Langostino: Pesca en Crisis, Rentabilidad en Riesgo y Futuro Incierto
La temporada de pesca de langostino en aguas argentinas se encuentra en un punto de inflexión. Lejos de la dinámica habitual, la campaña actual se caracteriza por un inicio tardío, una restricción a la flota fresquera y una notable disminución en el volumen de capturas. Este escenario, más que una simple fluctuación cíclica, revela una profunda crisis de rentabilidad y un reordenamiento necesario en una actividad que se enfrenta a desafíos económicos y financieros sin precedentes. El futuro del negocio del langostino, y el sustento de las comunidades que dependen de él, penden de un hilo.
- Un Inicio Tardío y Restringido: El Nuevo Paradigma de la Pesca de Langostino
- El Contexto Financiero Adverso: Una Tormenta Perfecta para el Sector
- Retracción del Esfuerzo Pesquero: Un Muelle Silencioso
- La Composición de la Biomasa y el Desplazamiento del Langostino
- Caída Drástica en los Volúmenes de Captura: Una Comparación Elocuente
- El Langostino Pierde su Atractivo: Un Ajuste Profundo en la Industria
Un Inicio Tardío y Restringido: El Nuevo Paradigma de la Pesca de Langostino
Tradicionalmente, la temporada de langostino se iniciaba con un fervor competitivo, con una amplia participación de buques fresqueros y congeladores. Sin embargo, la campaña actual ha desafiado esta norma. El retraso en el inicio, forzado por las condiciones del mercado y la incertidumbre económica, ha limitado la actividad a una pequeña fracción de la flota, compuesta principalmente por buques fresqueros. La ausencia del "vértigo característico" que solía marcar esta etapa del calendario pesquero es un síntoma claro de la cautela que impera entre los armadores.
Esta restricción no es arbitraria. El precio ofrecido por las plantas procesadoras por el langostino en boca bodega – apenas 1,80 dólares por kilo – apenas cubre los costos operativos, y esto con importantes salvedades. La rentabilidad se ha erosionado hasta el punto de poner en riesgo la viabilidad económica de muchas empresas. La situación se complica aún más por la disparidad entre los diferentes modelos de actividad: los esquemas integrados, que abarcan la extracción, el procesamiento y la exportación, tienen una mayor capacidad para absorber las pérdidas, mientras que los operadores independientes se encuentran al borde del colapso.
El Contexto Financiero Adverso: Una Tormenta Perfecta para el Sector
Las causas de este freno en la actividad pesquera son multifactoriales, pero todas convergen en un contexto financiero adverso. Por un lado, las cámaras de frío del complejo industrial chubutense permanecen saturadas tras una zafra 2024/2025 excepcionalmente buena en aguas provinciales. Esta sobreoferta de langostino ha contribuido a la caída de los precios y a la dificultad de encontrar compradores. Por otro lado, persisten los efectos de un estrangulamiento financiero profundo que afecta a todo el sector.
Muchas plantas procesadoras aún no han cancelado los pagos correspondientes a las capturas desembarcadas durante la exigente temporada en Rawson. Este incumplimiento genera una desconfianza generalizada entre los armadores, quienes, ante la incertidumbre del cobro – tanto en tiempo como en forma – optan por reducir al mínimo su exposición. La situación se agrava aún más por el constante aumento de los costos operativos, como los gastos de muelle, descarga, alistamiento y transporte en Puerto Madryn y Camarones.
Retracción del Esfuerzo Pesquero: Un Muelle Silencioso
Como consecuencia de estos factores, el esfuerzo pesquero ha experimentado una retracción visible. Apenas una docena de buques fresqueros y un único congelador operan sobre la única subárea 12 habilitada, abierta el pasado 9 de julio. La escena en el muelle de Mar del Plata es elocuente: ausencia de movimiento, falta de urgencia, y la desaparición de la presión casi compulsiva por salir a pescar que caracterizaba las campañas anteriores.
Esta situación contrasta con la disponibilidad del recurso. La biomasa de langostino se presenta concentrada, con tallas comerciales adecuadas, y desde el punto de vista biológico y operativo, la pesca resulta viable. Sin embargo, la falta de incentivos económicos y la incertidumbre financiera han paralizado la actividad. Algunos fresqueros marplatenses, entre los más activos de la zona, han optado por realizar sus descargas en el puerto de origen, en una reconfiguración logística que busca reducir costos y asegurar el cobro efectivo de lo capturado.
La Composición de la Biomasa y el Desplazamiento del Langostino
Desde una perspectiva estrictamente biológica, las concentraciones actuales de langostino en la Zona de Pesca Jurídica Marítima (ZVPJM) presentan una composición mayoritaria de tallas L2, seguidas de L1 y L3. La ausencia virtual de fauna acompañante favorece la selectividad de la pesca, lo que significa que se pueden capturar langostinos de tamaño comercial sin afectar a otras especies.
Los núcleos de biomasa se localizan al este de la Subárea 12, con un desplazamiento sostenido hacia el noreste, a una latitud ligeramente más alejada de la costa en comparación con el mismo período del año anterior. Este desplazamiento podría estar relacionado con cambios en las condiciones oceanográficas, como la temperatura del agua y las corrientes marinas. Sin embargo, a pesar de la buena disponibilidad del recurso, el contraste en términos productivos es abrumador.
Caída Drástica en los Volúmenes de Captura: Una Comparación Elocuente
Al observar la evolución interanual de los volúmenes descargados, la caída es tan marcada como elocuente. Mientras que en la misma etapa de 2024 las descargas acumulaban un total de 125.587 toneladas, el registro correspondiente a 2025, hasta el momento, se limita a 33.997 toneladas. Esta disminución representa una caída de más del 72%, lo que evidencia la gravedad de la situación.
De este volumen reducido, 27.923 toneladas provienen exclusivamente de la flota costera que operó en aguas bajo jurisdicción de la provincia de Chubut durante la temporada de Rawson. Esto deja en evidencia la notoria retracción de capturas en el ámbito nacional, producto de las pujas sectoriales, la inactividad de la flota congeladora (que no ha zarpado con destino a la pesca de langostino desde el 19 de septiembre de 2024) y las complejidades económicas que desalientan un mayor esfuerzo pesquero.
El Langostino Pierde su Atractivo: Un Ajuste Profundo en la Industria
Lo que emerge con claridad es un fenómeno de mayor escala: la pesca de langostino ya no representa aquella promesa de rentabilidad extraordinaria que solía eclipsar al resto de las especies. La actividad atraviesa una etapa de ajuste profundo, donde cada eslabón de la cadena procura resguardar márgenes mínimos en un entramado de alta vulnerabilidad financiera.
Aunque aún se la percibe como una alternativa algo más ventajosa frente a la depreciada merluza, esa diferencia se ha estrechado visiblemente. Y por eso, también, la ralentización de las operaciones y la caída en la intención de pesca. En este contexto, ya no se trata simplemente de salir a capturar. Se trata, ante todo, de garantizar que el trabajo tenga una contraprestación real y pueda cobrarse.
En un sector donde los cheques sin fondo han dejado de ser una rareza para convertirse en una amenaza permanente – y en muchos casos, concreta – basta un solo impago para provocar un golpe económico de consecuencias difícilmente reversibles. Frente a ese riesgo, la cautela ha dejado de ser una opción: se ha transformado en la única estrategia razonable.
Fuente: https://pescare.com.ar/temporada-de-langostino-inusual-en-tiempos-de-repliegue-y-cautela/
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