Mercurio esconde una capa de diamantes de 15 kilómetros de espesor
El descubrimiento de una capa de diamantes de 15 kilómetros de espesor bajo la superficie de Mercurio ha revolucionado nuestra comprensión de este enigmático planeta. Esta revelación inesperada ha desenterrado un secreto oculto que desafía nuestras suposiciones anteriores sobre la naturaleza de Mercurio.
La oscuridad reveladora de Mercurio
La superficie de Mercurio presenta una peculiar oscuridad que ha desconcertado a los científicos durante años. Los datos espectrales de la sonda espacial MESSENGER, que orbitó Mercurio de 2011 a 2015, han revelado la presencia generalizada de grafito en la superficie del planeta. Este descubrimiento sugiere que en el pasado de Mercurio existió un océano de magma rico en carbono que se cristalizó, dejando atrás manchas de grafito.
Indicios de un manto de diamantes
El análisis continuo de los datos recopilados por MESSENGER ha proporcionado pistas tentadoras sobre la posible existencia de una capa de diamantes bajo la superficie de Mercurio. Los científicos han calculado que, dadas las presiones y temperaturas extremas que existen en el límite entre el manto y el núcleo del planeta, es probable que el portador de carbono que se forma en esta interfaz sea el diamante, no el grafito.
Replicando las condiciones extremas de Mercurio
Para confirmar su hipótesis, los investigadores utilizaron una prensa de gran volumen para replicar las intensas presiones y temperaturas que existen en el manto de Mercurio. Aplicaron una presión superior a 7 gigapascales a un silicato sintético que sirve como sustituto del material del manto de Mercurio, sometiéndolo a temperaturas de hasta 2177° C. Estos experimentos simularon las condiciones en las que se cree que se formó el diamante en Mercurio.
Dos posibles mecanismos de formación
Los científicos proponen dos posibles mecanismos para la formación de un manto de diamantes en Mercurio. En primer lugar, la cristalización del océano de magma pudo haber dado lugar a una fina capa de diamantes en la interfaz entre el núcleo y el manto. En segundo lugar, y más significativamente, la cristalización del núcleo metálico de Mercurio pudo haber conducido a la formación de diamantes.
La cristalización del núcleo metálico
Antes de la cristalización, el núcleo líquido de Mercurio contenía una cierta cantidad de carbono. A medida que el núcleo se cristalizaba, el carbono se concentraba en la masa fundida residual. Eventualmente, se alcanzó un punto de saturación en el que la masa fundida no podía disolver más carbono, lo que provocó la formación de diamantes.
Implicaciones para nuestra comprensión de Mercurio
El descubrimiento de una capa de diamantes en Mercurio no sólo desvela un nuevo secreto del planeta, sino que también amplía nuestra comprensión de la formación y evolución de los planetas rocosos. Sugiere que los procesos de diferenciación planetaria pueden ser más complejos y diversos de lo que se creía anteriormente. Además, este hallazgo plantea nuevas preguntas sobre la distribución y abundancia de los diamantes en el Sistema Solar y más allá.
Información adicional
La sonda espacial MESSENGER, lanzada en 2004, fue la primera misión dedicada a estudiar Mercurio. Orbitó el planeta durante cuatro años, cartografiando su superficie, recopilando datos espectrales y analizando su campo magnético y composición.
NASA
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