantener la banda permite ganar tiempo, pero cada día que pasa aumenta la probabilidad de un quiebre forzado por el mercado.
La Estrategia de Contención y sus Costos
En las semanas previas a los comicios, el Gobierno priorizó la contención del dólar como principal activo de campaña, incluso a costa de una actividad económica debilitada. Para lograrlo, evitó comprar divisas en el mercado oficial, realizó ventas indirectas a través de organismos públicos y alentó el carry trade con tasas altas y una marcada intervención en los futuros. Gracias a estas maniobras, la inflación se mantuvo por debajo del 2% mensual por cuarto mes consecutivo, pese a una suba promedio del dólar del 4,6%.
Sin embargo, el costo de esta estrategia comenzó a hacerse visible: en julio la industria cayó por segundo mes consecutivo y el crédito comercial se desplomó, interrumpiendo nueve meses de crecimiento. Esta situación evidencia que la contención cambiaria, si bien logró controlar la inflación a corto plazo, tuvo un impacto negativo en la actividad económica, generando un desequilibrio que podría complicar la recuperación en el futuro. La falta de un colchón de reservas sólidas agrava la situación, alimentando la percepción de que la banda cambiaria quedó demasiado corta y que, una vez pasadas las elecciones, no resistirá la presión del mercado.
Reservas, Capacidad de Defensa y Riesgo de Quiebre
El Tesoro cuenta con alrededor de u$s 1.100 millones en depósitos, una cifra que coincide con los vencimientos que debe afrontar hasta octubre, lo que limita su capacidad de intervención en el mercado. En contraste, el BCRA dispone de más de u$s 15.000 millones de reservas internacionales líquidas, que funcionan como principal respaldo para frenar un eventual salto del dólar si el mercado intenta forzar el techo de la banda. Esta diferencia en la disponibilidad de recursos explica por qué el BCRA es el principal actor en la defensa del esquema cambiario.
El mercado parece confiar transitoriamente en la capacidad de defensa del BCRA, pero no descarta ponerla a prueba en las próximas semanas. Incluso una oferta puntual por u$s 100 millones en el techo de la banda alimentó sospechas de que el Central está dispuesto a utilizar sus reservas para mantener la estabilidad cambiaria. Sin embargo, la sostenibilidad de esta estrategia depende de la magnitud de la presión del mercado y de la capacidad del BCRA para generar confianza en el esquema cambiario. La falta de credibilidad y las expectativas devaluatorias podrían erosionar la efectividad de la intervención, acelerando el proceso de ajuste.
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